No por sabida es menos impactante.
El mérito de Bayona y del equipo que hace la película es doble:
Por un lado, la parte técnica es irreprochable. Por otro, la artística es difícilmente superable.
En la primera quiero resaltar el trabajo de Marc Orts. ¡Es tan difícil que en una película de estas características se oiga y entienda a los personajes de manera tan nítida! Se agradece y mucho, porque la "naturalidad" en ciertas cintas consiste en susurros ininteligibles, y se pierde lógicamente el meollo de lo que está ocurriendo.
La escena del accidente es de agarrarse a la butaca y no soltarse, literalmente.
En la segunda, la emotividad es indudable, conmueven sus gestos, la impotencia de verse en un mar blanco incapaz de distinguirse nada en èl.
Por otro lado, dentro del dramatismo, la historia no pierde su espontaneidad y es creíble tanto en las bromas y en los ánimos como en la desesperación.
Es en ese momento cuando el capitán del equipo, Marcelo Pérez, en plena desesperanza porque la búsqueda se da por finalizada, se rinde: hagan lo que tengan que hacer...
El director no ahorra sufrimiento, pero tampoco lo exagera inútilmente.
El final de la historia todos la conocen, y quien no, poco interés tiene por la misma.
Aquí no hay más spoiler que lo que la aplicación sea capaz de ver.
Los actores, magníficos . Ni sobreactuados ni esquemáticos. Más que actuar sienten lo que la ocasión exige, lo que su corazón les indica. No ser megaestrellas ayuda a su credibilidad. Muy bien escogidos y muy convincentes su necesidad de expresar y su obligación de contenerse.
Bayona ha sabido extractar el jugo de la historia sin aumentar ni escamotear sentimientos que estarán a flor de piel si el espectador no es un argonauta ajeno al devenir de esta.
Emotiva, conmovedora y cierta. No es una historia que el mundo pueda olvidar.