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Voto de Tirando_a_dar :
2
Terror. Intriga Tras ser cómplices de una broma de disfraces que acaba en un accidente mortal y un pacto de silencio, un grupo de jóvenes se verá amenazado por un escritor anónimo que quiere revelar su oscuro secreto. Su acosador amenaza con publicar en las redes sociales una sangrienta novela de terror basada en ellos. En cada capítulo morirá uno de ellos. Mientras desconfían unos de otros, el grupo iniciará una lucha por la supervivencia en medio del ... [+]
9 de septiembre de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Recordáis un anuncio de una marca de articulos de lujo en el que salían María Forqué, Martín Rivas (sí, el hijo del egregio literato gallego, faro, luz y guía de la lucha anti-capitalista) o Sita Abellán entre otras joyas del oficio…? Qué papelazo hubieran podido hacer todos ellos en “El club de los lectores criminales”. Lo pensaba mientras veía a los protagonistas aparecer en pantalla con su nombre escrito con grandes letras de neón. PACO. Y el tal Paco bajándose de la moto de un salto, echándose la chupa de cuero al hombro y mirando a la cámara con una sonrisilla a medio camino entre lo chulesco y lo desagradable. ¡Por los clavos de Jesucristo García! ¡Qué talento para abordar la psicología del personaje! ¡Puro método Stanislavski! ¿De verdad? No, joder. Estaba de coña. A estos incapaces parece que los hayan sacado del cubo de la basura de “Élite” ( y teniendo en cuenta los finos exégetas que se mueven por esos ambientes tan promiscuos, ya os podéis imaginar a qué altura está el nivel interpretativo). Aquí van de aspirantes a escritores y, aunque parezca que tienen aún a medias la lectura de “Teo y la bolsa de colostomía del abuelo”, utilizan (mal) una serie de expresiones latinas para intentar colárnoslos como amantes de los clásicos. El problema de base es intentar mezclar el rollito poligonero de toda la vida (a lo Rosalía, para entendernos) con Tosca de Puccini y alguna referencia cultural que vaya más allá de la segunda parte de “Historias del Kronen” y lo último de Tarantino. La tragedia se desata cuando un profesor de esta escuela genios (imparte la popular asignatura “Vivir de tus padres hasta que se cansen del rollito que te traes con la cocaína y todo lo demás… y acabes inyectándote matarratas en vena y comiendo lo que encuentres en los contenedores de la basura - 1” ) le hace una cochinada a lo Harvey Weinstein a una del grupo de admiradores del parche pirata de Ray Loriga. En lugar de acudir al la policía, se les da por disfrazarse de la mascota de las patatas Pringles y darle un susto. El profesor acaba haciendo de pinchito moruno en la adarga antigua de don Quijote, la policía dice que fue un suicidio y lo sustituyen al cabo de un rato por el fantasma de Almudena Grandes. No obstante, como si esto fuera una versión chusca de “Sé lo que hicisteis el último verano”, un despiadado asesino conoce la verdad y empieza a cepillárselos a todos con el piolet de Troski (un bonito guiño a los comisarios políticos del Ministerio de inCultura). Antes de cada nuevo asesinato, el psicópata (que también va disfrazado de paquete de patatas) publica una especie de versión novelada del crimen que se dispone a perpetrar… Las estancias de la universidad, colegio mayor, lo que sea… están decoradas en su mayor parte (decid algo, a ver si lo adivináis…), en efecto, ¡con neones! ¿Libros? Ninguno (o muy pocos). Aunque, a decir, tampoco es que veamos a nadie leyendo nada (a efectos prácticos. la película podía haberse llamado “El club de los pajilleros ornamentales” y no hubiera cambiado gran cosa) ¿Sexo? Escaso y algo tontorrón… Nuestros héroes (perfectamente intercambiables y, en consecuencia, incapaces de generar ninguna empatía) se pasan la mayor parte del tiempo discutiendo entre ellos a gritos, enviándose mensajes de texto y palmándola como idiotas sobre una bolsita y media de kétchup. Las muertes podían haber tenido una pizca de gracia, pero no… La más original transcurre en un jardín botánico y acaba quedando triste y poco aprovechada. Otro ejemplo: la protagonista sufre una serie de visiones con el asesino que no significan nada ni tienen ningún peso específico en la trama. Sólo sirven para malgastar celuloide… La supuesta tensión argumental tiene la fuerza de una bombilla incandescente de 25w. ¿Esto se encuentra basado en una “novela” o sobre un par de líneas que alguien escribió en la puerta del inodoro mientras hacía de vientre?En resumen, Alex de la Iglesia parece Hitchcock, Wilder, Godard, Eisenstein, Murnau y el puto Segundo de Chomón… en comparación con semejante idiotez. Y encima, van y se marcan un final abierto… a modo de promesa de una segunda parte.
Tirando_a_dar
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