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Voto de Adrianosonn:
9
Bélico. Drama Año 1940, en plena 2ª Guerra Mundial. En las playas de Dunkerque, cientos de miles de soldados de las tropas británicas y francesas se encuentran rodeados por el avance del ejército alemán, que ha invadido Francia. Atrapados en la playa, con el mar cortándoles el paso, las tropas se enfrentan a una situación angustiosa que empeora a medida que el enemigo se acerca. (FILMAFFINITY)
3 de agosto de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Realmente impresiona. Impresiona por su sencillez, por su cine y por su pureza.

Dunkirk no es una película. Dunkirk es cine. Con estilo y pretensiones originales.

Dunkirk no se entiende sin La llegada de un tren a la estación de los Lumière, sin Viaje a la Luna de Méliès. Dunkirk no se entiende sin el cine mudo. No se entiende sin el cine sonoro. Tampoco sin Hitchcock ni Netflix.

Dunkirk hace que tú, el espectador, pese a estar delante de una pantalla, sientas que estás allí, que los aviones se dirigen a ti y quién se ahoga eres tú. Es ante todo una experiencia inmersiva.

No es algo muy común en el cine actual. Debido sobre todo al exceso de oferta y a la mala calidad de ésta, el cine dejó de ser fábrica de sueños y puerta a otros mundos para convertirse en un producto prácticamente banal sin ninguna capacidad de abstracción ni experiencia. El film de Nolán es justo lo contrario y para ello se aprovecha de recursos antiguos, muy ingeniosos en su época, que sacaban todo el partido al cambio de tecnologías y que hoy en día se encuentran en desuso.

La experiencia cinematográfica se vería manifiestamente suavizada de no ser por la aplicación de silencios, sonidos y la relación entre estos y la imagen. El cine radica en lo último, y no se hizo cine más interesante que en los 30, cuando los cineastas sacaron todo su ingenio a relucir con la llegada del cine sonoro.

Aún acomodados en el cine mudo sabían sacar máximo partido a la expresividad de los silencios y, a la vez, exploraron, investigaron y experimentaron con la presencia de sonido en pantalla, con la disposición de focos de sonido y si estos correspondía con lo que se veía o, si por el contrario, no, de forma que la imagen pasaba a un segundo plano, siendo el sonido o su ausencia la que cobrase tal protagonismo que diera lugar a escenas excelsas de gran carga emotiva.

De esto se aprovechan Nolan y el extraordinario Hans Zimmer. En una escena muy particular, los soldados esperan en el espigón a poder entrar en el barco que les lleve de vuelta a casa. El director aprovecha para ofrecernos una imagen de los cascos mientras el sonido de los aviones se aproxima. Justo en ese momento uno de los soldados levanta la cabeza y mira al cielo pero el plano sigue intacto. No hay primer plano. No hay plano subjetivo. No vemos los aviones pero sabemos que están. El sonido no se corresponde con la visual, lo que hace que cobre una potencia increíble y cause en quien lo visualice una sensación de expectación, la misma que nos muestra la cara del soldado que mira al cielo. Nolan nos obliga a temer a lo que escuchamos y no a lo que vemos.

Es la búsqueda de los sentidos, el objetivo claro en la cinematografía del inglés. Su estilo se nota cambiado, maduro. No existen en Dunkirk artificios visuales, guiones extensos y con giros complicados. Predomina la sencillez narrativa y la limpieza visual. Cine puro. La lírica, metáforas y referencias están muy bien llevadas. Es una película muy fina en todos los apartados.

Trata la guerra como lo que es para quienes la combaten: una sucesión continua de agonía y suspense. Por ello juega muy bien con el ritmo, la ausencia, presencia y duración de diálogos, adecua la duración de la película al umbral de atención del espectador medio y utiliza una excelsa fotografía de amplios planos con tonos fríos y tono catastrófista. El montaje es perfecto, destacando las escenas aéreas. También gestiona muy bien el orden narrativo, condenando el tríptico a confluir en un final liberador y poético. ¿Épico? No. No hay gesta. No hay victoria. No hay enemigo. No vemos ningún rostro, color o símbolo nazi, directamente no aparecen como tal. El antagonista es el reloj que constantemente evidencia su presencia mediante el secundero de la banda sonora. No es la batalla de los ingleses contra los alemanes, sino contra ellos mismos: es una carrera contrarreloj. Te da igual que quien sucumba al paso de las horas, te da igual quien muera mientras seas tú quien sobreviva, por eso no nos encariñamos con ningún personaje en especial. Es una batalla por la supervivencia. Es la guerra.

Dunkirk es la respuesta de Christopher Nolan a Netflix. Es su particular manifiesto del cine, de la experiencia cinematográfica, el estandarte de la calidad visual y sonora frente a la cantidad. Quién la vea en el cine lo entenderá perfectamente. No se han hecho muchas como Dunkirk. Pese a no ser profunda, quedé inmerso en la costa francesa. 10/10 como experiencia en el cine. 7/10 como película.

https://jovenycinefilo.wordpress.com
Adrianosonn
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