Una película menor, sin pretensiones, que trata el recurrido tema de la adolescencia de manera un tanto cruel. La película mantiene el interés durante todo el metraje, y a pesar de que que su tono es bastante amargo las carcajadas están aseguradas.
Los actores jóvenes están estupendos (Biel Durán borda su papel) pero sobre todo destacar las interpretaciones de Maria Galiano y Quique San Francisco, este último dando vida a un amargado profesor que le viene como anillo al dedo.
En definitiva, una buena película que os transportará (si no quedan muy lejanos) a vuestros años de instituto, aquellos donde nadie os comprendía. Recomendable.