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España España · . ¯\_(ツ)_/¯ .
Voto de Jose_Lopez_5:
6
Drama El periodista Lloyd Vogel recibe a regañadientes el encargo de la revista para la que escribe de indagar en la figura del legendario Fred Rogers, una estrella del entretenimiento infantil durante varias generaciones. La empatía, amabilidad y decencia de Fred desarman a Vogel y le obligan a examinar su propia vida. (FILMAFFINITY)

23 de agosto de 2020
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La trayectoria de Tom Hanks es de elogio. De comedias bobaliconas ochenteras, a dos pepinazos dramáticos en la primera mitad de los 90, "Philadelphia" (1993) y "Forrest Gump" (1994), respectivamente. Pasó de hacer reír, a cogerle el gustillo a las nominaciones y premios mientras te dejaba el cuerpo revuelto. A partir de ahí, cohete multifase derechito a una órbita geoestacionaria de la que no parece moverse.

Hanks, además, ha logrado convertise en el modelo perfecto de hombre estadounidense (y casi diría que planetario), como antes lo fueran Gregory Peck, Gary Cooper o incluso Cary Grant (este último ocultando su plumífera vida privada, claro). Es, y plagio aquí una frase más que manida, el padre que todos quisiéramos haber tenido, el novio que cualquier madre hubiera anhelado para su hija y el vecino que todos desearíamos en la puerta de al lado. La encarnación de la bondad, del autocontrol, del optimismo y del rechazo a los extremismos.

Como semejantes ejemplos casi nunca son verdad, habría que preguntarse cuánto hay de personaje y cuanto de persona en esa imagen que Hanks lleva tantos años cultivando con sumo cuidado. Me atrevería a decir que, el día de su muerte, será el pistoletazo de salida para la exhibición de asuntos turbios sobre su persona. Porque, oye, cualquiera diría que este hombre ni folla, ni bebe, ni fuma, ni grita, ni trasnocha ni na de na. Si lo de este pichón es cierto, ya están tardando en iniciar su beatificación con la santidad como meta.

"Un amigo extraordinario", traducción libre que debemos agradecer a los de siempre, es el título usado en España para "A Beautiful Day in the Neighborhood", la marginal historia de Fred Rogers, un presentador de televisión de programas infantiles que logró mantenerse en la parrilla estadounidense, durante más de treinta años, con su programa "Mister Rogers' Neighborhood"; un producto parecido a "Barrio Sésamo", aunque más focalizado en su presentador, en donde se abordaban cuestiones dispares con un tono pausado y reflexivo. Un hecho que choca con lo acelerados que son los programas infantiles actuales, los cuales bombardean a los niños con una explosión de sensaciones (véase spoiler 1).

Si alguien se pregunta si en España tuvimos algo análogo, lamento decir que no. Hubo experimentos más o menos exitosos desde los 60, pero ninguno tuvo el impacto ni la duración del programa de Fred.

La historia, en realidad, no es tanto sobre Rogers y su programa, aun cuando ambos interpretan su papel en la película, sino sobre Rogers y un periodista amargado acostumbrado a poner a tirar de la burra a todo aquel al que entrevista, y al que le endilgan elaborar un perfil sobre el buenazo de Fred. Fruto de ese trabajo surge una relación que tendrá un profundo impacto en el juntaletras, hasta el punto de aplacar sus demonios y convertirse en mejor persona consigo mismo y con quienes le rodean (véase spoiler 2).

Honestamente, a mí me cuesta creerme la historia. Primero, porque es demasiado idílica, casi de cuento infantil. Segundo, porque el nivel de perfección personal exhibido por Fred alcanza cotas tan excesivas que orillan lo inverosímil. Tercero porque la influencia que el presentador ejerce sobre el periodista está llevada con prisas, por lo que no se llega a apreciar bien cómo las ideas del primero calan en el segundo. Si acaso, hay unas pocas escenas en las que se producen cambios algo bruscos. Y cuarto, porque hay un tono demasiado edulcolorado e irreal que chirría. O lo mismo fue así como ocurrió. No lo sé. Sea como fuere, la película tiene varios puntos a su favor.

Podemos empezar por el uso moderado de la música para jugar con los sentimientos de los espectadores. Las malas películas tiran de las melodías para hacer trampa. Las buenas se la juegan con los diálogos y los primerísimos planos, silenciando las partituras en los momentos íntimos. Y aquí hay más de lo segundo. Y funciona. Ole sus cojones, rubios y pelones.

También está la mezcla de realidad y ficción, que es de lo más curiosa. No creo que sea totalmente original, porque me parece haber visto algo parecido en el pasado, pero funciona bien, aunque en ocasiones llegue a ser un poco grimosa.

Luego, la película engancha. Sí señor, mantiene la suspensión de la incredulidad, aun cuando tensa las cuerdas que la sostienen. Y lo logra sin explosiones, sin CGI, sin superhéroes ni gore. Es una lección de cine potable. Marielle Heller ha tenido el coño bien puesto y lo ha sabido hacer. Asimismo, tampoco sería justo olvidar la reproducción que hacen del programa original, asombrosamente fidedigna (véase spoiler 3).

Y para acabar, y aunque esto es parte de la caracterización, me ha permitido comprobar lo viejo que está Hanks. No es que no lo supiera, pero siempre hay alguna película en la que, de repente, tomamos conciencia de cómo han pasado los años por un actor. Y aunque aquí hay mucho maquillaje, es innegable que ya se le notan los años.

En resumen, buena película, aunque se echa en falta saber mucho más del personaje de Fred Rogers y menos del periodista quien, en puridad, es quien menos importa (véase spoiler 4). Puede parecer diabética por su tono, pero no lo es. Ahora la inevitable pregunta. ¿Por qué en España no se pueden rodar trabajos así? Porque aquí parece que lo único que triunfa es el humor de brocha gorda de Santiago Segura. ¿No tenemos guionistas, ni directores ni actores capaces de hacer algo así? A la vista de lo que hay, la respuesta es un rotundo "no".

Ideas a toro pasado (véase spoiler 5).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jose_Lopez_5
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