Casposa y desastrosa adaptación basada en un cómic que narra las desventuras de Jonah Hex (Josh Brolin), un tipo que se convierte en cazarrecompensas al margen de la ley tras el brutal asesinato de su familia y ser dado por muerto.

Mezcla de cine fantástico y western, Jonah Hex es un trabajo que no contentará ni a los fans de la obra original ni a los amantes de las películas de acción y aventuras. Y es que las actuaciones son horribles (intérpretes como Wes Bentley o Aidan Quinn están desaprovechados, mientras que otros, véase el caso de John Malkovich, sobreactúan en demasía), la narración farragosa (¿por qué da la sensación de que es más interesante lo que ocurre fuera de pantalla que lo que nos muestra el director?) y, lo que es peor, la película (a pesar de durar, títulos de crédito aparte, poco más de una hora) se hace pesadísima.

Si lo que tenían planeado era crear una nueva franquicia han errado el tiro completamente. No sólo su calidad es ínfima, sino que también se dio un buen batacazo en la taquilla americana, tan grande que aquí ni siquiera se llegó a estrenar en salas comerciales.