Basada en un relato de John W. Campbell Jr. que ya dio pie a otra película titulada El enigma de otro mundo (The Thing from Another World), la película de Carpenter guarda ciertas similitudes con otra producción de terror rodada unos pocos años antes: Alien, el octavo pasajero (Alien). Es más, si tomamos como base la película dirigida por Ridley Scott y cambiamos la nave en la que se centra la acción por una base norteamericana en la Antártida, tendríamos como resultado la película que nos ocupa. Si bien, lo cierto es que cuenta con las suficientes cualidades como para soportar esa y otras comparaciones.

La historia está protagonizada por los integrantes de la base antes mencionada, de entre los que sobresale el rudo piloto MacReady (Kurt Russell). Pronto la tranquilidad del lugar se verá interrumpida por el espeluznante descubrimiento realizado por otra expedición: un terrible ser capaz de crear el caos y acabar con todo ser vivo. MacReady y el resto de sus compañeros deberán luchar contra dicho ser y contra sus propios miedos si quieren sobrevivir.

La película está considerada como uno de los mejores trabajos de Carpenter, maestro del terror que ya había destacado con otras producciones adscritas al género de terror, como por ejemplo La noche de Halloween (Halloween). Entre los grandes logros del director destacan la terrorífica atmósfera creada y su inteligencia a la hora de dosificar los sustos y truculencias, consiguiendo con ello que la tensión no decaiga en ningún momento. A ello habría que añadir la solvencia de sus intérpretes y unos efectos especiales tremendamente impactantes (véase la primera aparición de la criatura). En definitiva, una buena película cuyas virtudes se han mantenido intactas a pesar del paso del tiempo.