Más allá de la temática (muy interesante e infrecuente en el cine español), composición de los personajes (se advierte cierta irregularidad en el trazo de algunos secundarios, no así otros que están magníficos), la película es estimulante en su propuesta visual (esa fotografía gélida, casi documental con esbozos oníricos-deslumbrante secuencia de apertura con los caballos inertes aprisionados en el hielo como la propia División varada entre la crueldad de unos, la ferocidad de los otros y la deriva inasible de los propios-); en su propuesta escénica (los escenarios son correctos y el atrezzo en la mayoria de los casos está bastante ajustado a la realidad) y en su propio contenido dramático (la trama no sólo es fluida sino que integra con habilidad las dudas que asaltan a los personajes y al propio espectador).

Por supuesto, toda historia es mejorable, pero acostumbrados al tratamiento maniqueo habitual de este tema, la película es un intento más que competente de thriller bélico realista.