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España España · Somewhere Far Beyond
Voto de Richy:
7
Terror. Thriller. Intriga Tom Witzky (Kevin Bacon) es un hombre normal que vive con su mujer (Kathryn Erbe) y su hijo de 7 años. A pesar de su escepticismo respecto a los fenómenos paranormales, accede a ser hipnotizado durante una fiesta en casa de unos vecinos. A partir de ese momento su vida se ve perturbada por extrañas voces y visiones inexplicables que parecen fragmentos de un rompecabezas que podrían servir para resolver un crimen. (FILMAFFINITY)
3 de octubre de 2013
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Entretenido y muy conseguido thriller de tintes paranormales en el que el irregular Kevin Bacon hace uno de sus más notables papeles en su dilatada carrera cinematográfica.

En “El último escalón” se narra una historia con elementos poco novedosos, ya conocidos por los seguidores del subgénero de casas encantadas y fantasmas. Tom (Kevin Bacon), un padre de familia que vive una vida normal junto con su esposa Maggie (Kathryn Erbe) y su hijo pequeño, se presta a ser hipnotizado durante una fiesta en casa de unos amigos de la familia. A partir de ese momento descubrirá que tiene una especial sensibilidad con su entorno, y unas inquietantes imágenes se suceden en su cabeza de forma enfermiza. Pronto descubrirá que esas visiones son en realidad una especie de mensaje de socorro del más allá, para resolver un misterio que sigue sin ser desvelado.

La cinta de Koepp recoge muchas concepciones convencionales de los filmes de terror psicológico, y se acerca al terreno del thriller policial de forma bastante acertada. El desarrollo de la trama engancha, y su interés va in crescendo conforme avanza la película, elevando su media hacia el final. Vemos la progresión de un hombre que se va volviendo loco por momentos, afectando a su vida personal de forma alarmante, recordando en cierta forma al pobre Richard Dreyfuss de “Encuentros en la tercera fase” (1977). Kevin Bacon, en este sentido, hace un buen papel, cambiando de forma creíble su estado de cordura inicial por la desesperación obsesiva del final: arrolladora la escena de la casa de la familia, destrozada por su locura.

Kathryn Erbe realiza, como casi siempre sucede, el papel del equilibrio: es la única que tiene los pies sobre la tierra y la que sufre de veras, pues ve que el status quo de la familia está cambiando y es incapaz de entender el por qué. En el momento en que deja solo a su marido, se produce la ruptura entre la cohesión matrimonial y la realidad diaria. Mientras que ella se enfrenta a la crudeza de la muerte, él comulga con sus visiones y deja que éstas tomen las riendas.

A pesar de su concepción manifiestamente comercial, el filme de Koepp es una pequeña joya dentro del subgénero del terror paranormal, en tanto en cuanto ofrece al espectador un desarrollo lo suficientemente inquietante como para disfrutar de ella hasta el final. Sin sustos, pero con efectividad.
Richy
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