Película realizada a mayor gloria de la estrella de acción del momento (con perdón de Vin Diesel) y con cierto contenido que la hacen más interesante de lo que aparenta, es decir, de ser un mero espectáculo de hostiacas.

Aun así, el filme de Boaz Yakin no convence del todo y su guion, escrito por él mismo, no da para una historia memorable. De hecho, vi la película hace un par de semanas y me ha costado una barbaridad recordar de qué iba, lo que me lleva a considerar que mi cerebro ha optado por dejar hueco a historias que merezcan más la pena y a procesar el guion de ésta sólo en el momento de verla, justo lo necesario para disfrutarla y olvidarla.

“Safe” se enmarca en una trifulca entre bandas mafiosas internacionales, representadas por los rusos y los chinos, y la policía corrupta, cuyo centro de interés es una niña prodigio capaz de memorizar grandes cantidades de datos. Todos los bandos querrán sonsacarle a la pobre chinita un código secreto que le hizo memorizar su tío, jefe de una importante banda de las triadas, pero por suerte para ella se cruza con Luke (Jason Statham), que se encargará de protegerla y, de paso, darles una lección a todos los que la buscan. El espectáculo está servido, porque el tal Luke es un tipo duro, un expolicía de métodos poco ortodoxos pero con muchos recursos que dará buena cuenta de mafiosos y policías corruptos por igual.

Las escenas de acción son lo mejor de la película de Boaz Yakin, director neoyorkino de padres israelíes que tuvo meritorios comienzos dentro de la industria con su ópera prima “Fresh” (1994), y que ha ido decayendo el interés de sus propuestas con el tiempo. “Safe” es de lo más convencional de su hasta ahora corto bagaje cinematográfico, y está demasiado diseñado para la figura de Jason Statham como para sacarle alguna lectura distinta que no sea la de hacer pasar un buen rato al aficionado al cine de acción, y al del actor en particular.