Después de rodar la excelente Se7en, David Fincher vuelve a deleitarnos con otro thriller oscuro e inquietante. Si bien no iguala los niveles de tensión que alcanzó Se7en (insuperables), la atmósfera en "The Game" esta también bien cargada. Pero, lo que hace que esta cinta sea original es su peculiar e impredecible guión.

Amante de vueltas de tuerca y de finales impredecibles, Fincher sabe mantener al espectador inquieto y alerta en todo momento gracias a la historia y la atmósfera tétrica que la envuelve. Michael Douglas también ayuda con una interpretación poco menos que perfecta, en un papel que le viene como un guante. Ese creído y autosuficiente maestro de las finanzas recibe una buena lección de humildad gracias a un regalo muy especial por parte de su hermano, un Sean Penn en pleno auge interpretativo. Se trata, como bien dice el título, de un "juego" en el que Van Orton (Michael Douglas) no sabe nada más que está dentro de él. Y con él, el espectador va descubriendo al mismo tiempo los sucesos de ese "juego" por medio de un guión que hace imposible toda predicción de lo que va a pasar a continuación. Y mucho menos, de uno de los finales más inesperados y originales que he visto en una película.

Por ende, podemos decir que "The Game" no es una obra maestra, pero es una película a tener muy en cuenta dentro del género. Su estilo, el de un thriller comercial de alta calidad, destaca entre todos los filmes que pretenden serlo pero que se quedan muy lejos en el camino.

Para disfrutar de una buena película.