Empecemos por el final, una vez que la película se acaba y las luces se encienden, saber que lo que están contando en ella le ha pasado o le pasará a otros chicos y chicas me deja completamente impotente, descolocado y asqueado. Esa fue la sensación con la que salí del cine.
Ahora voy a la película. Tratar un tema como el que se cuenta en ella podría caer en el morbo más escabroso, sin embargo en manos del director es contada con total sutileza, aunque no por eso resulte menos dura. El primer encuentro entre la niña y su padre es, sin verse nada en absoluto, uno de los más fuertes que se han visto en el cine.
Los tres personajes principales están llenos de ambigüedades morales, como si no tomase partido por ninguno.
La hija (Michelle Jenner) tiene que soportar desde pequeña las vejaciones de su padre, sin embargo no se rebela, incluso en una escena se lo pide a su padre. La interpretación de Michelle Jenner es buenisima en esos matices, pasea su miedo y soledad por la ciudad pero sabe que tendrá que volver a casa. No daba un duro por ella cuando estaba en "Los hombres de Paco" y es una buena prueba de que actores jóvenes de tv pueden hacer buen cine, solo que les tienen que ofrecer buenos papeles y no chorradas para calentar a adolescentes salidos.
El padre (Lluís Homar), no se debería tratar con respeto a este, es un hombre que abusa de su propia hija, sin embargo él lo ve como algo normal, incluso es tratado como una persona enamorada lo que lo hace aún más aborrecible
Aunque la palma la lleva la madre, una excelente Belén Rueda, que no cree o no quiere creer lo que su hija le cuenta sobre su padre, ya sea por miedo o porque prefiere mirar hacia otro lado para que no se le caiga su sensacional mundo.
Sin embargo a la película le faltan detalles, está contada como a trozos y eso hace que muchas de las cosas me las tenga que suponer.