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Voto de MigueL:
7
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7,4
120.347
Ciencia ficción. Fantástico. Intriga
Año 2035. Tras la epidemia provocada por un virus asesino que ha matado a millones de personas, los supervivientes se refugian en comunidades subterráneas, húmedas y frías. El prisionero James Cole se ofrece como voluntario para viajar al pasado y conseguir una muestra del virus, gracias a la cual los científicos podrán elaborar un antídoto. Durante el viaje conoce a una bella psiquiatra y a Jeffrey Goines, un excepcional enfermo ... [+]
17 de septiembre de 2010
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Doce monos iba a suponer una nueva película para el creador de La vida de Bryan o Los caballeros de la mesa cuadrada. Y con nueva no solo me refiero a un celuloide más en su filmografía sino que este director iba a explorar un nuevo campo aunque no tan nuevo si nos damos cuenta de que con Los heroes del tiempo ya había surcado algo en este tipo de subgénero. Un subgénero que en tantas películas de este tipo hemos disfrutado, desde el endiablado de Schwarchenegger en la piel de un ciborg persiguiendo a Linda Hamilton y Michael Biehn hasta Doc y McFly en su coche de Regreso al futuro. Algunas nos sirven para mirar con añoranza al pasado a la misma vez que seguir disfrutando actualmente de ello.
La historia de Doce Monos iba a suponer un nuevo relance para cintas de esta singularidad en los años 90. Con un futuro devastado por un virus su trama coge una fuerza intrigante bestial si también se le añade el toque abstracto que aparece en el inicio del filme. Bruce Willis como protagonista nos embarca hacía lo que se convierte en una odisea algo perspicaz con unos aires de melodrama por muy mínimos que sean. A través de viajar en el tiempo para intentar recopilar información sobre la destrucción del mundo, encuentra varias peculiaridades a lo largo de sus viajes. Su objetivo principal es el de intentar comprender todo a la perfección sobre un tal grupo llamado "los 12 monos" para que después otros con mayor estatus en lo profesional se encarguen del problema.
Terry Gilliam a parte de dar en ciertos momentos una especie de punto melodramático (que mucho no le conviene a la película) en la relación de dos de sus protagonistas, también hace de Doce Monos un verdadero entretenimiento por las soberbias apariciones de Brad Pitt que interpretativamente está alucinante y también para no olvidar aparece el punto cómico que implantó en anteriores obras y acopla de nuevo en la presente cinta. Sin perder el rumbo en ningún instante y tampoco el ambiente futurista que le da, Gilliam ofrece lo necesario sin abusar y también esconde su baraja para después dar con la clave e ir encajando todo lo narrado anterior. En ese sentido fabuloso, incluso a modo de flashbacks sin dar demasiado detalle al respecto la película recoge ese aferramiento directo hacía el espectador para mantenerlo en su butaca o asiento durante dos horas. Otros aspectos en lo técnico como el montaje de los escenarios y la músicalidad del filme van perfectamente acompañados. El mensaje de la obra se entiende con claridad y eso gana enteros sin duda.
La historia de Doce Monos iba a suponer un nuevo relance para cintas de esta singularidad en los años 90. Con un futuro devastado por un virus su trama coge una fuerza intrigante bestial si también se le añade el toque abstracto que aparece en el inicio del filme. Bruce Willis como protagonista nos embarca hacía lo que se convierte en una odisea algo perspicaz con unos aires de melodrama por muy mínimos que sean. A través de viajar en el tiempo para intentar recopilar información sobre la destrucción del mundo, encuentra varias peculiaridades a lo largo de sus viajes. Su objetivo principal es el de intentar comprender todo a la perfección sobre un tal grupo llamado "los 12 monos" para que después otros con mayor estatus en lo profesional se encarguen del problema.
Terry Gilliam a parte de dar en ciertos momentos una especie de punto melodramático (que mucho no le conviene a la película) en la relación de dos de sus protagonistas, también hace de Doce Monos un verdadero entretenimiento por las soberbias apariciones de Brad Pitt que interpretativamente está alucinante y también para no olvidar aparece el punto cómico que implantó en anteriores obras y acopla de nuevo en la presente cinta. Sin perder el rumbo en ningún instante y tampoco el ambiente futurista que le da, Gilliam ofrece lo necesario sin abusar y también esconde su baraja para después dar con la clave e ir encajando todo lo narrado anterior. En ese sentido fabuloso, incluso a modo de flashbacks sin dar demasiado detalle al respecto la película recoge ese aferramiento directo hacía el espectador para mantenerlo en su butaca o asiento durante dos horas. Otros aspectos en lo técnico como el montaje de los escenarios y la músicalidad del filme van perfectamente acompañados. El mensaje de la obra se entiende con claridad y eso gana enteros sin duda.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Entre los actores todo es un baile de sincronización que sin querer o queriendo Brad Pitt se lleva lo mejor de la "piñata" para festejar posteriormente su nominación al Oscar por éste papel. Si ya en Entrevista con el Vampiro junto a Tom Cruise había perpetrado una interpretación para la historia del cine, aquí con su sobrada madurez y carisma nos regala de nuevo otra joya interpretativa. Cada vez que aparece, la obra de Terry Gilliam recupera la atencíón aunque sus diálogos sean los de una mente arrastrada por la locura. A Bruce Willis el guión le convencería los suficiente como para llegar no tanto hasta el punto de Pitt pero si hacer creíble su actuación como también lo hace Madeleine Stowe.
Estamos ante una de las cintas más exquisitas del cine contemporánero en cuanto al tema que quiere expresar, la calidad que muestran sus actores y lo reflexiva que acaba siendo. El partir con algo que no se ha exprimido tanto en el cine a esas alturas, además con una rutina de hechos paradójicos, hacen de Doce monos un resultante filme óptimo con sus enredos como es normal para tratarse de un metraje de dos horas, pero con un viaje en el que apetece volver acompañar a Willis en su línea temporal irreversible.
Estamos ante una de las cintas más exquisitas del cine contemporánero en cuanto al tema que quiere expresar, la calidad que muestran sus actores y lo reflexiva que acaba siendo. El partir con algo que no se ha exprimido tanto en el cine a esas alturas, además con una rutina de hechos paradójicos, hacen de Doce monos un resultante filme óptimo con sus enredos como es normal para tratarse de un metraje de dos horas, pero con un viaje en el que apetece volver acompañar a Willis en su línea temporal irreversible.