Randall Wallace se toma libertad y unas cuantas licencias para ofrecer su sencilla versión sobre la tercera parte de la trilogía de los mosqueteros, escrita por Alejandro Dumas. Lo básico de la novela se encuentra en el argumento de esta película. La historia de los hermanos gemelos, uno, situado en el poder, el otro por el contrario, en el más completo ostracismo. "D'Artagnan" y sus estimables compañeros de aventuras, y algún que otro personaje como "Raul", hijo de "Athos". Por lo demás, la mayoría de tramas cambian, más que nada porque para adaptar 'El vizconde de Bragelogne', se requiere de un extenso metraje, y a parte, un estudio total de la obra original. Tarea compleja para la productora, si se trata de vender.

Así, 'El Hombre de la Máscara de Hierro' (1997), opta por el convencionalismo, y no toma decisiones arriesgadas en el guión. Villano principal, figuras heroicas, una aventura poco grandilocuente y sin episodios bélicos o llamativas coreografías de espadas. A cambio de todo lo comentado arriba, no por apostar en sencillez, se obtiene peor calidad. Pues la película, cuenta con una exitósa ambientación de época, creibles escenarios y vestuario. Además de una banda sonora que aporta emoción. Pero lo más asombroso no queda ahí, ya que en el apartado interpretativo, tiene en su mayoría, a un grupo de estrellas, algunas ya consagradas y sobradamente conocidas. Y otros, como Leonardo DiCaprio, que por esos años elevaba su categoría como actor. Jeremy Irons, Gabriel Byrne, John Malkovic, y Gérard Depardieu junto al joven DiCaprio son el timón perfecto para guiarnos, y no dejar hueco a la distracción.

A ratos, de mínimo impacto, en otras ocasiones, sin filigranas o secuencias poderosas con numerosos efectos. Lo más importante, hay sensación de aventura, y por si fuera poco, un épico desenlace termina llegando. 'El Hombre de la Máscara de Hierro' es un complemento ideal para otros títulos sobre los famosos mosqueteros.

"¡Uno para todos, y todos para uno!".