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El último concierto

Drama Tras 25 años cosechando éxitos y gozar de fama mundial, y en plena preparación de un concierto para celebrar su cuarto de siglo profesional, el futuro de un cuarteto de cuerda de Nueva York recibe un duro golpe que puede poner en entredicho su supervivencia. El violonchelista de la formación está padeciendo los primeros síntomas del Párkinson, una enfermedad que en poco tiempo pondrá fin a su carrera como intérprete. La incertidumbre ... [+]
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Críticas 67
Críticas ordenadas por utilidad
9 de diciembre de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre es de agradecer que desde el mercado estadounidense nos lleguen propuestas como "El último concierto", y más sabiendo que en la temporada estival no se prodigan especialmente las películas de este género y si en favor de otros más globales, (muy a mi pesar). Todo sea dicho, este trabajo ha llegado bastante tarde a las salas españolas pues su fecha de salida fue el año pasado pero aun así habrá que dar las gracias que haya llegado, ya que en otros países donde el cine es un buen valor de mercado aún no se ha estrenado. Parece que son problemas de distribución los que ha hecho que tarde. Bueno, a otra cosa.
Como ya podéis haber intuido al leer la sinopsis, el film habla de la música y la enfermedad, Parkinson para ser más exactos, pero no hay que engañarse, no es un film sentimental que provoque la lagrima fácil, no, este no lo es. Bajo una apariencia a simple vista serena se irán orquestando, y nunca mejor dicho, una serie de situaciones, emociones y sacrificios que trastocarán la vida de sus protagonistas complicándoles la tan armoniosa existencia que hasta el momento llevaban.
Y bajo esa armonía musical, deleita a los oídos una de las piezas que compuso Beethoven: "Cuarteto de Cuerda n.14 en Do sostenido menor Op. 131" y que a lo largo del film podremos escuchar siendo esta la pieza que los une en los escenarios. Además, nos encontramos con un nombre que atesora calidad en sus trabajos musicales y que dirige la banda sonora, Ángelo Badalamenti. Qué decir de él que ya no se sepa.
Muy asociado con el director David Lynch colaborando en sus trabajos cinematográficos, es todo un referente destacado en mi cultura musical, lo poco que sé de música, todo sea dicho, y una apuesta segura a la hora de transmitir y hacer llegar toda clase de sensaciones al espectador.
Del director no sabía absolutamente nada, de hecho investigando encontré que su anterior y único trabajo fue un documental que realizó en 2004, mucho tiempo entre una cinta y otra, demasiado, pero con resultados muy buenos y salvando bastante bien los muebles en este trabajo, además de rodearse de grandes actores. Solo tengo un pero que añadirle y lo tengo que hacer por sentimiento.
A lo largo del metraje hay una escena, algunos os daréis cuenta, que está puesta con calzador (pero de los grandes), y no entiendo como en un film donde la sensibilidad por lo armonioso, lo perfecto y el sentimiento que te provoca ha podido tropezar con semejante falta de pasión. Pero le entiendo en parte pues si no es nativo y no está asesorado sobre lo que se puede expresar con esa manifestación de arte uno se queda un poco sorprendido de la falta de tacto al verlo, aunque de cara a la galería (mundial) sea muy atractiva esa visión.
No, no voy a decir de qué se trata porque me gusta dejar el suspense, y así os acordaréis de mí. Es solo un detalle que personalmente me llama bastante la atención, igual a otros no tanto, es todo tan subjetivo.
Ya para acabar no tengo más que recomendarla, por la calidad musical, por las representaciones del reparto, por lo reflexivo de su contenido y porque Christopher Walken me encanta y merece estar, no en el paseo de la fama, sino en la retina de todos los cinéfilos como uno de los grandes actores del siglo XX, ¡toma ya!.
Yuseppe
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13 de diciembre de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La pasión de la música y la poesía de la vida se intentan analizar y fundir en la unión de un cuarteto experimentado con un resultado en el que apenas se siente tal complejidad ni tan siquiera por la salud, en el interior de cada personalidad hay deseos variados y disputas con lo que la película es abrumadora pero no devastadora, siempre plantea dilemas e introduce en la vida de los verdaderos artistas, pero realmente me resulta poco creativa e incluso poco personal, poco más allá de aquello de pertenecer a algo y de plantearse qué han hecho o qué deben hacer con sus vidas.

Adornada por la clásica nostalgia de la madurez, el avance hacia ese último concierto tiene poca actividad y poco estímulo, papeles femeninos introducidos para ampliar el horizonte del violín y otros principales que se encasillan en una historia que se va orientando mucho hacia el ego y la pareja, y parece desconectada del mundo que les rodea, con ello la va cuadrando hacia la quiebra musical, pero ni se preocupa de producir ese bloqueo artístico ni falta de inspiración, son evidentes sus debilidades y miedos sobre todo por los grandes actores que se manejan, pero el guión es minimialista, quizás a propósito, pero poco preciso, y, en conjunto, "El último conicerto" un producto sin encanto, con habilidad para profundizar pero sin herir el alma, con energía en los momentos adecuados pero en otros sin ritmo, con respeto por la música pero sin carácter en sus personajes, tiene su propio color, su estilo, pero deja una peste a fracaso, quizás concluye con la vida de prisas que llevamos, como esa obra de Beethoven, sin pausa, desafinando los instrumentos, sólo ese concierto en sí deja sensaciones verdaderamente artísticas.
stikma
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23 de diciembre de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La vida a través de la música o, tal vez, la música a través de la vida... Lo bien cierto, es que los protagonistas de esta película no conciben la una sin la otra y viceversa.
Todos los que amamos la música de Beethoven nos hemos emocionado con la escucha del Opus 131. Por ello, podemos entender, aún siendo auténticos neófitos (como es mi caso) en el lenguaje musical, la búsqueda en la perfección de la interpretación, siempre el intérprete intenta que su ejecución sea más pulcra e impoluta que la vez anterior, en un continuo esfuerzo de superación para consigo mismo.
Cada uno de los componentes de La Fuga, padece diversos avatares durante el transcurso del film de diferente origen: afectos, dudas, enfermedades, pasiones, anhelos... Al fin y al cabo, sufren esas tres heridas de las que hablaba Miguel Hernández: amor, vida y muerte, esas heridas que siempre están presentes en algún momento de nuestro destino.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Hemispheres
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2 de enero de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si a esta película la hubiesen despojado de sus resabios de telefilm, (niñas que se enrollan con los amigos de los padres, infidelidades simples, personajes que se gritan de cuando en cuando para crear puntos álgidos,etc), y hubieran centrado la cámara en los ultrasofisticados problemas de un cuarteto de cuerda profesional, (ajustes del vibrato, diferencias entre primer y segundo violín, etc), todos los que hablan de joya intimista estarían hablando de truño elitista; sin embargo, es la única posibilidad que tenía la cinta de ser, efectivamente,distinta. Y estoy seguro de que el director se lo planteó y no se atrevió; se lo planteó, seguro, porque, por encima de lo que crean ingenuos como Telefunken, la película destila un amor y conocimiento por la música que no es fácil encontrar en prácticamente ninguna otra.
Sólo con esa declaración incondicional de amor a la música, (la de verdad, la más grande que el ser humano ha compuesto), se traga esa retirada noble, sin aspavientos, del cellista; y esa retirada y ese amor los hace suyos Walken con una actuación de antología. Se le perdona al director el último gesto exhibicionista, sobre el escenario, buscando una lágrima, haciendo que un fulano patético esté grandioso. ¡Cuánto más grandioso estuviera si se hubiera quedado en casita, querido de los que le quieren! Una vez más, no basta con estar a la altura, hay que hacer que todo el mundo se entere.
Una reflexión que nos invita al ocaso sereno, si es posible. Eso es lo que recordaré de una cinta donde casi todo lo demás ya sale en Antena 3.
berenice
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25 de enero de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Comencemos por el título. Si la traducción española alude al último concierto que dará el cuarteto, debido a la jubilación voluntaria de uno de sus miembros, con un principio de Alzheimer, vale. Pero entiendo que no esa la intención del original "A late quartet" (Un cuarteto tardío). Beethoven, a lo largo de su vida, compuso dieciséis cuartetos de cuerda, siendo los números 13, 14 , 15 y 16, los últimos, en su última etapa, por ello se les suele denominar los "últimos cuartetos", los cuartetos tardíos que, por cierto, son los mejores. Concretamente, en la película se exhibe la portada de la partitura donde podemos leer: cuarteto en do sostenido menor, opus 131, n 16. Ya sé que estoy hablando de música, y de música clásica, no de cine, pero a eso voy. A aquellos espectadores que no les guste esta música o les aburra, les recomiendo que se abstengan y no la vean, pese a que el argumento es interesante y está muy bien interpretada. Pero la cuidadosa preparación musical de un concierto y parte de la música, por cierto, para muchos, la obra suprema de Beethoven, forman una parte importante de la trama. Por lo demás, es buen cine, quizá excesivamente serio, pero a mí, melómano de toda la vida, me encantó. Así que ya están advertidos.
El ermitaño
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