Tienes un e-mail

Entretenimiento inofensivo y politicamente correcto para mayor gloria de una de las parejas de actores más rentables de los 90. Meg y Tom no decepcionan a quienes simpatizamos con este tipo de productos que solamente aspiran a hacer pasar un rato agradable, sin otra pretensión que no sea la de entretener. Dicho así puede parecer incluso fácil, pero a juzgar por las cientos de comedias tontorronas que nos llegan del otro lado del Atlántico, yo diría que no lo es en absoluto. Es más, me atrevería a decir que nada es más dificil que hacer cine convencional de calidad.
Pues eso amigos, hace 16 años la gente guapa de New York se ilusionaba con comunicarse via internet. Pocos podían imaginar entonces, que en apenas una década esto degeneraría hasta el punto de que cualquier hijo de vecino contaría con centenares o millares de amigos en Facebook. Las redes sociales acabarían con la magia de recibir un correo electrónico.
Sin embargo, el encanto de escribir o recibir una carta sigue ahí.

«Tienes un e-mail» es una comedia romántica en la mejor tradición de los clásicos de Hollywood, no solo por ser una versión de una película antigua, sino porque todo en ella, desde las interpretaciones y la música, hasta la fotografía y esos títulos de crédito tan alejajados del minimalismo actual, son de una delicada belleza atemporal.

Aún así, no es una película anclada en el pasado porque, más allá de la transformación de la relación por carta en una relación por correo electrónico, que ahora se antoja deliciosamente anticuada, la película complementa la trama sentimental con una reflexión sorprendentemente actual acerca de la globalización. Y no es el típico alegato fácil, del que la propia película se burla, sino que sencillamente habla de cómo cambia lo que pensábamos que siempre seguiría igual y, como en ese proceso, podemos perder o ganar.

Pero ante todo, es una exquisita comedia romántica en la que Meg Ryan y Tom Hanks brillan con una química espectacular, arropados por un excelente reparto de secundarios y un telón de fondo, la ciudad de Nueva York, que parece integrarse como un personaje más.

Al igual que se suele afirmar que el libro es mejor que la película, también es un lugar común decir que la versión anterior es siempre mejor que la actual. Con frecuencia, es cierto que la nueva versión carece de la magia original o, la sigue tan respetuosamente que no aporta nada nuevo. En este caso no es así. Esta película sabe extraer lo mejor del espíritu de la película antigua, aportando suficientes novedades como para que se pueda considerar una obra nueva y diferente. Con frecuencia se necesitan varias décadas para reconocer las virtudes de una película, pero en este caso no parece necesario esperar más para afirmar que «Tienes un e-mail» es una de las mejores comedias románticas que se han rodado.

Pueden decir que es otro amor descafeinado, otra historia de amor sin soltura, pero para mi es mucho mas que todo eso. Es una secuencia ininterrumpida de una banda sonora increíble, de un East Side bien contado, con una fotografía de escándalo en ciertos momentos (fíjense en el paisaje de lilas del comienzo de la última escena), de dos actores de los 90, de un Tom Hanks que nunca decepciona y de una Meg Ryan que no olvida.

A mi parecer, los dos protagonistas de 'Sleepless in Seatle' hacen una combinación estupenda, que funciona.

Puede que sea otra historia de amor más, pero original, y mucho. En los tiempos que nos ocupan, internet y conocer a alguien on-line está de lo más visto, pero en los 90, con el mundo de las computadoras en auge, fue una idea fresca, nueva, inspiradora, a pesar de ser un re-make. ¿Quién dijo que los remakes siempre son malos? Yo discrepo.

Hay historias que conmueven a ciertas personas, y a otras les parecen de lo más aburridas. Pues bien, déjenme ejercer mi libertad de opinión, déjenme decir que esta es una de esas películas que viajarán conmigo el resto de mi vida.

Una más en la lista de comedias románticas de Ryan, género en el cual a veces también se sumerge Hanks. Sería uno más de esos films azucarados tan previsibles si no fuera porque la química entre Meg Ryan y Tom Hanks sube un punto la calidad

Digna versión moderna del "El bazar de las sorpresas". Grata película para pasar el rato. Un pelín cursi, pero simpática.