La ley del más fuerte

Buena película. Es un drama muy bien hecho, cocinado a fuego lento, que no es lo mismo que la peli sea lenta. Muy bien dirigida, con grandes interpretaciones, sobre todo la de Woody, gran papel el suyo. Secundarios de lujo para este drama familiar. No me ha gustado el doblaje ni el sonido, pero puede pasar. Totalmente recomendable.

Un insulso gazpacho de cine negro y de venganzas con buenas actuaciones, correcta dirección y bonita fotografía, pero con un guión indecente y más aburrida que una ostra. Las situaciones me parecen inverosímiles, y los personajes nunca terminan de calar en la mente. Una película floja, con un cariz de falsa pretenciosidad que no puede evitar, y con la que nunca me identifico. Un bodriete al que no le he cascado un 2 porque sería pasarme de la raya, y no estamos para esas cosas a estas alturas de la noche.

No dice nada, es totalmente olvidable y está vacía de contenido aunque mantenga cierta solvencia en su ejecución, que más parece un tirar de oficio que una verdadera producción con un compromiso o que quiera contar algo realmente interesante. Si lo más débil es el guión y el director se limita a cumplir, al final te quedas sin nada.

El plantel te quitaba el hipo nada más leerlo: Bale, Harrelson, Dafoe, Whitaker... todo grandes. Todo hitos del cine de los últimos 20 años. Si no fuera por ellos seguramente la película sería de 2...con mucha suerte.

LA TEMÁTICA: Es la historia de una venganza. Sí, otra vez. No salimos de ahí. ¿Más argumento? Nada de nada. Cero. ¿Qué tienen las venganzas? Incentivar el odio, promover la culpa...saciar la estupidez con infantilismo.

LA CUESTIÓN TÉCNICA: Es moderna, hay dinero, hay dominio de la narración. Es una delicia para los sentidos, esos colores, esa fotografía...se trata de hipnotizar, aunque detrás no haya nada.

LA IDEOLOGÍA: Este apartado lo voy a introducir en todas las películas del 2000, porque es un fijo que no falla. Sí, detrás de un guion simplón, se camuflan todos los ticks de las ideologías de la modernidad: Unos policías superbuenos, el principal policía y el sacerdote son hombres negros (siempre gente con papeles de buenos), los supermalos son blancos, los malos fuman, todos beben alcohol a menudo (hay que normalizar el hábito), la ley tiene enormes dificultades para frenar el crimen (excusa para demandar más policía, más control), los grupos rurales de Estados Unidos son un peligro y un cáncer, y por contra, las herramientas del Estado (Policía, profesores) son cojonudos, trabajar en esas fábricas infernales no es tan malo, la violencia explícita es un fijo por supuesto...a bote pronto se me ocurren solo estas.

A CRITICAR: Observé que durante toda la película, el tono de voz de todo el elenco es muy similar, un tono monocorde, opaco, mortecino...igualito que en las películas españolas. Son tonos carentes de vida, acompañan muy bien a diálogos sin miga, a comportamientos impersonales...sólo se rompe esta ley en los textos irónicos, llenos de mala baba, llenos de ira. Otro giro típico es resolver las situaciones de contrariedad con gestos violentos: destrozar el teléfono, tirar las sillas...se ha impuesto el reaccionar violentamente siempre, así se le da fuerza a la imagen. Ni que decir tiene que en los textos abundan los "fuck you", "fuck you" y "fuck you"...llevamos unos cuantos años en que se encontró como conseguir "intensidad" en el libreto de textos.

Con todo, soy consciente que este producto es de lo mejor que te puedes encontrar en la producción actual: Entre las buenas actuaciones (que no buen guion) y el buen trabajo técnico, es suficiente para que el paso del tiempo no sea un infierno. Si eres fan del cine moderno, sobre todo del cine-espectáculo, seguramente te gustará. Si no, un 4,3.

Thriller de perdedores, traumas, redenciones y mafiosos de perfil bajo, con momentos de bastante acción y ratos de bastante drama, que, en conjunto resulta algo tópica y convencional, pero que viene aliñada por una inesperada e imprevisible crudeza, fuera de lo habitual del género, que la hace puntualmente convincente, razonablemente sorprendente y, en general, soportable. Termina la película y te deja esa agradable sensación de que, no lo parecía desde fuera, pero has salvado del olvido una obra que merecía la pena.

(...)

Out of the furnace, ya desde el propio título, nos anuncia sus intenciones morales. No todo Estados Unidos vive un desenfreno consumista tumbado al sol en una playa californiana. Muchos norteamericanos están condenados a vivir al margen. Y viviendo al margen y sin esperanza, pasan cosas… De esto también sabemos un poco en España.

Pero estamos siendo demasiado benevolentes con esta película. Sí, el escenario es ideal para presentarnos una historia sucia protagonizada por desarraigados fuera de la ley. Pero nada de lo que sucede en Out of the furnace se sale de la norma. Todo es muy convencional. El malo es muy malo. Y además es Woody Harrelson, siempre fino interpretando a perturbados. Pero no sorprende. Y mucho menos el resto de personajes.

Russell Baze (Bale) es un arquetipo que hemos visto demasiadas veces en el cine. Demasiado bueno, demasiado fuerte, demasiado desafortunado. Trata de que su hermano pequeño reconduzca su vida y a punto está de lograrlo. Pero no. Mientras se va de caza con su tío Sam Shepard (incomprensible el ¿homenaje? a la película El Cazador) Rodney (Casey Affleck) decide irse con Willem Dafoe para una última pelea…

La segunda parte de la historia mantiene un cierto interés, pero siempre asociado a los grandes actores que intervienen en la película. Porque lo que sucede ya lo hemos visto demasiadas veces y contado de la misma manera. La falta de ambición del guión es imperdonable.

El joven director Scott Cooper debutó con éxito gracias a Corazón Rebelde junto a Jeff Bridges. Esta es su segunda incursión en la dirección, interviniendo también en el guión. La lección que debe sacar para su siguiente proyecto es la siguiente: unos actores de prestigio no hacen bueno un guión vulgar.

En definitiva, Out of the furnace entretiene a ratos, sobre todo en los tiempos muertos, pero desfallece cuando se hace patente la falta de ambición de la trama. Otra venganza más. Esta, eso sí, en un escenario muy sugerente.

Lo Mejor: El escenario, la música. Woody Harrelson.

Lo Peor: Muy convencional. Falta de ambición.

[crítica publicada en alucine.es]