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El secreto de vivir

Comedia. Romance Un ingenuo joven de provincias (Gary Cooper) va a Nueva York para hacerse cargo de una herencia de veinte millones de dólares. Allí se enamora de una chica encantadora (Jean Arthur), sin saber que es la periodista que lo ridiculiza en sus artículos. (FILMAFFINITY)
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Críticas 39
Críticas ordenadas por utilidad
4 de enero de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Así, con estas palabras, es como define Louise «Babe» Bennett a la vida misma en un momento determinado de la película, más precisamente cuando comprende el verdadero fondo humano que atesora el incomparable Longfellow Deeds, interpretado por un genial Gary Cooper. Capra elabora a través de este personaje una de sus intransferibles fábulas morales y nos la entrega con el envoltorio de un cine de altísimos quilates, con un guion que roza la perfección, una dirección de actores magistral, un planteamiento visual sencillo y sin pretensiones y una precisión narrativa sobresaliente. En todo caso, y aunque el fuerte de Capra quizá no se decante del lado de una técnica memorable, «El secreto de vivir» constituye uno de los más claros ejemplos de la profundidad conceptual de su cine, un canto a la vida sencilla y a esos valores humanos que el director siciliano supo llevar al celuloide quizá como ningún otro.

La repentina «bendición» de una herencia exagerada que cae sobre el humilde y sencillo Longfellow Deeds es la premisa narrativa sobre la que pivota todo el film. Obligado a mudarse a la ciudad de Nueva York y a entrevistarse con parásitos y buitres empresariales e institucionales de todo tipo, Deeds sorprenderá a quienes le rodean por su lógica llana y natural, sus observaciones acerca de la especulación y la burocracia y su desprecio hacia la petulancia y la absurda pedantería intelectual y social de la que de pronto se ve rodeado. El mensaje del film glosa una crítica abierta hacia el individualismo feroz de la sociedad capitalista y hacia la insana costumbre de confundir sencillez y candor humano con estupidez. La gentuza que acude a rapiñar alguna migaja de la repentina fortuna de Deeds no dejará de intentar timarle o de obtener su favor. Los miembros de la ópera, los leguleyos administradores de la fortuna del difunto y muchos otros caerán en esta confusión tan propia del urbanita hacia el hombre de la pequeña ciudad. Deeds demostrará todo el tiempo tener la cabeza perfectamente ubicada sobre los hombros, ofreciendo respuestas simples y contundentes y desarrollando, a causa de las mentiras y actitudes canallescas que se le profesan, una desconfianza que le sume poco a poco en la amargura.

Capra entrelaza a la trama principal una bellísima historia de amor, viciada desde el comienzo por la actividad periodística absolutamente inescrupulosa y ruin de «Babe» Bennett, llevada adelante por una fascinante Jean Arthur, actriz muy del gusto del director. A medida que avanza la proyección «Babe» parece ser la única en comprender el verdadero valor humano de Deeds, y esto acrecienta un impostergable sentimiento de culpa en su interior. Como en la mayoría de los films de Capra, en un momento dado las cadenas con las que las normas sociales tienen prisioneros a ciertos personajes se harán añicos, y «Babe» se convertirá, durante la extensa y controvertida escena del juicio, en la principal defensora de los valores y la naturaleza de Deeds.

Capra recogió gracias a este film uno de sus tres premios Oscar® al Mejor Director, totalmente merecido, al igual que los otros dos. Menciono esto porque el mérito de un director no debe medirse exclusivamente por su capacidad para manejar la imagen, el sonido y las interpretaciones, sino que lo adecuado es computar su trabajo global, el cual incluye como una de las tareas más importantes la construcción narrativa del film y su capacidad para seducir al espectador. En este sentido, «El secreto de vivir» resulta una película que roza la perfección. La cadencia en el desarrollo de la trama y la fuerza expresiva, la alternancia de momentos de comedia con otros que nos invitan irremediablemente a la reflexión y la forma en la que consigue que el espectador logre una empatía completa con el protagonista nos hablan de una película perfectamente «dirigida».

Gary Cooper demuestra su grandeza una vez más dando vida a este Longfellow Deeds, uno de los personajes sin duda más complejos e interesantes de toda la obra de Capra. Como representante de la vida sencilla y sin ostentaciones, como paradigma total de una existencia basada en el gusto por los placeres simples y el altruismo, la generosidad, la bondad, el amor y la grandeza de espíritu, le veremos luchar a brazo partido en el mar de tiburones en el que cae desde el momento en el que se convierte en millonario. La interpretación es rica en matices, llegando a su punto más álgido durante la escena del juicio, cuando Deeds guarda un empecinado silencio que resulta, no obstante, sumamente elocuente.

Obra maestra de Frank Capra, una perla más en el fascinante collar de fábulas utópicas que compuso en su carrera, especialmente en la década de los treinta. Película «clásica» en todo el sentido de la palabra, ofrece una de las reflexiones más lúcidas que nos ha entregado la historia del cine sobre la vacuidad del materialismo. Una película para reír, disfrutar y reflexionar.
Arsenevich
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28 de abril de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Queda muy fino opinar que una película de 1936 ha envejecido mal. Claro, como si lo normal debiera ser que el cine, tras más de ochenta años, fuera el mismo. Tras tanto tiempo no es posible ver una película con los mismos ojos que la vieron en su momento, "El secreto de vivir" es una película hecha en una época tan distante que no se puede valorar igual jamás. No digo que tenga que ser mejor, pero afirmar que ha envejecido mal es absurdo, como si se tratara de una cuestión que no tiene que ver con el paso del tiempo sino con la esencia del cine.

Capra contaba cuentos filmados a nuestros abuelos cuando estos eran unos niños (si es que estaban ya en este mundo), de manera que aplicar la trillada frase del mal envejecimiento me parece una verdadera estupidez. Puede que sea demasiado ingenua y que no guste por eso, puede que el enamoramiento de Cooper y la periodista no sea buena idea, puede no gustar por mil motivos... pero no es porque haya envejecido, caramba. A mí el cine de Cara me encanta, podría ser que no, pero me encanta, porque intenta ser optimista en una época difícil en la que a pobreza se extendía por su país y abundaba más la maldad de los buitres que la bondad de tipos como Cooper.

Capra era un optimista, ¿qué malo hay en ello?; los finales de sus películas suelen ser previsibles y felices, ¿qué malo hay en ello?; durante el juicio a Cooper, mientras está acorralado por la acusación, todos sabemos que saldrá bien, ¿qué malo hay en ello?

Capra nos cuenta que el lado bueno del ser humano puede acabar venciendo, aunque Cooper sea un tío limitado, aunque sea un memo y un violento, sus buenas intenciones triunfan.
Luisito
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13 de septiembre de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La vi por primera vez el 6 de diciembre de 2011 y la titulé como "ingenua". Y releyendo esta crítica mía que hice en su día, creo que he visto una película diferente (y además, 4 de 14 usuarios encontraron mi crítica útil, y ahora entiendo porque) ya que comentaba que era todo muy ingenuo, y que veía un abogado muy tonto, y que veía al personaje de Gary (en la parte final) muy gay, en fin, no sé que vería en su día jjajajaj Quizás, en su día la vi doblada y esta vez la he visto en versión original, y quizás eso cambie un poco la percepción de todo en general.

Le di 5 puntos, le subo 2 puntos más, porque me ha gustado bastante. Sí que es verdad lo que comentaba que el personaje de es infantil, aunque añado que es infantil por la sinceridad del personaje y la transparencia. Pero es un personaje muy listo y muy sagaz, con lo que de tonto ni un pelo.

Me ha gustado mucho el trabajo que ha hecho Gary Cooper en este personaje, ya que es muy diferente al típico galán hollywoodense, tiene un carisma y una forma de ser muy marcado y está muy bien trabajado.
edugrn
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14 de febrero de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante película. La cual transmite que lo verdaderamente importante en el ser humano es la integridad personal y tener un buen corazón. Aunque por desgracia cuando el dinero está por medio, estos principios desaparecen y dan paso a la ambición y egoísmo más desmesurable, esta es una historia atemporal de la historia de la humanidad. Buena interpretación de la pareja protagonista, sobre todo la de G. Cooper.
cinefilo
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3 de julio de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gary Cooper, aunque contase con un físico y rostro de tipo duro, realiza una interpretación totalmente opuesta a sus apariencias en esta película que pudiese parecer anticuada ya que ha pasado la friolera de 85 años desde su estreno; pero cuando uno ve este filme no se debería pensar que ha pasado de moda.

Vestido en algunas secuencias con comedia ingeniosa, realmente lo que hay detrás de la historia del ingenuo Longfellow Deeds y su herencia es un relato donde el personaje de Cooper viene a ser una especie de 'último superviviente'. Un hombre cuyo mantra es llevar una vida pacífica siendo amable con los demás, algo que chocará frontalmente cuando sepa de su herencia y las trabas a las que se enfrentará; incluyendo a 'Babe' Bennett, una mujer que será, en principio, otra miembro de esa manada de buitres que pulularán alrededor.

Aunque parezca negativo todo esto, realmente el fondo es bastante positivo y contiene algunas valiosas lecciones morales que nos convendría no olvidar a nosotros como la humanidad por encima de la codicia. Gary Cooper con su estupenda interpretación será el vehículo que transportará el mensaje y el espectador reirá y sufrirá con él; Jean Arthur como la periodista que le sonsacará las historias consigue sin demasiado esfuerzo ganarse al público con su dulzura y su honestidad consigo misma viendo que hay algo más en ella que solamente una periodista que busca carnaza.

No solo de drama y moralejas se sirve el largometraje. Por supuesto hay espacio para más con los toques de comedia inteligente que se encuentran a lo largo del metraje que sirven para no olvidarse de reír y no olvidar que por muy realista que pueda parecer, no deja de ser una película cuyo propósito es, principalmente, entretener a su público. No solo lo consigue, sino que durante casi sus dos horas de duración se pasa un más que agradable rato con un filme que ha sido adelantado en su técnica, pero no en su corazón.
Michael Myers
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