Danny Collins: Directo al corazón

Ver a Al Pacino encarnar a un cantante de rock teniendo una edad biológica de más de 80 años es quizás lo más relevante de ésta comedia suave e Insulza sobre una redención.

Su director es el mismo de Cars. Ya con esto podemos discernir sus gustos para enganchar a un público poco exigente dentro de un entretenimiento fácil, sin compromisos y bastante superficial.

La epidermis sobresale en éste tipo de películas en que la sustancia queda relegada a la interpretación de un Al Pacino que sobreactúa y termina siempre haciendo de Al Pacino más que de la caracterización que se le pide. Esto no es un cuestionamiento al gran actor. Simplemente, una constatación. Además, ya es franquicia global.

El cine como entretenimiento quedó sobresaturado y los consumidores adormecidos ya que las dosis de exigencia por películas de mayor calidad apenas existe. Es una industria, la estadounidense, muy convencional y al servicio de la plutocracia instalada en Hollywood y con las debidas conexiones con los poderes que mandan.

La película no está mal. Aunque el tema se ha lijado, pulido y edulcorado, conserva restos de realismo, está bien interpretada y es entretenida. Al Pacino está un poco más moderado que de costumbre y Annette Bening tiene una sosería que va bien con el papel.
Si te gustan Al Pacino y Annette Bening, y ya no eres un niño (o niña), te lo pasarás bien. Si no, pasarás el rato.

Película basada en la historia real del cantante y compositor Danny Collins, que con 70 años y tras descubrir que John Lennon le escribió hace 40 años una carta dedicada alabando su trabajo, decide dejar todo para iniciar un viaje a su interior y sin red. ¿Recuperará el tiempo perdido?

Un sábado por la noche cualquiera aceptamos cambiar copas y bailoteo por una peli que acaba de empezar en la tele, que tiene buena pinta y que la protagoniza nada más y nada menos que Al Pacino. Da vida a un cantante que tuvo éxito tiempo atrás y que ahora vive básicamente de las rentas, de vuelta de todo y con el piloto automático puesto, hasta que un día decide ser honesto consigo mismo y darse una segunda (o tercera) oportunidad. La película no se complica y esquiva los charcos en vez de mojarse, pero no por ello deja de ser entretenida, “buenrollista” y de lágrima fácil, sobre todo de mitad de metraje hasta el final. Las actuaciones de las chicas no desentonan pero sin duda el gran aliciente del film es ver al gran Pacino, en un papel quien sabe si con notas autobiográficas, dando vida a un hombre venido a menos y que antes de caer del todo al precipicio quiere recuperar el tiempo perdido le pese a quien le pese, con una sonrisa pegadiza y una generosidad a prueba de bombas. Ni mucho menos es de las mejores películas de 2015 y ni tan siquiera estará en el top ten de toda la filmografía de Pacino, pero se deja ver muy honradamente y te hará qué pensar para tratar de no desperdiciar tu tiempo, un tiempo que nunca más volverá.

Lo mejor: Las disparatadas escenas en el hotel. La comedia negra que merodea en el ambiente y que sea capaz de reírse de si mismo. El final, cautivador y directo al corazón.

Lo peor: Que no se de mucha importancia a si misma. Se echan en falta más canciones propias. Que no entre de lleno en nada.

Nota: 6 Sacapuntas.

Nunca es tarde para pegarse un tiro certero en la cabeza después de haber visto este film de un Pacino más perdido que yo en una convención de coches tuneados. Los mejores años de este genio de la interpretación pasaron ya hace tiempo. Incluso Robert De Niro se debate en películas insulsas para poder comer y llevar su ritmo de vida de estrella. Fogelman (que no tiene nada que ver, que se sepa, con los Fraggel Rock), nos trae una historia de mucho ruido y nueces pútridas. Su guión existe, pero carece de cualquier interés real para una persona que no se pajee como monito ante cualquier chorrada donde salga Pacino. Señalo la buena aportación de una encantadora Jennifer Garner que te gustaría llevártela a casa y una muy decente en su trabajo Annette Bening. La terminé y me costó muchísimo. Me da pena ver como actores como Pacino o Bening se dedican a chorradas como ésta que te dan igual y cuya argumentación cabe en una pegatina de Bollicao. Lo mejor de todo es que la acabé del todo siendo una peli cuyo visionado es como recibir una paliza del mejor George Foreman.