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La lista de Schindler

Drama Oskar Schindler (Liam Neeson), un empresario alemán de gran talento para las relaciones públicas, busca ganarse la simpatía de los nazis de cara a su beneficio personal. Después de la invasión de Polonia por los alemanes en 1939, Schindler consigue, gracias a sus relaciones con los altos jerarcas nazis, la propiedad de una fábrica de Cracovia. Allí emplea a cientos de operarios judíos, cuya explotación le hace prosperar rápidamente, ... [+]
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Críticas 428
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
8 de febrero de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sea uno cinéfilo o no, simplemente por ser un ser humano, debe vivir la experiencia de ver la LISTA DE SCHINDLER del gran director Steven Spielberg.

Soy consciente de que a pesar de ser una gran película, no es para verla de cualquier manera, quiero decir que uno debe estar mentalizado para ello y debe de estar programado de alguna manera para enfrentarse a esta experiencia que vas más allá del propio cine.

Digo todo esto porque esta película es una obra tremendamente sensual, y sobre todo el mayor retrato del mal, de la crueldad, y del odio que he visto jamás (aparte de documentales, por supuesto). No deja sin lugar a dudas lo que significó el nazismo no solo para el país de Polonia, donde ocurre prácticamente toda la película, sino que implica a toda la humanidad, y para ello la película nos cuenta una emocionante historia real que nos sirve de vehículo para adentrarnos dentro del tercer Reich.

Ahora bien, LA LISTA DE SCHINDLER consiste en joven empresario alemán que en un principio es retratado como un nazi más, que busca ganar dinero y mujeres a través de la propia situación contra los judíos en Polonia, y busca aprovechar la guerra para sobre todo y ante todo, hacer negocio por encima de cualquier otra cosa. Hasta ahí, todo bien, es un hombre casi ludópata, mujeriego, infiel e incluso egoísta, porque busca enriquecerse de una manera que la película se encarga de mostrar que no es correcta evidentemente.

Pero al vivir y observar la barbarie nazi, logra empatizar con los judíos, muy especialmente a través de su contable judío. Y aquí entran en escena dos actores cruciales, ya que están los geniales Liam Nesson y Ben Kingsley, que tienen una relación complicada, pero que sirve para enseñarnos que a pesar de las diferencias, puede haber respeto ante todo, y eso me parece maravilloso.

Pero claro, ahí vemos la parte bonita, pero la parte negativa está reflejada tanto en las barbaries y asesinatos que presenciamos siempre con esa fotografía en blanco y negro y muy cruda y realista para meternos dentro de este triste acontecimiento histórico. La persona que refleja toda la podredumbre nazi se centra en un militar poderoso y cruel al que da vida el siempre genial Ralph Fiennes, y que vemos que todo el sistema nacional socialista de Alemania, de manera sistémica y muy burocratizada, tiene casi una economía paralela en la que la principal moneda es el odio hacia el judío y la violencia gratuita y repugnante en un genocidio terrible, que no tenemos que olvidar.

Gracias a esta película podemos recordar para siempre en lo que está basado, que es en la realidad de la segunda guerra mundial y los responsables de uno de los episodios más tristes y terroríficos de nuestra humanidad.

Pero ante tanta maldad, por lo menos la película logra convertirse en una obra maestra, porque aparte de mostrarnos tanto de los nazis, vemos algo de luz, algo de esperanza para la propia humanidad, y como a pesar de todo, siempre puede haber espacio para el respeto, la comprensión y la bondad a través de Oskar Schindler, ya que la historia real dice que salvó a unos 1200 judíos, que ya veréis como, pero me parece una historia alucinante, como Spielberg logra combinar lo más terrorífico, con lo más bonito, y todo ello con una fotografía de Lubezki maravillosa, una banda sonora muy emocionante de John Williams, y con un trabajo de dirección y de actuación no solo de los propios actores, sino incluso de los extras que están todos maravillosos.

Y para finalizar, solo apunto a que todo el mundo la vea y que se empape para siempre de la verdad para que nunca se olvide y aprendamos de ese pasado que tiene que marcarnos de por vida para que nunca vuelva a ocurrir.
Luis Rodríguez
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20 de enero de 2023
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En 1993, el director Steven Spielberg estrenó dos películas que marcarían un antes y un después en la década y en su carrera. El éxito de Jurassic Park, un film revolucionario por la posibilidad de ver dinosaurios en la pantalla grande por primera vez, fue un éxito rotundo en taquilla, lo que permitió financiar y aprobar por parte de Universal una cinta mucho más profunda, inquietante y emotiva, La Lista de Schindler.

Esta película ya es considerada como un clásico indiscutible. Rodada en blanco y negro, se narra la historia de un empresario alemán en la época del holocausto, donde durante todo el traslado de los judíos al gueto de Cracovia y luego a los campos de trabajo y concentración, les da trabajo en una fábrica, para de esta manera salvarles la vida y el adquirir, además de alto capital y prestigio entre la industria, también importancia entre la alta sociedad nazi.

Durante el transcurso de la película, se nos muestran personajes que son fundamentales para el transcurso de la historia, tales como el contador judío Itzak Stern, el cual trabaja para Schindler, en principio facilitandole los contactos de judíos con empresas en la quiebra por la guerra; y por otro lado el comandante alemán Amon Goeth, interpretado por Ralph Fiennes, un personaje frío, crudo, estúpido y malévolo, encardado de la liquidación de los guetos y de los campos de concentración.

A medida que la historia avanza, las imágenes se recrudecen, pasa de ser un mero lucro a través de la guerra, a convertirse en la representación más cruda y realista de Hollywood acerca del holocausto.
Sin embargo, Steven Spielberg tuvo mucho respeto al querer mostrar la deshumanización de este genocidio sistemático, puesto que si bien es una película con altos grados de violencia, no resulta excesiva ni grotesca. La fotografía en blanco y negro ayuda bastante con esto, debido a que logra establecer una limpieza en las imágenes quitando el color rojo de la sangre y dándole un tono documental al filme, tales como los que el mismo director tenía la posibilidad de ver antiguamente.

Spielberg sabe jugar muy bien con las emociones y el montaje, en varias ocasiones vemos secuencias que nos engañan y otras que poseen un significado muy fuerte utilizando el simbolismo. Una de las portadas de la Lista de Schindler muestra a la niña con el vestido color rojo caminando por las calles durante la liquidación del gueto. Este color entre toda la escala de grises de la película, representa no solo la sangre sino que la secuencia nos expresa cómo lo más sagrado, delicado e inocente pudo ser destruído por el ser humano, en este caso por el régimen Nazi.

De la misma manera, el nombre de la película no solo se ve referenciado por la lista de judíos a los que Schindler compra para salvarles la vida, sino a que esta cinta se encuentra repleta de otras listas, tales como las del comienzo, la de la distribución de personas aptas para trabajar y la de los campos de concentración. Esto claramente constituye otro elemento de simbolismo que dota la película.

La Lista de Schindler es una película que impacta varias veces pero no es hasta pasar el minuto cuarenta que la primera persona es asesinada. Esto para algunos puede resultar, además de su duración de 3 horas 15 minutos, una película lenta, pero es precisamente todo lo contrario. Spielberg gracias al montaje y al guión, hace una película realmente dinámica para su duración, donde hay tiempo para las interpretaciones y el melodrama. Es por esto que aquel que reproduce esta película y juzga su dinamismo probablemente crea que la cuestión solo se trata de violencia y muerte, algo grotesco e inaceptable.

El director alemán Michael Haneke cuestiona la narrativa de La Lista de Schindler, tratándola de una especie de mecanismo de manipulación hacia el espectador. ¿Tiene que existir de manera obligada una narración que insite al espectador a formar su idea propia o existe la libertad artística de retratar una historia de la manera más real posible? Aquí yo pienso que la respuesta es lo más concisa posible, no existe una doble interpretación sobre temas tan importantes. Esto daría pie a desinformar y constituye en algo muy peligroso en las sociedades de hoy en día.

La Lista de Schindler es un documento histórico muy importante trasladado a la ficción. Es la obra maestra de su director, Steven Spielberg y probablemente una de las mejores películas de la historia del cine. Por lo que nada mejor que haber sido consolidada como tal, llevando la historia de un héroe de un régimen despiadado y cruel.
Juliochd
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25 de septiembre de 2022
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Generalmente las películas sobre guerras suelen ser impactantes y les es un poco más asequible el calar en el público, ya que lo complejo de los dramas humanos que se exponen en ellas, hace que el espectador se adentre fácilmente en las mismas. No obstante, lograr un impacto total no es tarea sencilla; si así fuere, entonces todas las películas serían bélicas y todas serían impactantes en un 100%. La Lista de Schindler, logra un impacto total porque es una historia solidísima que contiene escenas memorables. Hace que el espectador se adentre por completo en su mundo en un constante estado de análisis de la humanidad en sí misma.

Liam Neeson (Oskar Schindler) y Ralph Fiennes (Amon Göth), interpretan sus roles con excelencia.

Visualmente hablando, la Lista de Schindler es bellísima. Sus planos son muy estéticos.

¿Quieres ver una excelente película que trate el tema de la guerra? ¡He aquí La Lista de Schindler!
Code23
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12 de agosto de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
En esta gran obra de Steven Spielbierg el personaje central es presentado como un empresario oportunista que adquiere conciencia sobre lo que ocurre a medida que se desenvuelve la historia. La película por momentos adquiere el tono de un documental. Ganó el Oscar en 1994.

Por Nicolás Bianchi

En las más de tres horas y cuarto de duración de Schindler´s List, Spielberg cuenta el Holocausto desde distintos puntos de vista. De hecho, en la trama se insertan una decena de microhistorias, como la de la niña de saco rojo que llama la atención del protagonista encarnado por Liam Neeson, la del obrero judío manco que es fusilado por ser lo que es y la de la hija que sobre el desenlace logra salvar a sus padres.

La elección del blanco y negro y la amplitud del relato, que durante largas escenas puede olvidar a los personajes centrales, por momentos adquiere un tono documental, como si el director quisiera enfatizar que lo que se ve en pantalla es lo que verdaderamente sucedió. A su vez, la historia se presenta como un lento descenso al más cruel de los infiernos y tanto la introducción como el final están unidos por la misma acción: una máquina de escribir que imprime nombres y apellidos sobre un papel. En principio, para hacer una suerte de censo dentro de gueto en Polonia, al final con la lista milagrosa que determinó la salvación de alrededor de 1200 personas.

Esa lista es el ícono que significa el cambio del protagonista Oskar Schindler, un empresario nazi devenido en salvador de judíos. Según la historia original recogida por una novela publicada en 1982 (titulada El arca de Schindler), este hombre había sido un espía comprometido en varias operaciones militares del ejército nazi que, en algún momento, se encontró con la posibilidad de convertirse en empresario.

Spielbierg abrevia ese trasfondo y prefiere mostrarlo como un playboy, que aprovecha sus contactos en las distintas noches de alcohol y fiesta para hacer negocios. En principio, la mano de obra judía simplemente es un recurso barato. En una primera etapa, si Schindler hace el bien es por accidente. Su personaje luce como un empresario que encarna el espíritu emprendedor capitalista. Simplemente ve una oportunidad y la aprovecha, como los textiles británicos que se valían del trabajo infantil en el siglo XIX o los que en tiempos más recientes han aprovechado condiciones de trabajo ruinosas en el sudeste asiático o cualquier otro punto del planeta.

Durante gran parte de la película Schindler luce como un agente externo a la situación que lo rodea. Incluso con el villano Amon (Ralph Fiennes) logra empatizar. Esta relación le es necesaria porque “sus” judíos, encabezados por Itzhak Stern (Ben Kingsley), han sido instalados en el campo de concentración que dirige este oficial de métodos sádicos.

La estructura de la película y su ingeniería visual es clásica, en el mejor de los sentidos posibles. El relato es épico, aunque el héroe no sea Schindler, que más bien es una excusa para contar el trasfondo histórico del exterminio sufrido por los judíos. Lo único que es posible achacar a Spielberg son algunas líneas de diálogo muy forzadas que dice Stern sobre el final para dejar en claro qué tipo de historia es la que se ha contado. La de un hombre que se dio cuenta y se arrepintió ¿a tiempo?

La película está disponible en Netflix. Contacto: [email protected]
El Golo Cine
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7 de junio de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Arranca una vela y una ceremonia judía con la lectura de unos versos. Se acaba el color y suena el pitido de un tren en blanco y negro. Ya estás metido en esta obra maestra que debería ser puesta en todo colegio, instituto e universidad en apartados de historia, no como rigor de los hechos más absolutos, sino como recordatorio para que no vuelva a pasar. Spielberg, nos transmite frío, dolor, miedo, odio, rabia, impotencia, esperanza (poca por eso), nazis, judíos, Cracovia, Auschwitz, Amon Goeth, Oskar Schindler, Itzak Stern, y así hasta mañana. Solo puedo dar un 10 después de un detalle amigos míos, de HABER ESTADO ALLI. No es la película, el ritmo, ni la fotografía, es haber estado allí después de ver esa película. Pisar Plaszow, Auschwitz y Birkenau, estar en una caseta o ver las letrinas, hacerme una foto en la escalera donde el niño esconde a Danka. Estar allí lo cambia todo. No pretendo ser el gurú del cine, pero quiero aportar el máximo rigor en mis palabras, y estremece visitar Auschwitz recordando la niña de rojo. Os prometo que la veis caminando y puedes oler esas cenizas aún. Te sugestiona Spielberg al niv que no sabes que te está metiendo allí dentro. La fábrica de Oskar, se conserva intacta, te haces una foto donde años atrás Liam Neeson estrena su negocio y dices la que ha liado Spielberg, allí dentro , se respira el bien y se sufre el mal. Igual que está película. De las innumerables escenas, sin duda lo que marca para siempre es la cámara de gas. No hay palabras para describirlo. La fotografía tan cuidada, y cada detalle de la narración nos enseña lo que no debería olvidarse, llegas a pensar, que es una exageración, un montaje de escenas para crear un relato. Pues queridos amig@s. Después de haber estado allí, no he podido volver a ver esta película. No lo necesito. Spielberg hizo una obra maestra que debe quedar en la memoria
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ivanmemphis
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