Sentimental

Acabamos de ver SENTIMENTAL

Nos ha ENCANTADO!!!

He reído, he llorado... menuda película-catarsis

He comenzado riendo (a veces carcajadas) y ahora tengo unos lagrimones que pa'qué...
porque es inevitable sentirse reflejado en algún momento

Eso sí... lo que no va para nada conmigo es que se quede ahí todo el picoteo... yo me lo zampo!

El único pero es que al final decae un poco, tras el momento cumbre, sobre todo por la casi desaparición del mangueras en el último tercio.
Pero nos ha hecho pasar muy muy buen rato.

Muy recomendable

No hacen falta grandes presupuestos ni guiones novelescos para ganarse el favor del gran público, y Cesc Guy es uno de esos directores que lo demuestra película tras película. A veces una fórmula tan sencilla como un refrescante guión lleno de diálogos inteligentes y una buena selección de actores es suficiente para garantizar una película entretenida, divertida y muy bien enfocada a ese gran público adulto español que nunca dará la espalda a este tipo de producciones.

Lo mejor: Los afilados diálogos que dotan a la película de una peculiar personalidad adulta, picante y divertida.

Lo peor: Vale que es una adaptación de una obra de teatro, pero es que en algunos momentos resulta demasiado ... teatral

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Ejercicio de adaptación a la pantalla de su propia, y primera, obra de teatro que nos cuenta una reunión de dos parejas vecinales diametralmente opuestas. Cesc Gay bucea en los sentimientos de dos relaciones con grados de pasión muy diferentes; una transita senderos volcánicos y de la otra apenas queda un hilillo de acomodaticia rutina burguesa.

Como si de una danza iniciática se tratara, la pareja más joven (Salva y Laura) invade con desparpajo los territorios donde abunda la estéril grama de la corrección de los bien establecidos (Julio y Ana). La hipocresía huele a falso Chanel Nº 5 y a excusa construida con rebuscados términos; el salvajismo del intercambio sexual, del cambio de parejas, del amor libre..., sabe a desprejuiciados, felices insensatos y gentes de sospechoso coeficiente intelectual.

Salva es el prototipo del materialismo seminal; Ana es consciente de que vive en una cárcel con barrotes de oro; Julio es el infeliz que no quiere cambiar nada por miedo a que todo empeore; y Laura es la inocente criatura que ve actos de amor en cualquier entrega sin condiciones.
¿Qué puede salir mal en una cena amistosa, donde las propuestas van desde bajar los decibelios de los jadeos orgásmicos hasta la catártica solución que pasa por una cama redonda?

Buenas interpretaciones y esclarecedores diálogos.

No es un guion de Woody Allen, tampoco se desarrolla en Nueva York, pero a medio camino entre el cine y el teatro, Cesc Gay nos regala una comedia negra que se desenvuelve, de manera más que convincente, entre cuatro paredes. Dos parejas en un único escenario que a pesar de ser amplio, se vuelve claustrofóbico a medida que se dispara la tensión. Perfectos desconocidos en un edificio con paredes de papel que cargan con la monotonía, los reproches y la fragilidad de un matrimonio con fecha de caducidad por un lado, y con la visceralidad y la pasión por otro. Un diálogo bizarro y sincero, junto a unas interpretaciones poderosas, cimientan esta (no) ficción.

Pues sí que te ríes con Sentimental; servidor, un montón, Más allá de su fachada cómica, se encuentran sus agudas e incisivas, hirientes y necesarias reflexiones de pareja en las que ¿tú también te has visto reflejado?

Levanto la mano ya.

Obra de teatro primero, película de cine después, Cesc Gay, uno de los mejores “metteur en scene” de la actualidad patria, Sentimental es la adaptación cinematográfica de su debut en las tablas. Si ya en la gran pantalla había dado muestras de sobrada y gran solvencia, adivinamos que su teatro será igual de competente y acertado.

En Sentimental te ríes, porque en este caso creo que es la mejor forma de afrontar lo que le ocurre a la pareja protagonista de la película, un extraordinario como siempre (y van...) Javier Cámara, y una sorpresa argentina llamada Griselda Siciliani. Y qué le pasa a la pareja. El perro y el gato se llevan mejor.

A su vida acuden (¿y a su rescate?) un par de vecinos, ella y él (Alberto Sanjuán y Belén Cuesta), que les querrán introducir en un mundo mejor repleto de placeres inexplorados, inesperados, ignorados e inquietantes.

Puro teatro, evidente puro diálogo. A cual más ingenioso, chispeante, perspicaz, hiriente, mordaz, sarcástico y cáustico. Javier Cámara a la cabeza. Una pareja que se rompe y que recibe a esos dos vecinos ruidosos en la noche. De la noche al día cada una de las parejas.

Cesc Gay apura cada línea de diálogo, cada situación, en cada una de ellas acabas con incluso la carcajada. A veces apura demasiado, a ver hasta dónde llega, comprobando si llega a pasarse lo justo. No pasa. Esto de soltar gracias y estirarlas puede tener riesgos.

Buena la continuación de la carrera del director de Truman. Con perros o sin gatos.