La infancia de Iván

Se ha acabado mi paciencia con respecto al cine de Tarkovski, ya le he visto varias películas y ha sido un suplicio. Salvo el comienzo de "Stalker" y algunos momentos de "El Espejo", su cine me resulta intranscendente, películas carentes de un argumento inteligible, de fuerza narrativa.
Sería incapaz de hacerme una idea rigurosa del argumento sin previa lectura de la sinopsis o críticas al respecto de esta obra y en ningún momento me parece tan impactante como se dice.
Puedo acabar de ver una película suya y preguntarme si realmente ha pasado algo o qué nos quería mostrar, no dudo de la maestría del director pero evidentemente pongo seriamente en entredicho su capacidad de conectar con el espectador lo cual no es un tema exclusivamente mediático.
He visto películas de muchos cortes y lo de este sacralizado director es innombrable.
Es cierto que su cine rebosa un aroma especial a pintura pero no he llegado a comprender ninguno de sus cuadros, ni de sus parábolas utilizando los recursos naturales (el agua)...
Ahora toca abrir el paraguas para esperar el chorreo que se avecina pero nunca llueve a gusto de todos.

No podré opinar sobre si Andrei Tarkovski es o no es un buen director. Y no lo haré porque esta, ha sido la primera película que he visto de director. Si bien los rusos y yo, nunca hemos terminado de congeniar, “La infancia de Iván” no me ha terminado de desagradar.

Dicen que la fotografía es algo estático y que por ahí, el cine siempre va a ganar la partida. Pues bien, he visto fotografías que corren más que esta película de Tarkovski. Diremos que “La infancia de Iván” es una colección de hermosas y dolorosas fotografías de su director. O con eso me quedo. Porque si bien durante la primera parte del metraje estuve enganchado tras los pasos de Iván, la última se me hizo más larga, algo pesada y mucho más poética de lo que puedo llegar a soportar.

No tenía intención de realizar esta crítica pero al comprobar que no había crítica por debajo del ocho, me dije, Chago, aquí hay algo que no funciona y me pregunté ¿Dónde está esa crítica con un tres completamente vapuleada por el mero hecho de no opinar como el resto?

Aunque visualmente es muy impactante, el cine no es sólo fotografía. Los símbolos que muchos directores encierran en sus películas (Dreyer, Bergman o el propio Tarkovski) requieren más atención de la que normalmente puedo general. Compréndanme… las veo con el cuerpo de una mujer a escasos centímetros del mío.

Iván es un niño ruso de 12 años, huérfano tras la invasión nazi, que trabaja espiando a los alemanes en el frente oriental durante la Segunda Guerra Mundial...
El primer film de Tarkovsky, un fabuloso y poético retrato del cuerpo y, sobre todo, del alma, tan rocosa como frágil, de un niño, a partir de una desarmante mezcla de onirismo poético con un realismo sólido y sórdido, obteniéndose un bellísimo concierto de imágenes y sensaciones (excepcional la fotografía de Vadim Yusov, el inicio es literalmente perfecto). La interpretación de Nikolai Burlyayev como el niño-hombre Iván resulta absolutamente fantástica, provocando una fascinación y bellezas, una identificación inmediata con la película.
Conmovedora, hermosa, es un poema pictórico y de gran calado artístico, dónde Tarkovsky logra traspasar porosamente conceptos como la infancia, la educación, la rebeldía, la orfandad, en un todo sobresaliente que fusiona con singular belleza humanismo y Naturaleza. Obra maestra. Gran música de Vyacheslav Oschinnikov.

La opera prima de Tarkovsky es una antibélica croqueta que cumple las Cuatro Reglas de Oro del Cine Autor (CROCA), pero también es la bonita y triste história de un niño soldado en la Segunda Guerra Mundial, con una fotografia preciosista y un sentimentalismo no demasiado baboso a pesar de los pesares y de la delicada temática.
Estuvo prohibida en la URSS porque a los soviéticos no les parecía que diese muy buena imagen de su ejército que en él hubiese un chavalín de 12 añitos que echaba de menos su madre muerta. Y sin embargo dicen los libros que Stalin justificaba la ejecución de chavales de esa edad argumentando que bajo el Comunismo los niños crecían más fuertes y más maduros, y que a los 12 ya eran adultos y podían ser juzgados y ejecutados.

En España comentas esto delante de algún profesor de la ESO y se les queda una sonrisa tonta y una cara de estar paseando por las nubes que ríete tú de las ensoñaciones del pobre Ivancito.

Nota: notable.

Si "La infancia de Iván" es poesía, no me gusta la poesía. Tengo la impresión de que Tarkovsky hacía cine sólo, para él mismo, para su propio goce y disfrute personal. Faltaría más: no dudo de su inteligencia, de su potencia visual... pero sí de su arte, de su arte para comunicar, de su fuerza narrativa e, incluso, de su sensibilidad. Ninguna de sus películas me ha dado fe de sensibilidad, pues esta crea empatía y une espectadores de todo tipo, no solo a "snobs" de filmoteca. Porque, o bien eres esto último o bien, compartes la cultura (contexto social-político) de Tarkovsky. Para el pueblo de a pie es difícil comprender este tipo de películas, tan alejadas del disfrute que debería ser el cine, que para mí no es más que alguien nos cuente un cuento que nos haga olvidarnos de todo, como cuando éramos pequeños. Cada vez me interesan menos aquellos que no saben contar la vida como un cuento.