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Buscando un beso a medianoche

Romance. Comedia Wilson tiene 29 años y ha llegado a Los Ángeles con la intención de olvidar sus desgracias: ha roto con su novia, su coche lo dejó tirado en Arizona y, además, le robaron el ordenador con varios guiones en los que estaba trabajando. Sin planes de ninguna clase, se encuentra con Jacob, su mejor amigo, que le recomienda publicar un anuncio personal en la sección de contactos de Craig’s List: “Misántropo desearía conocer a misántropa”. Así ... [+]
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Críticas 76
Críticas ordenadas por utilidad
15 de diciembre de 2008
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Obsesionados por esa norma invisible que rige el mundo, la noche del 31 de diciembre las almas solitarias se olvidan de sus fracasos, entierran sus penas y buscan pasar una gran noche que llene de positividad y energía su comienzo en el año nuevo, al menos en un principio. Es de risa darle tanta importancia a una noche en concreto de tantas que tiene el año, pero si sirve para motivar a alguien para mejorar esos aspectos no deseados que todos arrastramos con nuestras vidas, bienvenida sea.
Nuestros protagonistas de "Buscando un beso a medianoche" se encuentran dentro de este círculo, abocados a las nuevas tecnologías para escapar de su soledad y, por qué no, también de la realidad.
Misántropo busca misántropa, Wilson busca a Vivian.
Vivian, que se nos presenta usando sus dotes de actriz, fingiendo tener candidatos de sobra con quien pasar la nochevieja. Acabará dejando huella en Wilson, quien no siente el calor de una mujer desde hace 6 años.
Wilson, por su parte, se nos presenta como un joven a punto de llegar a los 30, sin trabajo, sin chica y sin pasta.
Son dos almas cualesquiera elegidas al azar, como zapatos sin pareja existen perdidos por Los Ángeles, necesitados de comprensión, afecto y amor.
Ambos atados por sus pasados que resuenan en sus contestadores, deciden darse una oportunidad, se abren el uno al otro aunque les lleve a más de un malentendido, pero la sinceridad y la humildad se abren paso, y ahí es donde reside la gran propuesta de Holdridge, que impregna de blanco y negro el film con su aura triste aunque que deja entrever la luz de la esperanza en sus vidas, y a nosotros cantando "Wind of Change", porque los cambios necesitan el viento a favor, pero comienzan en nuestro interior.
Dragondave
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29 de agosto de 2009
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cada año aparecen como de la nada una serie de películas que uno nunca se espera que verá, pues a menudo ni sabe de su existencia al no aparecer en tráilers ni avances. Pero cada año alguna de esas películas se convierte para mí en algo inolvidable, en una visión reveladora de cine honesto y humilde, más allá del negocio, hecho únicamente por el placer y la pasión de contar historias, de captar en apenas dos horas la historia de una vida de unos personajes en los que podemos reflejarnos.

Buscando un beso a medianoche revela esa pasión, y muchas pasiones. Para empezar porque habla de amor, y no de un amor poético y aparentemente inalcanzable, sino de ese amor sencillo que aparece de pronto a la vuelta de la esquina (o en una página de internet). En su maravilloso y espontáneo guión encontramos diálogos fluidos y rápidos, pero que sin embargo alcanzan una sana trascendencia, un poder humano con el que podemos identificarnos. Su director ha sabido como describir a esos dos náufragos que son los protagonistas, dos actores que hacen interpretaciones que podrían definir como normales, pero que a la vez están cargadas de matices, de expresividad; y que saben como acercarse al espectador, destapando sus capas secretas de humanidad.

Y Buscando un beso a medianoche es lírica, hipnotiza. Las imágenes quemadas que aporta la fotografía acentúan ese carácter solitario y expuesto de una historia que sería como hermana de esos clásicos modernos que son Antes del Atardecer y Antes del Amanecer; pero situado en la América de gentes aparentemente superficiales, pero bondadosas y amables.

Y una ciudad de Los Angeles casi nunca mostrada en el cine, funciona como metáfora de esas personas derruidas, una ciudad lejana e inconfundible, como tocada de muerte por algo más grande que no es el hombre, que vació sus calles y abandonó sus rascacielos, que manchó sus paredes y vació sus teatros, que se extendió hasta donde alcanza la vista en laberintos entramados de asfalto, lejos de esa herida sangrante del centro de la ciudad. Y las personas, solitarias, ansiosas de abrazos, de besos, heridos por la experiencia, aún conservan esa belleza tan característica de los objetos, los lugares, o los amantes abandonados.
jaly
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31 de diciembre de 2011
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
“El beso de medianoche, no es un beso cualquiera. En él se concentran las esperanzas y el romanticismo de todo el año. Y ese beso super valorado que requiere tantas llamadas, sms, planificación, prisas y copas para que se haga realidad, se da en un momento en el que el tiempo salta a la palestra, en el que se hacen evidentes el peso del año que entra y las oportunidades perdidas del año que se deja atrás”.

“Misántropo desearía conocer misántropa“. Así se lanza Wilson a buscar compañía para la noche de fin de año. A la desesperada. Y es que su año no ha sido fácil de digerir. Veámos, su novia le dejó. Esto es, tiene el corazón roto. Su proyecto de vida, ser guionista en L.A., se esfumó cuando un piltrafa cualquiera le robó su portátil (contenía el guión que pretendía vender). Además, rayando el patetismo absoluto, su mejor amigo lo cazó, in fraganti y de buena mañana, pajeándose mientras observaba una foto trucada de la novia de aquél. En fin, lastimero total.

Sin embargo, ha sonado el teléfono. Es Vivian, su misántropa. ¿Será la mujer con la que tendrá su beso de medianoche?

Conmovedor relato protagonizado por dos vagabundos del amor, dos almas errantes que escapan de un año melancólico, hiriente y desolador, esperanzados por encontrar en el nuevo año el wind of change que cantaban los Scorpions. El autor de la obra, Alex Holdridge, consigue impregnarnos su nostálgico romanticismo a partir de una cautivadora puesta en escena y, sobre todo, de unos brillantes diálogos que nos permitirán empatizar, y de qué manera, con el feeling naciente entre nuestros entrañables desdichados.
The Motorcycle Boy
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13 de agosto de 2009
27 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
9, 7, 10, 8, 8, 7, 6, 7, 7, 9, 9, 10, 7, 9, 6, 8, 2, 8, 8, 7, 6, 8, 10, 7, 5, 8, 10, 8, 9, 7, 7, 8, 8, 8, 8, 8, 8, 10. Son las puntuaciones otorgadas por las críticas de este sitio a la película. Media: 7’65. Sólo uno de 38 considera que la película no merece la pena. Puto hereje. Pues ya somos dos, porque esto es un paquete.

Chico busca chica, chico conoce chica, gracias a Internet, claro. Un poco de verborrea dicen que inteligente y brillante. Paseos por Los Ángeles en vísperas de año nuevo. Música también indie, por supuesto. Hasta los Scorpions se han vuelto indies. Todo es alternativo.

Debo de estar haciéndome viejo, porque no me ha dicho nada en absoluto. Si esta película es una obra maestra del cine independiente actual, flipo. Es una comedieta de adolescentes, sí, adolescentes, pero que en lugar de 15 años tienen 30. Una cuadrilla de inmaduros que sólo hablan de sexo y excentricidades, quiero decir gilipolleces. A la vejez, viruelas. Qué contraste con “Juno”, que tampoco me gustó un pelo, pero en la que una quinceañera razonaba como una abuela de 70. Curiosamente, también fue celebrada por muchos.

Creo que voy a cambiar mi seudónimo por el de “Rarito”.
Shinboneniná
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7 de diciembre de 2008
10 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nos encontramos ante una más que interesante película de Alex Holdridge en la que los principales valores residen en la frescura de diálogos y puesta en escena, ayudada por la naturalidad de sus intérpretes, y en el desarrollo del guión donde el joven director de cine independiente se destapa tras dos trabajos anteriores -"Wrong numbers" y "Sexless"-, que a pesar de cierto reconocimiento en algún festival "indie" y de apuntar maneras, no salieron de la mediocridad.

El problema de esta cinta, aunque no deja por ello de ser buena, reside en la comparación a la que la someten los propios críticos y publicistas que intentan halagarla.

Comparan, como si fuera un mérito, con las películas de Richard Linklater "Antes del amanecer" y "Antes del atardecer"; cuando en realidad dicha asimilación -seguramente inevitable por el asombroso parecido de concepto y argumento- lo que hace es indicar que hubiese sido más honesto escribir en los créditos que el film está poco menos que basado en esos anteriores -tal vez decir "remake" ya sería mucho decir-. Por otra parte, aquellas dos películas protagonizadas por unos inspiradísimos Ethan Hawk y Julie Delphie gozan de un encanto de originalidad, al que se añade en la segunda una sugerente madurez interpretativa, de los que "Buscando un beso a media noche" es simplemente un reflejo.

Pero el mayor despropósito surge al comparar el estilo visual y narrativo con "Manhattan" de Woody Allen. La fotografía de "Manhattan", para empezar de distinto formato, tampoco tiene esa textura ni ese grano; es evidentemente más nítida, la luz más tamizada, con contrastes y claroscuros mucho mejor trabajados. La profundidad de campo y la amplitud de planos secuencia con que rueda Allen la que con toda seguridad es su película de mayor elaboración visual, no tienen absolutamente nada en común con esta película. En cuanto al ritmo narrativo, mientras que el realizador neoyorquino mantiene un línea en la que alterna con continuidad y un montaje preciso entre tomas de mayor y menor duración las escenas de personajes frente a las de descripción de la ciudad, con un acoplamiento musical que convierten la banda sonora también en protagonista, Holdridge apenas esboza un intento de imitación que en varias ocasiones presenta altibajos y parece atascarse... Por no hablar de la excelente composición de imágenes de "Manhattan" sostenida por un movimiento de cámara estable -fija o en dolly- frente al abuso de steadicam de "Buscando un beso a medianoche" dando la sensación de encontrar a los personajes y objetos del plano con un "aquí te pillo, aquí te mato" en constante zarandeo, que tal vez contribuya a hacer la película con diferente dinamismo próximo a una realidad documental, pero que desde luego nada tienen que ver con una fotografía cuidada y planificada en detalle como es la de la película de Woody Allen. En fin... Que se parecen en que son en blanco y negro, y ya...

Definitivamente, algunas comparaciones nunca fueron buenas.
Pedro
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