Nueve reinas

Este tipo de cine social que apuesta por un guión de acción e intriga muy entretenido, atrayente y retorcido (quizás demasiado pasado de vueltas en algunos momentos) tiene varias ventajas muy positivas: ilustra mucho acerca de la delincuencia callejera, sobre los trucos y estratagemas que utilizan los ladronzuelos y estafadores de poca monta para hurtar, sin hacer uso de la violencia, dinero y objetos de valor. La capacidad para teatralizar y engañar, las agallas, la cara dura, la imaginación, la rapidez mental y la habilidad manual son los requisitos que necesita un timador de las calles para salir airoso. Y, desde luego, esa escurridiza agilidad para eludir a la policía.
El timador ha de mostrar un aspecto normal y presentable, como el de cualquier viandante honrado, para no hacer sospechar a sus incautas víctimas. A ser posible, actuará con la ayuda de un socio, porque entre dos las posibilidades se diversifican mucho más. Se harán pasar por amables y caballerosos individuos. E inventarán cualquier historia creíble y espontánea que se gane las simpatías de quien va a ser objeto del timo.
Una regla de oro: nunca se fiarán ni de su sombra. Al menor descuido, el estafador puede convertirse en estafado, porque se mueve en un ambiente donde abundan los pícaros, y ahí el que pestañea pierde.
Y el gran sueño: encontrar la oportunidad de cometer un timo a gran escala, con el que conseguir mucho más que unos pocos billetes para ir tirando. Una estafa a lo grande.
Absorbente drama-comedia sobre esos estratos de los márgenes de la sociedad que no se ganan la vida honradamente, sino ideando formas para burlar a la gente y sacarles los cuartos.

Es una buena película. Consigue mantener al espectador intrigado por lo que está pasando. Como tratando de resolver un jeroglífico que cuando creemos tenerlo solucionado se nos vuelve a escapar de las manos.

Al final es como si hubiésemos tenido que acudir a la última página para resolver el acertijo. Pero aún teniéndolo delante, frente a nuestros ojos, no acabamos de entenderlo demasiado bien.

El final quizás no sea tan inesperado como pudiera parecer. La propia dinámica y agilidad del film ha mantenido en guardia al espectador. Pero eso si, el final abre un período de reflexión, donde tratamos de encajar los hechos, esas piezas que, aparentemente, se amoldaban perfectamente a un lugar del puzzle pero que ahora debemos colocar en otro lugar distinto.
En esta reflexión probablemente hallaremos algún hilo que se ha soltado de la integridad del guión. Quizás sean esos cabos sueltos los que impiden la perfección de la obra. pero acabaremos por concluir que aun así la obra es magnífica.

No quiero dejar más pistas en mi comentario. Pero reitero que es una obra interesantísima. Unos actores muy profesionales cuyos nombres hay que seguir pues son garantía de éxito en próximos trabajos del cine argentino. Un guión trabajadísimo. Y todo, en su conjunto, configura una propuesta de cine sumamente atractiva.

Y lo mejor de todo, es que estamos frente a un cine argentino, moderno y de calidad,

Sí, en este caso pueden ir juntos estos dos adjetivos. El film es pero que muy interesante, por sus actuaciones, argumento, tratamiento y demás. Pero te deja al final el sabor agridulce de haber sido engañado por el guionista, al recordar ante la sorpresa final, los tratamientos que entre sí realizan los personajes en aquellas escenas en que el "primo" no está presente y, por tanto, no se precisa el fingimiento.
Así no vale, señor Bielinsky. Se usa la inteligencia para sorprender al espectador que va adelantando en su mente el siguiente paso; no vale el engaño ni, como en las malas novelas de misterio, sacar como asesino a un mayordomo que sólo apareció un instante en el transcurso de la narración.

El director y guionista Fabián Bielinsky sorprendió a medio mundo con esta película de timadores de poca monta. Un género ya muy transitado por el mundo del celuloide: El golpe, El día de los tramposos, Casa de juegos¿películas que en cierto modo han influido a esta maravillosa película. Pero uno de los grandes aciertos es que Nueve reinas es capaz de insuflar aire nuevo al género.

Para empezar, una cámara nerviosa y unos diálogos frescos y dinámicos retratan con garra y cercanía el mundo de los carteristas. De modo que la propuesta de su director se sitúa en las antípodas del misticismo con el que Bresson se había acercado a este singular mundo en Picpocket.

El guión de la película es una vertiginosa montaña rusa en la que no hay ni un momento para pestañear. De hecho asistimos a un larguísimo prólogo que sucede en un abrir y cerrar de ojos. Poco importa que las preciadas estampillas, que dan título a la película y articulan la trama, no sean nombradas hasta el minuto 34.

Todo resulta ser una función perfectamente orquestada en el que cada personaje cumple su papel a la perfección. Incluso ponen obstáculos a su propia empresa. De tal modo que a pesar de que existen sutiles guiños al espectador, a éste le resulta muy difícil desenmascarar la espectacular farsa hasta el final de la película.

Sorprendentemente es una película que resiste perfectamente varios visionados. Algo muy loable teniendo en cuenta el género en el que se mueve. Quizás sea porque la terrible crisis que vivía Argentina en esos momentos (y de la que todavía no se ha recuperado) es un magnífico telón de fondo que dota de entidad al relato. Pero lo que realmente la hace especial son los detalles. Ninguna película de este corte contiene tantos detalles que dan tanta verosimilitud y riqueza a la película. ¿Se han fijado que al final de la película, cuando todos los miembros del equipo están reunidos,"El Gallego" lleva en su maleta los jabones del hotel? Y por supuesto también se debe a sus excelentes intérpretes. Unos actores como la copa de un pino que sueltan perlas como esta: "Putos no faltan, lo que faltan son financistas".

Chapeau para el desaparecido Bielinsky

Que mas se puede agregar a lo que ya han puesto los demás. 9 Reinas es una lección para el cine argentino. Cuando ya se cansaron de tratar de producir films al estilo Hollywood y comienzan a pensar, salen cosas impresionantes como estas. Primero Darin que cada vez madura más, convirtiendose en uno de los actores argentinos de referencia para hablar. Por otro lado Pauls no se queda atras despegandose de su vieja estela de ser solo un sex simbol Argentino. La película es inquietante, atrapante, desconcertante a ratos. Con un ritmo que roza la perfección. Simplemente una joyita que no debe dejarse de ver y tener en su colección.