Haz click aquí para copiar la URL

La diligencia

Western Personajes muy variopintos emprenden un largo, duro y peligroso viaje en diligencia. Entre ellos, un fuera de la ley en busca de venganza, una prostituta a la que han echado del pueblo, un jugador, un médico, la mujer embarazada de un militar, un sheriff. Las relaciones entre ellos serán difíciles y tensas. Además, durante el viaje, tendrán que afrontar el ataque de una partida de indios apaches. (FILMAFFINITY)
<< 1 2 3 4 10 23 >>
Críticas 112
Críticas ordenadas por utilidad
29 de mayo de 2013
16 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
La Diligencia de Ford, todo un clásico, con personajes reconocidos, con un guión sencillo pero efectivo, con un desarrollo que engancha desde su comienzo, mezcla romance y acción, mezcla caballería e indios, mezcla añoranza y recuerdos. Ya con el trotar de los caballos, el rugir de la corneta al ataque, las balas y flechas volando, todo rodeado de prisas y misterio, como droga que te engancha por los odios y vista, llegando al cerebro, y cumpliendo con su cometido de sobra, que es el de hacernos disfrutar del cine en toda su magnificencia.
Ranxomare
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
5 de octubre de 2016
14 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un clásico. Ford dominaba a perfección la semiótica del cine. La diligencia, ese transporte del oeste, reúne a los más variados personajes: el vendedor de whisky y el cochero son los personajes del pueblo, bonachones, mientras que Ringo Kid es el forajido y representante de la escoria de la sociedad junto a la prostituta Dallas. El tahúr Hatfield, antiguo confederado (demuestra la antipatía del director hacia los rebeldes del sur que seguían creyendo en la esclavitud) se proclama protector de la mujer de alta sociedad, que a su vez mira en menos a Dallas. Por ende, Hatfield y Ringo conviven en permanente tensión. El comisario debe devolver a prisión a Ringo, en tanto el banquero estafador se escuda tras el dinero. Finalmente, el alcohólico doctor Boone impone el humor en el grupo y permite atenuar las diferencias sociales. Estos personajes habitan la diligencia, pequeña alegoría de los habitantes del país norteamericano, pero a su vez, Ford despliega hermosas panorámicas del oeste y nos muestra una diligencia minúscula al lado del poder omnímodo de la Naturaleza. Los movimientos de cámara son precisos e incluso el close-up fuera de foco con que presenta al personaje de John Wayne se ha convertido en un ícono de la historia del cine. Es la primera colaboración de Wayne en las películas de John Ford, que más adelante devendrá en otras obras cumbres del western. “La Diligencia” reúne todos los tópicos del género: los indios, la caballería, la frontera, el sheriff, el vaquero valiente, el duelo, el saloon, incluso el romance respetuoso. Hay un hermoso travelling hacia el final donde Dallas le muestra a Ringo el barrio de tolerancia del cual proviene. El cine de Ford es idealista y permite el romance incluso entre los más vilipendiados miembros de la sociedad. Conforme el coche surca el territorio apache, los personajes van acercando sus posiciones, haciéndose más tolerantes, comportándose como una gran familia variopinta. La mayoría de ellos, a su vez, anhelan formar sus propias familias y contribuir a la fundación de la nación. Es una cinta profundamente social y cada personaje cala hondo en nuestra alma.
Anibal Ricci
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
5 de enero de 2014
23 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
...que hubiera sido una edad más adecuada para verla, aunque no sé yo si entretendría lo suficiente a una niña. Porque lo que es a esta adulta la ha entretenido bien poco. No estoy muy segura de que me hubiera interesado demasiado por aquel entonces. Pero lo que es ahora, pues ni fu ni fa, un cinco y va que se mata.
Me he decidido a ver este clásico del western (que después de tanto laurel una se lo imaginaba en el Olimpo) por eso, por ser un clásico del western y se tiene el gusanillo de que siempre que se pueda no hay que dejar pasar los clásicos. Bah, éste lo podía haber omitido, que no me habría perdido nada.
Llevo pocas películas de John Ford, un par de ellas excelentes y otro par de ellas deleznables. Con sólo cuatro o cinco películas no me puedo declarar experta en el cine de este director tan ensalzado, pero, y será que tengo un mal gusto irremediable, me parece tan irregular como Hitchcock. Que los expertos en estos iconos cinematográficos digan todo lo que quieran y expongan todos sus conocimientos, que yo, lo mire por donde lo mire, no puedo pretender que esos figurones del celuloide me encandilen como si estuviera siendo tocada por la divinidad. Bruta que es una, qué le voy a hacer. Mi burdo paladar no se ha hecho para estas exquisiteces.
En resumen, me resulta infantiloide para los adultos y aburrida para cualquier edad. Qué viaje más cansino, madre del amor hermoso.
-Al cochero daban ganas de ponerle una mordaza muy gorda (arquetipo del tonto del pueblo).
-El sheriff muy justo y tenaz (arquetipo del agente de la ley recto, que aprendan de él unos cuantos de hoy día).
-El médico alcohólico y sarcástico, que atiende mejor a los pacientes borracho que sobrio, y si no, al menos siempre tiene un chascarrillo bajo la lengua (arquetipo del cínico profesional con estelares momentos de lucidez).
-La gran dama intachable que sin embargo es una maleducada por tratar con desprecio a una persona simplemente porque no ha nacido con un pan bajo el brazo (arquetipo de la rancia flor y nata que se piensa que su propia mierda no huele).
-El forajido sureño que se las pela por la estirada dama. Le encantan las señoronas con cara de palo (arquetipo del galán que busca damisela en apuros para sentirse más hombre, pero sólo si la damisela es de condición respetable, a las demás que las parta un rayo, sí señor, todo un hombre).
-La prostituta marginada, prejuzgada y ninguneada (arquetipo de la mujer de clase baja que tiene que expiar sus humildes orígenes y sus terribles pecados carnales humillándose, siendo lastimosamente obsequiosa y soñando con casarse con el primero que se lo pida).
-El banquero quejica (arquetipo del ultraconservador capitalista que sólo piensa en su propio beneficio).
-El comerciante itinerante de bebidas alcohólicas (arquetipo del hombre prudente, amable y poquita cosa, para nada el sueño romántico de las chicas).
-El forajido vengativo que en el fondo no es malo, es que el mundo lo ha hecho así (John Wayne, arquetipo en sí mismo).
-Los indios (arquetipo de los salvajes que hay que ver el por culo que dan simplemente porque les sale de los huevos, y lo malvados y torpes que son, si es que los inocentes y superiores blancos han hecho requetebién en echarlos de las tierras en las que sus tribus han vivido durante siglos o milenios).
Muy simplona, ni divertida, ni dramática, aventuras enlatadas, romance apolillado. La guinda la pone el cochero más cargante de la historia del cine. Difícil de creer que el nota haya sido conductor de diligencias durante diez años, porque asombra que ningún pasajero o acompañante haya sentido la tentación de cerrarle el pico definitivamente.
Y eso que en el Oeste la gente era de gatillo fácil y te podían despachar al otro barrio por estornudar.
Pero los indios eran los salvajes, por descontado.
Vivoleyendo
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
2 de febrero de 2013
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
La verdad es que nunca he sido fan de los westerns. Sin embargo a mi tía le encantaban. Venía muy de vez en cuando del pueblo a visitarnos y justo después de comer se sentaba en el sofá, cogía el mando y ponía Telemadrid. Supongo que cuando uno vive en un pueblo pequeño y tiene poco que hacer, acaba poniendo la tele y se aficiona a algo. A veces era “la novela” (como ella dice) otras veces tocaba peli del Oeste.

Recuerdo que le decía:

“Pero tía, ¿qué haces viendo una peli de vaqueros?, si tiene más años que tu”

a lo que ella contestaba:

“Tu ven a verla y ya verás”

Yo como cualquier chaval de 15 o 16 años pues gastaba el tiempo estudiando, jugando al fútbol con los amigos o jugando a la consola”. Pues bien, después de ver bastantes westerns he entendido lo que me quería decir. Y con “La diligencia” es el momento de reconocer: “Tenías razón” (cuando vaya al pueblo se lo diré).


“La diligencia” son palabras mayores. Quizás el primer gran western de la historia del cine. Hubo muchos antes, el mítico corto “Asalto y robo de un tren”, “El rey de los cowboys” de Buster Keaton u otras obras de Cecil B. deMille, Henry King o del mismo Ford. Sin embargo “La diligencia” fue un punto de inflexión por muchos factores que uno se da cuenta cuando la ve.

Técnicamente vemos el sello de Ford. Espectaculares planos panorámicos, los mismos que años después (ya en Technicolor y grabados en panavisión) deslumbraron y siguen deslumbrando en “Centauros del Desierto”. Muestra como nadie la amplitud del desierto. Y también muestra como nadie los espacios pequeños, en este caso los recovecos de la diligencia. Es increíble los encuadres que saca en un espacio tan reducido. Y aquí entra en escena José Luis Garci y su programa “Querer de Cine”.

Hace unos meses vi en su programa precisamente “Centauros del desierto” y me gustó bastante. Al terminar el film, Garci y sus contertulios analizaron, como es costumbre, la película. Empezó a hablar de detalles en la dirección de Ford que sinceramente no me había dado cuenta viendo la película. Uno de ellos fueron los “encuadres”. Hizo referencia a una escena en la que muchos personajes estaban sentados en la mesa para comer (típico de Ford) y como fue capaz de colocar la cámara para que salieran todos perfectamente encuadrados. Fue francamente maravilloso entender aquello, detalles que el 90% de la gente pasaría por alto.

Otro sello marca de la casa es John Wayne. Garci decía algo así “No entiendo a la gente que dice que John Wayne no actúa bien porque no es muy expresivo. John Wayne actúa como nadie lo hace. John Wayne es pura presencia, su manera de coger y apuntar con el rifle, su forma de caminar o su estilo montando a caballo. Es un espectáculo”.
Le vemos aparecer en pantalla con un gran plano (el zoom acercándose y jugando con el desenfoque) joven y radiante. Después veremos su caballerosidad, su valor y su honor.

No cabe duda, “Tenías razón Garci”.

A partir de ahí se desata el talento de Ford, su inconfundible lirismo nos emociona y su sentido del humor facilita el desarrollo. En “Las uvas de la ira” y en “Que verde era mi valle” nos hace llorar con las penurias de la vida y el trabajo y la unión familiar. En “Centauros del desierto” nos maravilla como trata el tema del racismo y el perdón. Inolvidable escena de Wayne y la malograda Natalie Wood. Aquí son muchos los valores que enseña. La caballerosidad hacia las mujeres, a no tener prejuicios con la gente, a tratarla como nos tratan a nosotros y no por lo que han hecho o dicen que han hecho (admirable el personaje de Claire Trevor), el respeto entre hombres de honor o la reprimenda a los que priman el dinero por delante de todo (el banquero). El cual dice:

“Lo que necesita el país es un hombre de negocios como presidente”

Ford, nos hace reír varias veces con un personaje peculiar como siempre hace. En esta ocasión es un médico con problemas con el alcohol (espectacular Thomas Mitchell) y que responde así al banquero:

“Lo que necesita el país son más cogorzas”.

Enorme Ford, enorme. Lo que necesita un país como España es el cine educativo, progresista y social que hacía Ford.

Y como todo western tiene sus escenas de acción. Ford la deja casi para el final y nos deleita con una frenética batalla grabada al galope. Otro repertorio de planos y una grandísima secuencia en la que Wayne salta entre los caballos. Mencionar también el gran trabajo de los especialistas en las caídas y una buena B.S.O.

¿El final?. Si juntamos todo lo anterior solo podía salir ese. Aquí entra Orson Welles.

Una vez le preguntaron:

- ¿Cuáles son sus tres directores favoritos?

A lo que respondió:

- “Ford, Ford y Ford”

Yo diría “Chaplin, Ford y Billy Wilder” (con permiso de Hitchcock) pero entiendo lo que quería decir. Su forma de hacer poesía con la cámara marcó un antes y un después. Precisamente “La Diligencia” le sirvió a Welles de inspiración para “Ciudadano Kane”.

Tenías razón Orson. Teníais razón los tres.

(Dedicada a mi tía, a mi amigo Xurxo y a todos aquellos que aman los westerns).


Sígueme en:

www.loqueelcinesellevo.com

http://www.facebook.com/loqueelcinesellevo
jita
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
12 de octubre de 2009
39 de 68 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es para tanto. Juzgo La diligencia setenta años después y no puedo tener en cuenta lo que significó en aquella época. Por lo que sé inauguró una nueva época en el género y renovó conceptos. Todo eso y más es por lo que se interesan los cinéfilos mientras yo, espectador raso, me fijo en lo que me venden y valoro su conjunto teniendo en cuenta la cantidad de entretenimiento que me ofrece en este caso John Ford.

Lo cierto es que los indios de arco y flecha que corren menos que el carruaje me echa mucho para atrás, se ha hablado mucho de esto en muchas críticas, y entiendo que si los apaches se cargan un caballo de la diligencia se acaba la película. Bien, pues si eso es inevitable, que los indios sean así de estúpidos, para mí es inevitable sentir que no va conmigo. Ni siquiera se disfraza la irrealidad, se muestra tal cual.

Por lo demás, la caracterización de los personajes y su fácil encasillamiento hacen que la película apenas tenga sorpresas, no es muy exigente que digamos. Es entretenida, sí, pero a mí realmente no me ha ofrecido mucho de lo que busco. Curiosamente, lo que más me ha gustado es el final de la historia de Wayne (aunque claro, se veía venir)
Luisito
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 2 3 4 10 23 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow