Seis sesiones de sexo

No tenía demasiadas expectativas con esta película y solamente me decidí a verla por la alabada interpretación de John Hawkes, que no se merecía para nada quedarse fuera del quinteto nominado al Oscar a mejor actor.

Esta pequeña película independiente ha sido toda una sorpresa. Desde el primer momento he entrado en el juego y he empatizado con el personaje de John Hawkes. Construye una prodigiosa interpretación, él es el alma del film, aunque no es lo único destacable, ya que Helen Hunt está sublime en su complicado papel.

La historia es muy amena, entretiene mucho y, sobretodo, te pones mucho en el lugar del personaje de Hawkes.

Una gran comedia dramática, debería haber tenido más éxito comercial, porque es realmente buena, una película más que disfrutable.

Mi nota: 7.8

A pesar de que puede sonar un tema delicado, la película plantea una idea muy inteligente que es el sexo en los discapacitados. Si bien la ironía no deja de estar presente, la forma en que se maneja el tema, incluso cuando se bromea con algunas situaciones, es muy coherente. La cinta en ningún momento cae en la vulgaridad o en la ofensa a los discapacitados sino que, al contrario, busca incorporar un tema que es tabú socialmente, pero que es tremendamente contingente. Constantemente estamos bombardeados en la televisión, en Internet, en revistas o donde sea, de terapeutas sexuales que buscan dar consejos a las parejas para potenciar sus relaciones pero ¿cuántos de ellos hablan de sexualidad cuando no hay un órgano o cuándo no estás apto físicamente? ¿Quién aconseja a estas personas para potenciar su relación de pareja? Definitivamente, el eje central de la película me parece excelente. Eso habla de lo original del guión y de lo inteligente. La película no muestra al sexo como una herramienta para erotizar al espectador, lo que busca es convencer a las personas de que las cosas simples y pequeñas son las que hacen trascendental a la relación. A una persona que tiene el 90% de su cuerpo paralizado y que jamás ha tenido una experiencia sexual en su vida, no le podemos decir que la penetración es lo más trascendente. Lo que hay que potenciar en él son otras herramientas que no dependen al 100% de su potencial físico, como el roce, el mirar a la pareja a los ojos, el sentir con sus dedos, usar sus manos, en otras palabras, potenciar lo sincero, potenciar el romance. En eso, la película convence completamente. Cuando una cinta no sólo se convierte en una película para ser exhibida en las carteleras, sino que también sirve como terapia para quienes la ven, entonces puede considerarse un film competente. La interpretación de Helen Hunt me parece excelente. Logra encarnar a la perfección a una mujer madura, con hijos, pero que no se avergüenza de lo que hace ni de lo que siente. No tiene problemas en exhibir su cuerpo, no tiene problemas en reconocer sus falencias sexuales, no tiene problemas en reconocer sus errores y, lo más importante, no tiene problemas de expresar lo que siente. El paso de una mujer metódica, que sólo busca solucionar un problema, a una mujer que involucra sus sentimientos me pareció formidable. Sólo una actriz con la madurez de Helen Hunt podría haber logrado un papel así. La actuación de John Hawkes estuvo al mismo nivel. Hawkes logra expresar de sobremanera a un discapacitado que, a pesar de todas sus privaciones, no guarda rencores ni con Dios, ni con la vida ni con la gente. Su mirada optimista ante las situaciones lo convierten en un ser tan sincero y humilde que conmueve. Definitivamente esa inocencia, a pesar de que no es un prototipo socialmente, es lo que cautivaría a la gente. Es un sujeto extremadamente puro que no tiene problemas en confesar sus problemas, en confiárselos a alguien, en desnudar su alma, en otras palabras, es un ser bueno de alma y de mente. En general, me pareció una muy buena cinta. Hay un buen guión, buena dirección, excelentes interpretaciones, buen montaje, o sea, un film excelente. ¿No entiendo cómo sólo fue nominada a una categoría? La habría cambiado por “Les Miserables” totalmente. Quien logre ver y entender esta cinta con altura de mira, puede considerarse maduro de mente. Una excelente terapia de parejas. Recomendable totalmente.

Un periodista y poeta tetrapléjico de 38 años que tiene que escribir un artículo sobre como es el sexo para los discapacitados, se da cuenta de que sigue siendo virgen, por lo que contrata a una terapeuta sexual para arreglarlo. Durante seis sesiones, tanto él como ella van a experimentar sustanciosos cambios en sus vidas.

Se ha dicho por activa y por pasiva que 'Las sesiones' es una de las cintas más honestas de la temporada, pero es que es verdad, la cinta podría haber optado por el melodrama azucarado y no lo hace, en su lugar nos ofrece una manera diferente de entender una discapacidad tan terrible como la que sufre el protagonista. La cinta tiene sus grandes bazas en los dos protagonistas, ya que tanto John Hawkes y Helen Hunt están brillantes, en especial ella, que tiene que desnudarse física y emocionalmente como nunca la habíamos visto antes (se pasa prácticamente toda la película desnuda). Y qué decir de ese cura al que le encantan las historias que le cuenta el tetrapléjico, un cura interpretado por el siempre carismático William H. Macy, y que es el que aporta la nota de humor a la cinta.

'Las Sesiones' no va arrasar en la taquilla ni en los premios (por lo menos en lo que respecta a la cinta en sí), pero sin duda es una de las cintas más agradables que se han estrenado en muchos meses. Hay que verla.

Lo mejor: Los actores y lo adorable que acaba siendo la cinta.
Lo peor: Que no se profundice más en el pasado del protagonista.

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“Las sesiones” es una de esas veces donde una sinopsis vale más que mil críticas. Poco más tengo puedo añadir salvo confirmar que la película traslada su argumento a la pantalla con competencia en la dirección, profundidad y valor en las interpretaciones, elegancia en el tono (para lo que es el tema) y con mucha sensibilidad a la hora de infundir cierto humor blando y optimista al conjunto. Quizá ese sea su mayor mérito, el de su naturalidad a la hora de conseguir una obra dramática que conserva permanentemente los pies en el suelo, pero sin renunciar a introducir elementos de esperanza o tratar de generar algo de ilusión en medio de la tragedia. Y que nos los creamos o podamos aspirar a aceptarlos como creíbles.

¿Porqué un discapacitado no puede tener una vida normal?, acaso no tiene sentimientos y deseos como cualquier mortal, para el amor, para el sexo y para el romanticismo, ¿Porqué no?. Estas cuestiones son las que plantea esta sincera película, basada en hechos reales, nuestro protagonista se confiesa con toda sinceridad ante un sacerdote (William H. Macy), que intenta ayudarle y comprenderlo.

Mark O´Brian (John Hawkes) a sus 36 años, postrado en una cama y enchufado a pulmón artificial decide ampliar su experiencia, tanto física como emocional y explorar su vida intima a través de la pérdida de su virginidad. Tras someterse a unas secesiones con una “sexoterapeuta” (Helen Hunt), muy convincente a sus 49 años, pues luce un cuerpo de ensueño, surgirá una especial relación entre los dos, más allá del ámbito profesional.

El veterano director Ben Lewin consigue lo más difícil en este tipo de historias: eludir el tono enfático y escabroso, optando por una narración ligera y sencilla, nada discursiva ni pretenciosa a la hora de construir el relato. Este film guarda similitudes con el de Amenábar en: “Mar a dentro”, pero con la diferencia de que uno tiene una actitud positiva queriendo sentir experiencias desconocidas, mientras que el tetrapléjico gallego, sólo pretendía abandonar cuanto antes este mundo.