Katyn

Quizás me paso un poco con la nota, quizás sea una película exquisita en sus formas, estilo y ambientación, quizás cuente a la perfección el sufrimiento de los polacos y las desavenencias de la guerra, quizás... pero yo me aburrí como una mona viendo la película:

Katyn es ante todo una película honestísima que hace justicia a toda una nación, la polaca, que ha sido masacrada en repetidas ocasiones a lo largo de la historia. La historia que aquí se cuenta es tan poderosa que lo eclipsa todo. Hay quien dice que los personajes no están bien construidos, que puede ser que la narración esté algo deslavazada y vaya dando demasiados saltos. Da igual, detrás de todo hay una historia tremenda que necesita ser contada.

La matanza de los oficiales polacos por parte de los soviéticos era un episodio semidesconocido de la Segunda Guerra Mundial. Aquí está Andrzej Wajda, cienasta veterano, para honrar la memoria de su padre, uno de los militares asesinados en los bosques de Katyn y contar de una puñetera vez la verdad. Y la verdad, como dice cínicamente un oficial soviético en la película, sólo hay una, que en este caso es que la matanza de oficiales la hicieron los rusos.

El arranque es magnífico, con un grupo de polacos que huye de los alemanes que se encuentra a otro grupo de paisanos. Les dicen que se den la vuelta, que tienen a los nazis encima. "Sí, pero es que nosotros tenemos a los rusos". La pinza polaca no podía estar mejor contada. A partir de aquí se cuenta la historia de una familia que pierde a dos miembros, a uno lo matan los rusos, a otro los alemanes.

La historia pronto da paso a la manipulación que alemanes y rusos hicieron de la matanza. Llega el año 1945 y los asesinos ahora son los libertadores. Se cambian las fechas, se obliga a la población a tragar con la mentira. Esa es la liberación que trajeron los asesinos, la liberación del tiro en la nuca y del yugo del comunismo durante más de cuarenta años.

Novedosa visión la que nos ofrece, pues nos muestra la guerra desde el punto de vista polaco, pero no por ello menos brutal, teniendo en cuenta que está basada en hechos reales. Con una crudeza y perversidad casi insoportable, narra la verdadera historia del pueblo polaco durante y tras la segunda guerra mundial, la fatalidad hizo que quedaran atrapados, ya que los invadieron por el oeste los nazis y por el este los rusos, a cual más cruel. Narrada con gran realismo nos muestra la angustia de un país, y la impotencia y sufrimiento por la guerra, pues nunca gana nadie, pero especialmente para esta nación, allí nadie ganó, durante la contienda le "dieron" por todos lados, y al finalizar ésta para ellos siguió la pesadilla. Principalmente cuenta las atrocidades que perpetraron los comunistas de la URSS, la dificil situación en que se encontró una sociedad sin intelectuales, la falta patente de libertad, y con una sociedad politizada y bajo la influencia y amenaza directa de la URSS, con polacos traidores, en definitiva una sociedad con pocas esperanzas en el horizonte. En fin un enorme drama plagado de otros más pequeños que se suceden sin solución de continuidad. Imágenes impactantes no recomendadas para los excesivamente sensibles, pero sin duda ilustrativas e históricas, que nos sumergen en otra tragedia de la guerra, interiorizando la situación de los personajes, por lo que el impacto es aún mayor, pues lo que les pasa ya no lo vemos como a extraños que nada nos importan, sino como a conocidos cercanos a nosotros. Le doy un 7.5 sobre 10.

"Todo el mundo quería hacer esta película desde que existe el cine polaco", esto dice Wajda en el Making Off, porque este hecho histórico ha sido utilizado por el chauvinismo polaco y el nacionalismo mas reaccionario y antisemita. Utilizada por historiografía oficial polaca como arma arrojadiza contra Rusia.

La película es lenta y aburrida, le sobra media hora de metraje y lo peor es que narra hechos históricos más que dudosos cómo ciertos. Vamos con el spoiler.

Al leer la SINOPSIS se dice que uno de aquellos oficiales asesinados en era padre del director Wajda, en el desarrollo de la película se puede apreciar nítidamente que el director, que aquí es además guionista, tiene un profundo conocimiento de la estética castrense.

Esta película refleja de forma magistral lo que sin duda Wajda debió conocer en sus años jóvenes, la ética que rige el comportamiento del militar profesional, donde el honor y el sacrificio son su valor máximo, y que aprovecha para denunciar igualmente de forma magistral las atrocidades cometidas por el ejercito rojo, donde los comisarios políticos controlaban toda su estructura.

Porque el ejercito rojo no solamente era cruel con sus enemigos, contra el pueblo polaco, atrocidades que luego se repetirían con el pueblo alemán, alguna de cuyas acciones vandálicas quedaría reflejadas en películas referentes a la ocupación de la Prusia Oriental, como en el caso de Noche de angustia de F. Wisbar o en la más reciente del Gran éxodo de K. Wessel, sino que eran crueles con sus propios soldados a los que no dudaban en mandar a una muerte segura en el campo de batalla a cambio, muchas veces, de nada.

Esta película tiene una segunda vertiente no menos importante y desarrollada igualmente de forma muy acertada y es la exaltación del valor del individuo frente a las organizaciones por muy sagradas que sean.

Wajda nos da una película que una obra magnifica digna de verse.

Gonzalo Eugenio