La intérprete

Excesivamente lenta, con un guión que por momentos roza lo absurdo. No es thriller, no es una thriller político tampoco, y el intentar lograr el equilibrio entre ambas cosas consigue que se quede sin ninguna. No logra entretenerte durante todo el film de casi dos horas.
Sean Penn no está a gusto con su papel, o con su personaje, o al menos eso transmite y Nicole Kidman nos regala una interpretación que como mucho, es poco creíble.

Lo mejor de esta película son los escenarios y paisajes...y los extras. Podían ponerla como pelicula de sobremesa y a ninguno le sorprendería.

Considero que Sydney Pollack es un director con chispazos de genio, que en contadas ocasiones ha conseguido convencerme del todo. La critica social de Danzad, danzad malditos sigue viva y la belleza de Memorias de África es innegable, amen de esa muestra de cine negro que es Yakuza, con el gran Robert Mitchum.
El dominio que tiene Pollack sobre el genero en el que se enmarca La interprete, quedo ya patente en La Tapadera, película que supera a esta en muchos aspectos. Empezando por una trama, también enrevesada pero mejor elaborada y realista y terminando por unos personajes mejor trabajados. En aquella teníamos a un Tom Cruise que siempre ha dejado patente que en ese tipo de roles encaja a la perfección, como se demuestra en Algunos hombres buenos, por ejemplo. Y también estaba un Gene Hackman, como suele ser habitual, en estado de gracia.
En esta por otra parte, podemos ver una Nicole Kidman dando vida a una interprete con un pasado que llegado a un punto de la película, se convierte en el centro de la historia. Kidman le da vida, ciertamente, pero poco mas. Y he aquí lo que me duele considerablemente, un Sean Penn cumpliendo lo justo, sin deslumbrar en ningún momento, lejos de sus grandes interpretaciones.
Es loable el intento de hacer una película de estas características, con las Naciones Unidas como telón de fondo y dando a los asuntos de estado y políticos protagonismo absoluto. Pero se queda en eso, un intento. Pues en realidad, se pone sobre la mesa este marco incomparable como una mera excusa para ofrecer la historia de siempre, con los mismos tópicos de siempre.
Por cierto, la frase que sirve aquí de titulo, que soltaba el director Skinner en Los Simpson, siempre me ha parecido una acertada y demoledora critica a lo que resulta ser realmente un organismo que se mueve por intereses difusos y poco transparentes la mayor parte del tiempo.

Absurdo thriller que desaprovecha a dos grandes actores como Kidman y Penn absorbidos en una dramática coincidencia de acontecimientos en sus vidas nada creíble. Tiene más de drama de telefilm que de thriller de cine. Decepcionante.

La buena actuación de Kidman y Penn, no salva la pelicula. Es una pena que el argumento no se sostenga; Se esfuerza en mezclar demasiado la politica y el thriller, apabullando al espectador y llevandole a la confusión y el aburrimiento en algunos momentos. Pese a todo, puede verse, aunque no cabe esperar demasiado.

Sydney Pollack logra reunir en una película a dos de los mejores actores del momento en el panorama mundial; Sean Penn y Nicole Kidman. El film rodado a la antigua usanza, lejos de los ruidos, estruendos y efectos especiales del cine americano actual para centrarse en un thriller político serio y muy bien filmado. Ambos actores aún sin llegar a realizar una de sus mejores actuaciones, cuajan un buen papel y una película muy recomendable. La trama es interesante, los sucesos constantes y Pollack nos demuestra cómo hoy en día todavía es posible rodar una buena película sin llenarla de ruido y explosiones. Tampoco estamos hablando de un referente en el género ni una obra maestra pero sí de una de esas películas que hoy en día cuesta ver, una de esas que no se ven todos los días en la gran pantalla y que sin duda los buenos amantes del cine apreciarán en su justa medida. Sean Penn sigue engordando su currículum de una manera increíble y Nicole Kidman (que parece mejor actriz cada año que pasa) suma y sigue también para formar entre ambos un dúo que resulta inevitable perderse.

Lo mejor; La trama engancha desde el principio y cómo no, Sean Penn y Nicole Kidman

Lo peor; Que sea un thriller político puede hacerse pesado para algún sector del público.