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El ring

Drama Jack es un boxeador de segunda fila, novio de Nelly. El campeón australiano, Bob Corby, que oculta su verdadera identidad, está enamorado de la misma muchacha. Bob desafía a Jack, al que derrota ampliamente. Pero, para poder estar cerca de Nelly, Bob contrata a Jack para entrenar con él. No pasa mucho tiempo sin que la chica corresponda a los intentos amorosos de Bob. Movido por los celos y el deseo de venganza, Jack reta Bob a combatir ... [+]
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Críticas 12
Críticas ordenadas por utilidad
8 de noviembre de 2017
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
261/05(06/11/17) Tercer film estrenado de Sir Alfred Joseph Hitchcock (con 28 años), el 1 de octubre de 1927, una de las nueve silentes que dirigió y la única en su dilatada carrera que guionizó, una trama sencilla en la que recrea un típico triángulo romántico con dos hombres enamorados de una mujer, donde surgen la rivalidad, los celos, la pasión, la sed de venganza, siendo el marco el mundo competitivo y atávico del boxeo, ello para montar un increscendo que explotará en un clímax muy a lo a lo precedente de Rocky en el icónico Albert Hall. Hitch se sintió atraído por el modo en que acontecían estos combates, la gente iba de frac y vestidos de blanco virginal, y los púgiles eran rociados con champán entre round y round. Historia salpicada con humor, donde Hitchcock vuelve a experimentar, creciendo en el medio, jugando con efectos especiales, superposiciones, iluminación gótica, con lo potenciación subliminal de objetos como deux machine, genial lo del uso del brazalete en forma de serpiente. En su debe es que es una obra falta de aristas, adolece de matices, con personajes bastante planos y sin carácter más allá del cliché, acentuado esto por un objeto del deseo de la mujer que no te crees ni a ella, ni la ceguera de su marido.
Un boxeador del recinto ferial invicto llamado "One Round" Jack Sander (Carl Brisson), es noqueado en el ring por un misterioso retador, quien luego se revela como el australiano boxeador profesional y campeón mundial de peso pesado Bob Corby (Ian Hunter). El manager de Bob está impresionado con la actuación de Jack y le ofrece a Jack la oportunidad de convertirse en sparring de Bob, con la condición de que gane una pelea de prueba que se organizará en una fecha posterior. Bob comienza a pasar tiempo con la novia de Jack, Mabel (Lillian Hall-Davis) y le compra un brazalete para expresar sus sentimientos.

Clásico relato de antagonistas unidos por una tentación femenina, esto es mostrado de modo un tanto confuso y orgánicamente estridente por la poca credibilidad de lo que vemos, aunque goteando Hitchcock momentos ingeniosos que provocan interés, como ese ágil arranque mostrando con en un ingenioso montaje de disoluciones de cámara (un redoble de tambor, un tiovivo, una chica disfrutando en una barca colgante, tira de pelota para tirar al agua aun negrito, rostros sonrientes, …) primer plano de bocas hablando, tiros de feria, vemos el recinto ferial hasta llegar frente a la barraca donde reclutan a gente que quiera enfrentarse a “One Round”, hasta desembocar en el ring que da título, donde se producen varios gags divertidos con contrincantes torpes, hasta que el duelo se alarga más del round, vemos parte de ello a través de la visión d y esto se produce con mordacidad, vemos la tarjeta del round 1 desconchada del uso y la cambian por la del dos, esta nueva reluciente. Tras este arranque entramos en la fase melodrama, donde lo mejor es el uso del brazalete en forma de serpiente que Bob regala a Mabel, símbolo claro de la tentación, que ella acepta tras lo que da un beso a hurtadillas de Jack, luego trata de esconderle el brazalete a su prometido, luego ante el descubrimiento de él, ella teje una milonga que Jack muy enamoradamente se traga, en realidad dando visos de que el amor es ciego o que es muy pardillo Jack.

La acción se limita al comienzo y al final, en medio el tira y afloja de amoríos que poco motivan al espectador que está deseando algo pase que nos saque de lo inane que es este triángulo artificioso, roto esta insipidez por momentos como la visita de los amigos de Jack a su apartamento, y es que tramos como el de la boda chirrían por la obviedad de lo que pasa y como el guión retrata a Jack de idiota ante lo que pasa a su lado con los cuernos que su recién esposa le pone.

Film que destaca sobre todo como estudio antropológico de los orígenes de un grande del Séptimo Arte, se nota al realizador inquieto jugando con efectos para proyectar expresividad y estados de ánimo, una escena representa la visión en primera persona de un hombre ebrio generando una perspectiva de espejo de carnaval, deformando la realidad; superposiciones sugestivas; el modo efectivo en que vemos como Bob sube en el escalafón boxístico mediante un panel publicitario que se superpone al siguiente en que vemos a Bob elevándose en el ranking hacia su enemigo; En el combate final desplegando multitud de ángulos de cámara, desde tomas generales en que se capta al gentío (cantan a la legua los fondos pintados para sensación de multitud, aún existían los efectos digitales), o las tomas subjetivas para emitir sensación de aturdimiento ante los golpes, en pov (point of view), todo esto gracias al fenomenal trabajo de cinematografía de Jack E. Cox (“Asesinato” o “Alarma en el expreso”).

Carl Brisson da un rendimiento correcto como inocentón púgil que se la dan delante de sus ojos y no se entera, mejor boxeando que en el plano romántico; Ian Hunter da un buen rendimiento como sibilino boxeador roba-esposas, con rostro de arrogante perdona-vidas; Lillian Hall-Davis resulta una femme fatale caprichosa y egoísta plana, con un giro final bastante incongruente, nada verosímil, personaje que es un borrón en el desarrollo; El que deja un muy grato sabor de boca en su rol secundario es un Gordon Harker sublime como amigo payasete de Bob, de una expresividad tremenda, con una vis cómica maravillosa, un roba-escenas fabuloso.

En conjunto queda una película entretenida a ratos, con sus altibajos es una recomendable obra paralos que gusten de estudiarlos comienzos de genios artistas. Fuerza y honor!!!
TOM REGAN
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20 de mayo de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un tipo se ofrece voluntario para combatir contra el boxeador invicto de una feria ambulante. No sólo le vencerá sino que además comenzará a flirtear con su prometida…
Melodrama triangular donde dos púgiles se pelean literalmente por el amor de una mujer. El brazalete que luce ésta simboliza su carácter adúltero, otorgando al título un significado que va más allá del cuadrilátero. El primer film de Alfred Hitchcock en la recién creada British International Pictures y uno de los mejores de su etapa silente, escrito por él mismo. Una pequeña obra maestra a menudo infravalorada.



“Siempre estaré dispuesto a pelear contra quien sea por mi mujer.”
CINECLUB
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18 de enero de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
En los albores de su cine, Hitchcock hizo películas que no eran de Hitchcock. Englobada dentro del cine mudo, el que posteriormente se consagrará como genio del suspense, nos cuenta una historia en la que dos boxeadores con una pasión en común por el deporte, terminan enfrentados por una mujer que los divide. Con estas premisas se han hecho muchas películas a lo largo de la historia, claro que alguien debía ser el pionero y alguien debería saber plasmar una historia como aquella con los recursos que había. En una época en la que el cine solía divertir más que entretener, ya se muestran algunas de las cualidades de Hitchcock como director como los primeros planos gestuales o los contrapicados. Por lo demás es una historia bien llevada con un hilo argumental in crescendo hasta llegar al punto álgido que todos estamos esperando.
Cinero_Simplon
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22 de junio de 2018
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es la única película de Alfred Hitchcock que el guión es propio de él mismo. Y.... aún entiendo mucho menos, como esta película está fuera totalmente del suspense que tanto nos tiene acostumbrados, incluso en sus anteriores películas tiene más suspense.

Fue éxito en crítica, pero fracaso en taquilla.

Y realmente estoy totalmente de acuerdo. Técnicamente es muy buena. Utiliza efectos visuales muy típico de él (fusiones de imágenes, sobre todo, por ejemplo cuando el boxeador firma un contrato dándose la mano y se fusiona con un apretón de manos de su prometida con el amante, y así varias veces más). Por esta parte es brillante.

Ahora, argumentalmente, es muy básico. Quizás en su día estaba bien, sin sobresaltar, pero le falta más chicha (supongo que por eso fue fracaso en taquilla).

Según parece, el mismo Hitchcock iba a boxeos en Londres, y le llamó la atención que hubiera público bien vestido y con "caché" y también que se espolvoreaba con champang a los boxeadores. Dos detalles que bien se ven en la película.
edugrn
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27 de abril de 2020
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
“El ring” nos parece hoy una película menor dentro de la frutífera carrera de Alfred Hitchcock; no obstante, en su día le permitió gozar de presupuesto e independencia inopinados merced a los estudios British International Pictures, trampolín esencial para un cineasta en evidente formación: no tenía treinta años y había rodado apenas tres películas.
Muchos (falsos) puristas le achacan que es “poco hitchcockiana”, supongo que basándose en la ausencia de un suspense al uso, con falso culpable y coprotagonista rubia. Cierto que la historia —original del propio Hitchcock y de Alma Reville, su esposa y sempiterna colaboradora— presenta un punto melodramático de más, si bien nada fuera de lo normal para los usos de la época. Pese a su convencionalismo, “El ring” sí contiene pasajes en los que se hace un notable desgranamiento de la intriga, como ese primer enfrentamiento entre “One Round” Jack y el campeón australiano Bob Corby al que asistimos desde el obstaculizado punto de vista de Mabel, novia del primero; o la amarga espera de su ya esposo para celebrar una brillante victoria con ella y sus amigos, proto-ejemplo de la concepción hitchcockiana del suspense, magistralmente explicada en sus imprescindibles entrevistas con Truffaut para el libro —la Biblia— “El cine según Hitchcock”: todos sabemos dónde está ella y con quién, incluido su resignado marido, lo angustioso es preguntarse cuándo regresará y qué consecuencias tendrá el flagrante engaño.
Asimismo, encontramos motivos recurrentes en su obra posterior, tomados precisamente del cine mudo y, más en concreto, del expresionismo alemán, del que siempre se reconocerá deudor, caso del claroscuro, los trucajes con los que simular estados alterados de conciencia y, especialmente, los planos de detalle —espirales, bocas y, sobre todo, manos pespuntean de manera característica la narrativa de Hitchcock—. Por otra parte, las escenas de acción, y especialmente, ese combate final, precedente de numerosos filmes de tema pugilístico, están rodados con pericia reseñable.
Carorpar
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