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Una razón brillante

Drama. Comedia Neïla Salah es una joven del extrarradio parisino que sueña con ser abogada. Se ha matriculado en la facultad de Derecho más importante de París, pero el primer día de clase tiene un enfrentamiento con Pierre Mazard, un profesor algo conflictivo. Para redimirse, el profesor propone a Neïla ayudarla a preparar una importante prueba a nivel nacional. Aunque cínico y exigente, Pierre sería la ayuda ideal que Neïla está necesitando pero ... [+]
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Críticas 43
Críticas ordenadas por utilidad
19 de abril de 2018
10 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se han visto muchas veces este tipo de historias en el cine, y la verdad es que dan juego. El profesor maduro, próximo a la jubilación, de vuelta de todo, quejoso de la miseria intelectual de sus alumnos, mezquino y egocéntrico, provoca deliberadamente a sus alumnos con el fin de estimularlos culturalmente. Por otra parte, la chica joven y humilde, en las antípodas de su profesor, tanto en edad como en creencias, talante y perspectiva de la vida. Pero los extremos se tocan, y por eso cuando les toca, a regañadientes, formar equipo de trabajo para preparar un concurso de dialéctica, la cosa funciona.

A medida que empiezan a trabajar y a conocerse, van cediendo paulatinamente, para tratar de acercarse a las posiciones del otro. El profesor utiliza el libro de Schopenhauer “El arte de tener razón” para enseñar a su alumna a argumentar sus razones, para que entienda que en la discusión es más importante el modo en que se expresan los razonamientos que éstos en sí mismos. Que no se trata tanto de defender la verdad como de saber imponer tu criterio con elocuencia.

Attal opta por narrarnos la historia más desde el punto de vista de la chica que con el del profesor. Así, asistimos a sus viajes en metro o autobús, sus rutinas en casa, los ratos con los amigos del barrio o su incipiente relación amorosa con su vecino Mounir (Yasin Houicha). En cambio, no se nos muestra apenas nada de la vida del profesor fuera de las aulas, salvo cuando está con ella preparando el concurso.

El film transcurre siempre por cauces amables. Es una pena que Attal no haya sido un poco más atrevido. Su apuesta por la comedia ligera y por la comercialidad le evita indagar a fondo en temas como la desigualdad social, la falta de interés por la cultura, los problemas de integración de los inmigrantes, y hasta el machismo. Todo se toca de pasada, de refilón, para no ofender. La comedia está bien lograda, pero le falta acidez. Parece más una comedia norteamericana que una europea.

Llama la atención el trabajo de los dos principales intérpretes. De Daniel Auteuil no sorprende, le conozco desde sus películas de principios de los noventa y siempre ha estado a la altura. En cambio, Camelia Jordana es una grata sorpresa. El director además sabe utilizar su rostro expresivo y luminoso en algunos planos para dotar de una emoción extra a algunas escenas. Y lo mejor es que Auteuil y Jordana se mejoran mutuamente, desprendiendo una gran química interpretativa entre ellos, que hace que suban de nivel en las escenas que comparten.

El resultado final de todo es una película entretenida, divertida, y llena de buenas intenciones. Lo peor que tiene es que es bastante previsible (totalmente, de hecho) y que su humor y su mensaje están bastante almibarados. Pero bueno, aún así se ve con agrado y algunas escenas tienen bastante gracia.

Además, siempre está muy bien que haya películas que reivindiquen la cultura, que den importancia al lenguaje, que fomente el disfrute intelectual y de paso alerte (aunque yo creo que en vano) del peligro de los prejuicios. Para pasar un buen rato y al salir tener ganas de leer a Schopenhauer.

https://keizzine.wordpress.com/
keizz
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3 de noviembre de 2018
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
El profesor Mazard es un tipo pagado de sí mismo, chapado a la antigua, vanidoso y un punto impertinente, cuando no directamente racista. Neila, francesa de origen argelino, quiere convertirse en abogada. Lástima que el primer día de clase llegue tarde y despierte las iras del susodicho profesor, que la colma de injurias e insultos. Denunciado a la dirección por algunos alumnos, Mazard sólo tiene una oportunidad de redimirse: convertir a la alumna díscola en la ganadora del concurso de elocuencia entre universidades. El veterano docente tendrá que convertir al patito feo en alguien brillante y brioso. Pigmalión, ¿verdad? My Fair Lady, si no os suena lo otro.Entre la alumna y el profesor empezará a aparecer algo cercano al respeto, y tal vez admiración. Aunque, a veces, las cosas no siempre salgan bien...
Se trata de una de esas películas francesas que nos alegran la vida con cierta asiduidad. Buen guión, excelentes diálogos, acertado control de las situaciones... Y Daniel Auteuil. Qué grande es ese hombre, uno de los mayores actores del cine mundial. Aquí da otra lección de madurez y majestuosidad. Pero atención: mucho ojo a Camélia Jordana, que con veintiséis añitos planta cara a la estrella de la función y no se achanta, antes al contrario, se crece. Prestad atención a esa voz ronca, a esos sutiles gestos que delatan sus sentimientos, a la frescura con que afronta una prueba de fuego. Un duelo interpretativo que, para ser justos, acaba en tablas. Imposible que los dos estén mejor.
Y sin embargo... Le falta algo.Tal vez una reflexión más crítica sobre el racismo soterrado de cierta clase intelectual. Tal vez un acercamiento más realista a la diferencia de las clases que representan Mazard y Neila. Tal vez una plasmación menos edulcorada del personal que habita en la banlieue, de la depauperación social, cultural y vital de esos guetos empotrados en hermosas ciudades. Tal vez una descripción más descarnada de la licha por la supervivencia.
Aunque, finalmente, Una razón brillante es una comedia sazonada con toques dramáticos, o un drama abierto a la comedia, y estemos pidiendo otro tipo de película. En cualquier caso, muy recomendable, un soplo de aire fresco entre tanta bazofia.
Eduardo
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9 de septiembre de 2018
15 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es la típica película francesa cuyo trasfondo no es más que la imposición a una integración y aceptación de un multiculturalismo al que insisten en pintar de "benévolo". Los estereotipos son siempre los mismos; sabemos de antemano quién es el "bueno", el "malo" y el "racista". No hay nada nuevo que valga la pena ver en esta película de argumento trillado y manipulador; es el drama de la actual Francia, que busca convencerse, o más bien, a quien buscan convencer de vivir en un mundo de diversidad idealista y utópica, en una realidad que no existe, y que por tanto está muy lejos de la verdad.
xavierhorn
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4 de abril de 2018
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
El argumento que es la relación de un profesor francés con su alumna árabe y los conflictos y los encuentros que entre ellos se producen a través de la preparación de un concurso de oratoria.

Lo mejor ,para m, es la idea de que esa relación y encuentro de dos mundos diferentes se de a través de la oratoria.
El reflejo de que dos mundos enfrentados desaparece cuando el humano se pone muy cerca.

LO peor es que los discursos y el guión pudo ser mucho mas brillante y trabajado. Tampoco me gusta el tufo a cuento de hadas.

Mantiene un buen ritmo y está muy bien interpretada.

Recomiendo verla.
Solidad
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9 de abril de 2018
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Comedia francesa de denuncia social, elementos de sarcasmo y humor con un guión ágil que hace que se vea bien y un buen reparto que sostiene la cinta con brío (que es el título original del film: ‘Le brio’).

El director de origen judío Yvan Attal construye una película que entretiene; no es la comedia francesa al uso, su trama de superación de la protagonista, la actitud enervante del profesor protagonista, la crítica al racismo unido a un final emotivo con alma, encanto y ternura, hace que la película haya tenido una gran acogida entre el público. No hay que olvidar el excelente guión de Attal y Noé Debré, entre otros, con los personajes pulcramente escritos y una buena calidad narrativa.

En el reparto Daniel Auteil vuelve a demostrar lo gran actor que es en un papel de personaje racista, cascarrabias, insolente pero de buen corazón, cuyos registros sabe transmitir al espectador. Carmélia Jordana se entrega con magisterio juvenil a una interpretación muy buena, con fuerza y muy convincente (premiada en los César). Y Yasin Houicha pasa el corte como novio argelino de la chica. Y acompañando interesantes imágenes de archivo: Jacques Brel, Romain Gary, o François Mitterrand.

Es una película sobre la enseñanza universitaria o, podemos decir, una película sobre profesores. Lo que ocurre es que esta cinta conjuga esa emoción e inteligencia, que la eleva sobre otras películas del género. Un film formalmente impecable al que se le ve la influencia de modelos cinematográficos como la ‘screwball comedy’ hollywoodiense el mito de Pigmalión, como el archiconocido musical 'My Fair Lady' dirigido por George Cukor en 1964.

En conclusión, film de profesor-alumna adentrándose en el arte de convencer, donde lo de menos es tener razón o estar convencido de lo que se expone o pretende, cuanto el hecho de que la gente, el jurado o quien sea, se crea las argumentaciones que se exponen. Para ello, claro, hay que saber utilizar la razón, conocer el arte de la oratoria, manejar la potencia del vocabulario y no olvidar la elegancia de la propia imagen. Todo eso nada menos le enseña el incorrecto profesor a la rebelde alumna. Y ella, agradecida para siempre.
Kikivall
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