Cita en Hong Kong

Rutinaria cinta de aventuras que, a pesar de estar ambientada en un exótico país y en una interesante época, ( después de la segunda Guerra Mundial, cuando Hong Kong era colonia británica pero los mares que la rodean pertenecían a la China comunista), no consigue despegar y se nos queda en una historia mal esbozada y peor rematada.
Clark Gable encarna a un aventurero que vive del contrabando en esos lares. Susan Hayward, es una mujer que busca a su marido desaparecido en territorio chino, el cual se aventuró en esas tierras de manera ilegal y ahora está prisionero de ellos.
La mujer removerá cielo y tierra para dar con el paradero de su marido en una ciudad ( Hong Kong), llena de oportunistas, exiliados y hombres sin patria que harían muchas cosas por obtener la recompensa que la mujer ofrece a quién le de una pista de dónde se encuentra su marido. Clark Gable, tendrá que ayudarla antes de que se meta en un lío y, cómo no, la atracción entre ellos se hará evidente.
Previsible y un pelín sosa, la cinta funciona más por la presentación de los diferentes secundarios y sus respectivas historias que suben un poco el nivel del film, pero no termina de profundizar en nada y la película da más la impresión de ser un lienzo inacabado que otra cosa. Para pasar el rato.

Entretenida película clásica de aventuras hollywodiense donde por encima de todo prima, me temo, la lucha yanki contra todo lo que sonaba comunista. No en vano, pese a que lo principal es, por un lado, la historia amorosa entre los dos protagonistas, y por el otro, la meramente de intriga y de aventuras, lo que subyace es el anticomunismo radical de los creadores de la peli. Esto se comprueba fácilmente en todo lo que acontece al personaje del antiguo militar chino repudiado por su país y que malvive en Hong Kong, casi casi de la caridad de quien le da un plato de arroz, y, por supuesto, en el estado del marido de la protagonista...
Si conseguimos abstraernos de todo esto podemos pasar un rato ameno, no en vano no es en absoluto aburrida, sobre todo por la simpatía y socarrones diálogos que generan los personajes secundarios, sobre todo los que "habitan" el bar regentado por un pícaro de mucho cuidado, y sus amigotes, todos ellos de escasas luces pero chistosos a más no poder cada vez que abren la boca. Y es que, en este sentido, el guión de Ernest K. Gann está bien escrito y los actores lo bordan.
Lo menos importante y lo que finalmente interesa menos es la parte meramente de intriga y la historia de amor entre los protagonistas, que es la base de la peli, pero cada vez que salen en pantalla dichos peculiares personajes secundarios la peli sube un montón, esa es la verdad.
El empaque técnico del film es de primera, con una fotografía preciosa de Leo Tove, una espléndida dirección artística de interiores y una envolvente y elegante música de Hugo Friedhofer.
Lo cierto es que se la peli ve con agrado aunque sin ningún apasionamiento. Como curiosidad decir que esta cinta fue pasto de los censores franquistas de la época, como se demuestra en su minuto final, minuto que no se vió en los cines españoles de la época por transgredir la moral nacional-católica, digo yo. Y es que en todo el metraje los personajes son "demasiado" liberales, demasiado "extranjeros" para las costumbres de la época reprimida española.
En fin...de vergüenza ajena.

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Interesante y entretenida cinta, donde se desarrolla la temática del amor prohibido y el deber de una mujer es busca de su esposo. Las películas de Edward Dmytryk suelen ser de buen nivel y esta, en mi opinión, lo confirma, ya que hace del metraje, 96 minutos entretenidos y donde el interés se mantiene constante. Las actuaciones son excelentes sobre todo el de un cínico hombre de negocios interpretado por Gable, y la recatada esposa, hecho por Susan Hayward. El ambiente denota la oprimente aura de un país donde viven en una semi-esclavitud.