El desafío del búfalo blanco

Esta película de J. Lee Thompson es una original e inquietante muestra de cine "western" adobada con elementos terroríficos, aunque un bisonte blanco no puede dar mucho miedo, por muy grande que sea...Como en un "western" previo de este director, "El oro de Mackenna" (Mackenna´s Gold, 1969), se juega con una dimensión mítica, legendaria, que no suele ser frecuente en el cine del Oeste. Por otro lado, este film se parece a "Tiburón" (Jaws, 1975), de Steven Spielberg.

Charles Bronson, como el famoso pistolero Wild Bill Hickok, ofrece, con su melena negra y sus gafas de sol, un extraño y oscuro retrato de un pistolero acorralado por una pesadilla recurrente, y es un héroe oscuro, tan oscuro como los cristales de sus gafas. Will Sampson interpreta un papel muy bueno, de indio en busca de venganza, y, en fin, por una vez un actor amerindio interpreta a un personaje amerindio, no como en el "western" de los años 50. Jack Warden, Kim Novak y Clint Walker completan un buen pero desaprovechado reparto.

"- ¿A cuántos indios has matado?
- Esos no se cuentan".

Vista dos veces, la primera de ellas hace más de treinta años, pensé esto de ella:

"Bastante entretenido western.
Es un poco rarillo, y contiene elementos fantásticos, pero eso, aunque puede en un principio sorprender al espectador, le da un toque original beneficioso.
No es ni mucho menos una gran obra, pero es agradable y en ningún momento llega a aburrir, por lo que es disfrutable.
Bronson, bien en un papel desacostumbrado, demostrando lo que yo ya sabía hace mucho, que puede ser un actor bastante competente si se lo propone".

Vista por segunda vez, en septiembre de 2019, por aquello de la nostalgia, compruebo que me ha parecido menos bonita, entretenida o/y interesante que la primera vez.
Sí, he pasado el rato y no me he aburrido. Y en cuanto al papel de Bronson, pues sí que no es de los que nos tuvo acostumbrados en las pelis con el mismo realizador, Lee Thompson, pero tampoco va más allá.
A veces la cinta parece un spaguetti, no por su forma, que es más yanki que italiano, por ejemplo (gracias a Dios) sino por su manera de narrar la historia, un tanto deslavazada, con personajes que van y vienen, casi para rellenar el argumento que por el interés intrínseco que puedan tener.
Eso sí, se agradece de veras el ir viendo a distintos intérpretes que tuvieron peso en un pasado más o menos reciente, como Kim Novak (todavía preciosa y de muy buen ver), Stuart Whitman (en un papel episódico) al igual que el gran John Carradine. En fin...
El paso del tiempo no le ha beneficiado mucho, pero tampoco la ha machacado.

http://filmsencajatonta.blogspot.com

Western extraño, casi sobrenatural, numinoso, supone la última incursión de Charles Bronson en el género, y culmina la trilogía "animalera" de Dino De Laurentiis, iniciada con la desventurada King Kong, un auténtico insulto para los fans del original, continuada con Orca, la ballena asesina, vulgar imitación de Tiburón, aunque no tan desaforadamente mala como la del pobre gorila (una de las escasas cintas en que Charlotte Rampling no exhibe el felpudo), y rematada con la que nos ocupa. Bronson es el mítico Wild Bill Hicock, torturado por pesadillas recurrentes sobre un búfalo blanco gigantesco que amenaza su existencia. Will Sampson es el no menos mítico Caballo Loco, que quiere vengar la muerte de su hijita a pezuñas del bicho de marras. Entre ambos, enemigos por antonomasia, se operará un cambio radical que dará lugar a una breve amistad para acabar con el enemigo común. J. Lee Thompson dirige con eficacia, incluso inspiración, véase la escena inicial, rodada con un primor insólito, con el fin de adentrarte en el mundo de pesadilla que recorre toda la cinta. Por supuesto, está inspirada en Moby Dick, faltaría más, pero eso no disminuye sus componentes originales. En un ambiente claustrofóbico, debido a la nieve que se espesa sobre y alrededor de nuestros (anti)héroes, se desarrolla la acción, cuajada de terror en algunos momentos. Secundarios de oro adornan las imágenes, empezando por una Kim Novak que luce corpiño, preciosa como siempre, y siguiendo con los míticos John Carradine, Clint Walker, el entrañable Cheyenne de nuestra infancia, Slim Pickens, y Stuart Whitman, todos ellos en apariciones que pueden contarse en escasísimos minutos. Otro de los grandes aciertos de la obra es la monumental banda sonora del gran John Barry, una composición definida por esa percusión tan inquietante que suma valor a la aterradora atmósfera, y con un tema central de exaltado lirismo. Naturalmente, hay un pero, y reside en los infaustos efectos especiales del monstruo, de una desidia, una pobreza, una cutrez que casi están a punto de arruinar la película, que, de hecho, se pegó un gran batacazo comercial, no supo ser apreciada por los connoisseurs en una época en que el western ya agonizaba (aunque sigue gozando de excelente mala salud). En suma, a descubrir y degustar tras décadas de olvido y desprecio.

Se esfuerza esta película de Charles Bronson en ser fiel a una novela entretenida pero concisa.
Tres cazadores quieren abatir a un temible búfalo blanco cuya fuerza se asemeja a Gozilla en un extraño encuadre nevado que pondrá a prueba el temple de los tres pistoleros.

Uno de ellos es Charles Bronson. Peli brillante, en la que curiosamente no aparece su ex-esposa Jill Ireland con la que hizo casi una veintena de pelis creo, sino cerca y que aquí es sustituida por un breve cameo de Kim Novak. Pertenece esta obra al período del oeste de Bronson, y si bien las trivialidades de los efectos vienen asociadas a críticas negativas vista desde un punto de vista actual, siendo consciente de que se rodó en los setenta es una película entretenida y llena de vida, de suspense y larga, como todas las del oeste de esa época.
Película que sería inviable a día de hoy. Pues el remake sería como lo son todos, lamentable.
Las interpretaciones son más que convincentes, y la trama muy calmada. Excelente para dejar que el tiempo pase una tarde de domingo que se quiera disfrutar de cine de verdad.

Entretenida, básica, sencilla, directa, sucia, salvaje, entrañable, profunda, pasajera, interesante, intrigante y correcta producción en la que tres desconocidos con buen manejo y destreza en la caza, se posicionan para dar caza a un peligroso animal, el bufalo blanco de dimensiones poderosas.
Correcta y satisfactoria producción de aventuras con ligeras dosis de terror y suspense en la que tres hombres expertos en el arte de la caza, se enfrentan a sus miedos y retos personales, enfrentándose a un monstruo respetado y temido por todos ellos.
El desafío del bufalo blanco, queda como un interesante y acertado producto de entretenimiento plagado de momentos de tensión, acompañados por otros que dejan espacio para el respeto y camaradería surgida entre los protagonistas. Una película recomendable y de satisfactorios resultados, toda una caza al entretenimiento.