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El método

Drama Siete aspirantes a un puesto ejecutivo se presentan a la prueba de selección de personal de una empresa multinacional, situada en un rascacielos de Madrid. Sus personalidades son de lo más dispar: el triunfador, el agresivo, la mujer insegura, el crítico, el indeciso. En un clima de tensa competitividad, el miedo y las dudas se irán apoderando de los participantes, que caen en un estado de paranoia tal que llegan a sospechar que están ... [+]
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Críticas 181
Críticas ordenadas por utilidad
16 de febrero de 2011
44 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante documento sociológico filmado por Marcelo Piñeyro en base a la obra teatral de Galcerán que, cinco años después de estrenarse, explica muchas de las cosas que han sucedido en España -y en casi todo el Mundo- desde 2008 hasta la fecha.
El hecho de hipertrofiar hasta la parodia el espíritu competitivo de los altos ejecutivos creó una generación de "triunfadores" que consiguieron estrellarnos a todos nosotros con estrépito.
La táctica de usar para seleccionar a su personal técnicas del ejército nazi, que también acabó estrellado, suena tan realista que no puede extrañar a nadie.
Un día sí y otro también escuchábamos en los medios de comunicación las ocurrencias de los departamentos de recursos humanos de las grandes empresas de usar tácticas de guerrilla en campo abierto, o combates de boxeo simulado, para entrenar a sus altos ejecutivos en su misión de comerse el mundo.
Ahora, alguno de ellos está en la Islas Caymán disfrutando de un retiro dorado como pago a haber hecho quebrar su banco y dejar en la calle y sin ahorros a miles y miles de ciudadanos de a pié; otros, los menos espabilados, están en el paro o en la cárcel (Islandia) y el resto están tratando de reciclarse hacia un nuevo modelo que premie más el mérito y el esfuerzo continuado que el espíritu asesino e insaciable que se fomentó en casi todas las empresas en los nefastos años previos a la gran crisis.
Que nos sirva a todos de escarmiento, aunque conociendo al género humano, lo dudo mucho...
lisufelligus
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22 de diciembre de 2009
48 de 61 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se queda a medio gas y es una lástima. Muchas de las víctimas de las cada vez más estrambóticas técnicas de selección de personal de las grandes empresas nos merecíamos una venganza en condiciones, pero "El método" es demasiado teatral (en el mal sentido) para creérnosla o para sentir nuestra justa retribución tras las humillaciones sufridas. Más que una crítica constructiva o un ataque destroyer, parece una partida de rol en el que los estereotipos se reúnen con un papel definido desde el principio. Sus aportaciones y decisiones siguen un patrón tan determinado que lo que hubiera debido ser sátira empresarial deviene en casi casi otro experimento por sí misma.

El método Gronhölm en realidad no es exagerado: es un compendio concentrado de la mayoría de putaditas con que Recursos Humanos trata de determinar si eres o no un psicópata. Normalmente estas tácticas no suelen ir juntas, pero la licencia cinematográfica lo permite y no queda mal. Lástima que no sea suficiente para llenar más de media hora (la media hora inicial está interesante) y que el resto sea puro relleno con agua de azucarillo. A medida que van cayendo los candidatos al puesto que ofrece la empresa afiliada a "El método", va cayendo el interés.

En cuanto a las interpretaciones, mención aparte merece Eduard Fernández que es sin duda el que más partido saca a su malrollero personaje. Pablo Echarri no lo hace mal tampoco. Adriana Ozores regular y Ernesto Alterio bastante flojo por momentos. Carmelo Gómez cumple con eficacia y naufragan el siempre mediocre Noriega, la desconcertante Najwa Nimri (soy incapaz de juzgar el talento interpretativo de una actriz que necesitas el sonotone para poder oírla). Por último mencionar lo del personaje de Natalia Verbeke, que quizás pretende ser inquietante, pero con la rara inexpresividad de esta actriz se queda simplemente en chocante.

Piñeyro se revela por completo incapaz de mantener tenso el hilo. A mitad de la película, la cosa pega un bajón importante y ni la empresa consigue darnos asco, ni el destino de los candidatos, interesarnos. Como sangrante y realista, prefiero con mucho el sketch de Vaya Semanita sobre entrevistas de trabajo: eso sí que da miedo.
Neathara
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21 de enero de 2012
30 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
En lo alto de un rascacielos madrileño, tan arriba que apenas se oye el estruendo de las manifestaciones antiglobalización que abogan por un mundo menos competitivo y más libre de la ultracodicia, siete candidatos acuden a una entrevista para optar a un puesto en una empresa. En lugar de ser convocados uno a uno, se les hace pasar juntos a una sala dotada con un un mobiliario funcional: una mesa con ordenadores, un sillón para el descanso y otros pocos muebles. Desde el ventanal la vista urbana no incluye la calle que, muy abajo, hierve de multitudes. Ningún entrevistador hace acto de presencia. Sólo cuentan con una sonriente secretaria que a intervalos entra a cerciorarse de que se encuentran bien atendidos, o a lo mejor esa es una tapadera más para observar sus reacciones. Dejados a sus propios recursos y guiados por instrucciones enviadas a los ordenadores de los que disponen, inician una feroz competición prueba tras prueba.
El juego de apariencias y de engaños se va enroscando, la desconfianza es muy espesa, cada cual rivaliza con el resto según su personalidad y sus aptitudes, y no se sabe qué es verdad y qué es mentira, si todos mienten y fingen y se traicionan en la lid despiadada para eliminar al resto. Si hay ramalazos de sinceridad, no tardan en ser objeto de un crudo análisis colectivo y de escepticismos, o se les da la vuelta para ser empleados contra sus autores.
Unos u otros van poniendo en evidencia sus capacidades para mentir y manipular, surgen brotes de prepotencia, machismo, violencia contenida, indecisiones e hipocresías, y cuando hay algún gesto noble no se sabe si es auténtico o si se incluye en el plan de alguno, o en todo caso carece de plena credibilidad porque desde que entraron en esa sala se miran unos a otros con suspicacia.
Los engranajes han sido perfectamente maquinados para poner brutalmente a prueba el temple y descubrir las limitaciones.
La multinacional X que ha organizado el encuentro es, como son todas estas empresas gigantescas, totalmente impersonal e invisible aunque pese todo el tiempo en el ánimo de los aspirantes. Una especie de Dios anónimo, omnipotente, frío y distante que se divierte contemplando cómo esos diminutos infusorios que tiene pisados bajo sus pies se venden al sistema, irónicamente por encima de la turba que clama por un mundo un poco menos injusto, y se muerden y devoran metafóricamente en la pelea hacia ese único puesto denigrante que exige el mayor tributo: perder la humanidad.
El origen teatral hace ganar enteros y la tensa cohabitación entre siete personas, cinco hombres y dos mujeres, basta para que desfilen en rápida sucesión prejuicios, rencores, embustes, silencios, tretas, arrogancia, titubeos, provocaciones, pequeñas venganzas y hasta insultos.
Nada nos hace perder tanto los rasgos positivos del carácter como una carrera hacia la más áspera supervivencia regida por leyes crueles.
Vivoleyendo
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25 de noviembre de 2005
31 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quizá mi opinión no es imparcial, pues aplaudo con entusiasmo cualquier obra de ficción o documental que retrate los psicólogos de RRHH como seres malvados en la frontera de la locura, y sin embargo afirmo tajantemente que esta peli está muy bien.

Resulta que la historia del proceso de selección de empleados de una empresa (que seguramente es una consultoría) visto como metáfora de la salvaje competitividad del libre mercado no tiene por que ser un coñazo didáctico y pamfletero, sinó que puede aparecer así, en plan thriller eliminatorio en la tradición de los Diez Negritos, Operación Triunfo o Cube.

Las pruebas con las que torturan a los protagonistas del jueguecito alternan la denuncia documentalista (parece fruto de un guionista perverso, pero esa tontería del bunker o parecidas les encantan a las sanguijuelas de RRHH del mundo real) con la parodia (lo de la pelota sí que ya suena a cachondeo); y quizá el final me supo a poco porqué todavía esperaba algún golpe de efecto más, pero seguramente es sólo porqué de buen principio la peli no para de sorprender, divertir y acojonar (no es que salga mucha sangre, pero la opresión psicológica, la violencia verbal y las crueldades innecesarias se amontonan).

Vamos, que se ve que se puede hacer cine con denuncia social sin aburrir al espectador, quién iba a decir que tal cosa fuese posible.

Nota: excelente.
Listocomics Puntocom
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27 de febrero de 2006
36 de 51 usuarios han encontrado esta crítica útil
"El método Gronhölm" es una crítica ácida del mundo laboral y capitalismo exacerbado. Una de las películas nacionales más interesantes de este año aunque se haya reclutado a Marcelo Piñeyro para tal cometido.

Con un buen reparto coral donde destacan las buenas interpretaciones, la selección de de personal para cubrir una vacante para un puesto importantísimo que desconocemos, sacará los más oscuros planes y pensamientos de los aspirantes. Aunque tampoco tendría que ser un puesto importante. En la sociedad en la que vivimos, donde el pez grande se come al pequeño, esa misma situación podría repetirse para cubrir una vacante de limpiador de atrezzo en una productora de cine porno.

Recuerda a “Doce hombres sin piedad” al intentar construir toda la trama en una sala de reuniones y sus aseos. Aunque posiblemente esa coincidencia narrativa se deba a que está basada en una obra de teatro donde el cambio de escenarios es más limitado.

Seguramente el guión funcione mejor en teatro por la repetición en su estructura. Todo se limita a diferentes pruebas eliminatorias como si se tratase de un reality show. Y esa es su peor virtud. Puede llegar a cansar al no mantener el tipo en todas las pruebas y ser tan repetitiva en sus situaciones y diálogos.

Le falta más mala hostia y debería ser más ácida en determinados momentos, pero el resultado final está por encima de la media de lo que se hace últimamente en España. Y lo que es más importante, su mensaje queda fortalecido por su trasfondo, el de una macro manifestación antiglobalización.
Maldito Bastardo
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