Lantouri

El cine iraní me sigue sorprendiendo. No han sido de mi agrado todas las películas iraníes que ví, pero sí varias, entre ellas Lantouri, a pesar de tener dos características que habitualmente me molestan: ser un poco complicada de entender y tener al final unas escenas muy impresionantes. No obstante, a medida que la película va avanzando se hace comprensible, y cuando aparecieron las imágenes que mencioné, el interés por saber el desenlace venció a mi sensibilidad.
Lantouri se construye como un gran rompecabezas, en el que las piezas son entrevistas ficticias a personas de distintas extracciones sociales y con diferentes orientaciones políticas (un verdulero, un conservador de clase media-alta, un liberal, un estudiante, un juez, un abogado, un religioso y un policía) que con sus testimonios y opiniones van delineando el argumento. También se presentan declaraciones de los protagonistas principales y de sus amigos o conocidos.
En sus comienzos la película refiere a cómo se constituyó en Teherán una banda que en sus comienzos se ocupaba de raterías simples y luego se dedicó a extorsiones y tráfico de drogas, llegando a cometer asesinatos. Sin corte ni diferenciación explícita, el argumento pasa a centrarse en las circunstancias que devienen del enamoramiento de uno de los miembros de la pandilla, de una periodista, Maryam, a la que conoce casualmente. Maryam, es una militante de la no violencia y de los derechos humanos, que apoya una campaña para que los familiares de las víctimas de delitos contra su vida o su integridad, perdonen a los agresores, para evitar que sean castigados con la pena de muerte o con la Ley del Talión. Al finalizar la película, se pone en evidencia de manera impactante la absoluta convicción de Maryam en sus ideales y su inmensa fortaleza moral.
En una crítica leí que Dormishian introduce notas humorísticas en el relato, pero no recuerdo siquiera haber sonreído en ningún momento.
Los hechos en sí y la forma en que son relatados abren un abanico de temas para reflexionar:

- la disparidad entre los testimonios sobre un mismo hecho ("se entregó" vs. "lo detuvimos") y las diferentes interpretaciones según el punto de vista de los entrevistados ("robaban para darle a los pobres" vs. "eran una escoria"), plantean lo difícil que es arribar a la verdad y construir consensos.

- las diferentes apreciaciones sobre si conviene o no denunciar las injusticias, la corrupción y la discriminación ("no debemos deshonrar a nuestro país ante un mundo adonde también se cometen barbaridades" o "si mostramos lo que se hace mal atentamos contra la esperanza", vs. "hay que mostrar la verdad"), alertan sobre la valentía de quienes se exponen mostrando y criticando lo que impide el desarrollo de una sociedad justa, en este caso particular en Irán.

- y el tema medular, que es el planteamiento de la persistencia en el sistema legal de Irán de dos leyes incompatibles con el respeto a los Derechos Humanos: la ley islámica Diya ("precio de la sangre") y la Ley del Talión (lex talionis)*.
El "precio o dinero de la sangre" permite que un condenado a muerte sea liberado de su pena, si la familia de la víctima lo perdona a cambio de una suma de dinero. Como una prueba mas de la denigración de que es objeto la mujer en el islam tradicional, si la víctima es mujer, el asesino deberá abonar la mitad de lo que correspondería si el muerto fuera varón**.
La ley del Talión, implica que la víctima de una lesión o su familia, en caso de que la misma haya sido mortal, puede exigir que el agresor sea castigado con la misma acción que infringió a la víctima. Lantouri muestra descarnadamente lo horrorosa que puede ser la práctica del "ojo por ojo y el diente por diente" que implica esta ley, conduciendo así a la conclusión que repetir el mismo horror perpretado por el delincuente, no es administrar justicia. Es sobre este punto, hacia el final de la película, cuando se expone el valor de la capacidad de perdonar, con la fuerza de un rayo que ilumina y conmueve y cobra sentido aquello de "errar es humano pero perdonar es divino".

* La vigencia y los efectos de estas leyes forman parte también del tema de la película del Director iraní Asghar Farhadi, Ciudad Bonita (Shah-re ziba), de 2004.
** Hace un tiempo se ha propuesto que la suma a pagar sea igual para los dos sexos, pero esta modificación de la ley aún no se ha realizado o no está vigente aún según la información a la que tuve acceso.