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Gremlins 2: La nueva generación

Fantástico. Comedia. Aventuras. Terror Tras la muerte de su cuidador, un simpático Gremlin es llevado a un laboratorio donde se encuentra con su antiguo dueño. Debido a un despiste, el animalillo se moja, multiplicándose en temibles duendecillos que se apoderarán del rascacielos más moderno de Nueva York. (FILMAFFINITY)
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Críticas 47
Críticas ordenadas por utilidad
6 de febrero de 2007
61 de 80 usuarios han encontrado esta crítica útil
A mí me dirán lo que quieran, pero donde esté el cine de ciencia ficción o aventuras de los ochenta o noventa, que se quiten esas nuevas películas estas con mil efectitos y pésimas realizaciones. ¿Dónde está esa intensidad que te dejaban estas películas desde el minuto uno? Ahora pretenden que las sustituyan los efectitos esos.

En fin, que si no han visto los Gremlins I y II, han perdido 4 horas de gran entretenimiento y diversión a raudales.
antonio_corleone
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16 de mayo de 2007
33 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
A veces las segundas partes llegan al nivel de las originales en cuanto a calidad técnica y narrativa.
Esta GREMLINS 2 es igual de entretenida que su predecesora, bien filmada y con efectos técnicos de innegable calidad.
"Gremlins" son las típicas películas que no se diferencian mucho en unas partes de otras, pues su cometido básico es entretener al personal.
Sin embargo, para ser justo, he de decir que, tras todo esto, GREMLINS 2 carece de la magia de la primera, el encanto de la novedad fantástica que llegó en 1984. Quizás sea esa una de las razones por las que la gente crucifica las continuaciones en las sagas, la falta de originalidad...no obstante, en este caso, falta frescura, pero sobra cachondeo, espéctaculo y diversión. En definitiva, una delicia.
fiodor
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24 de junio de 2014
13 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay clásicos como 'El padrino' y clásicos como 'Los Goonies'. Tal afirmación, no demasiado ortodoxa, quizá provoque rechazo entre los más puristas, pero probablemente se entienda lo que un humilde servidor quiere decir. 'Gremlins', la pequeña saga que pergeñó un Joe Dante en plena forma en 1984 y 1990 respectivamente, se encuadra en ese segundo grupo. Pero es bueno recalcar que no es sólo la nostalgia y el cariño lo que convierte este tipo de títulos en films inolvidables, sino el hecho de que (además) son buen cine, inteligente, cuidado y divertido. Viajemos al pasado para recordar a estas adorables, peligrosas y desquiciadas criaturas.

'Gremlins' es la historia de Billy, un joven de una pequeña localidad al que le regalan un mogwai, un insólito animal de nombre Gizmo y cuyos cuidados fundamentales pasan por cumplir unas reglas muy sencillas: no mojarse, no comer después de medianoche y, por supuesto, no exponerse a la luz del sol, que es mortal para él. De todos es sabido que dos de estas reglas no se respetarán, desencadenando una catástrofe memorable.

'Gremlins' aterrizó en un año inolvidable para el segundo grupo de clásicos antes mencionado, y fue bien acogida tanto por la crítica como por el público. Existe una queja más o menos extendida, y ya sabemos cómo pueden ser los americanos al respecto, pues la cinta de Dante gustó pero no pocos la acusaron de ser demasiado violenta y oscura, basándose sobre todo en que su mercado potencial era el adolescente. Esa postura conservadora impedía ver lo que quizá era uno de los mayores aciertos de la película: subvertir el cine navideño y convertirlo en un cuento de humor negro protagonizado por monstruos perversos. Una escena en particular, modélicamente construida, venía a desmontar el tópico de la felicidad a machamartillo en esas fechas tan señaladas, aquella donde Kate le cuenta a Billy la trágica historia por la que la Navidad sólo entraña dolor para ella. 'Gremlins', que antes de nada es un gran entretenimiento, se descubría como algo más. Y aunque sea lo gamberro y lo dionisíaco lo que más se recuerda (con razón), hay gravedad en la película, también por cómo maneja la historia de amistad entre Gizmo y Billy, desembocando en un final que a más de uno le pondrá la piel de gallina.

Precisamente no es esa seriedad y negrura lo que aporta la segunda parte, que desterraba cualquier viso de ello para apostar por la locura más desatada y cachonda y el gamberrismo más sano. La secuela hacía honor a las segundas partes y ofrecía más cantidad (y variedad) de monstruos, olvidando las presentaciones para ir con premura hacia el meollo de la cuestión. Aunque no logró repetir el éxito y la acogida de la primera, 'La nueva generación' (que así es cómo se llamó) alcanza cotas de diversión e ingenio mayores a las de su predecesora, empezando por la más inventiva y llamativa galería de criaturas (que incluían gremlins voladores, arácnidos e incluso la primera fémina -sexualmente desatada- de la saga) y por un sentido del homenaje y la referencia cinéfila explotado con mayor cariño y autoconsciencia (del terror de la Universal hasta la delicia artesanal del mítico Ray Harryhausen). El cóctel de ingredientes, que a algunos llegó a indigestársele, resultó ser tan excesivo y aparatoso como definitivamente gozoso, una auténtica fiesta del cine fantástico que se servía de un único escenario (un rascacielos peculiar) para disponer el jolgorio con gran libertad. Ya no protestaron por la violencia de la película, aunque pocos supieron (y saben) apreciar las virtudes de esta secuela, quizá inferior a la original, pero que es sin duda una pieza de género inteligente y digna de celebración (y revisión). Existe una estupenda y no consentida tercera parte, pero eso ya es cosa de 'La hora chanante'.

¿Por qué es una de las películas más famosas de todos los tiempos? O, mejor dicho, ¿dónde radica su éxito? Motivos sobran. Por un lado, una partitura inolvidable del gran Jerry Goldsmith que es carne de tarareo. Por otro, la participación de la fructífera Amblin y la siempre segura mano de Spielberg en la producción. Pero aún más importantes son las criaturas que dan nombre a la saga, cuyo diseño es un auténtico triunfo, logrando una interminable lista de marionetas originales, únicas y que son una maravilla de contemplar (gracias eternas, Chris Wallas), consiguiendo de propina un éxito de merchandinsing descomunal. Todo esto unido al inteligente guión de Chris Columbus en la primera, que estaba en estado de gracia entre 1984 y 1985, y al de Charlie Haas en la segunda, y a la sabia mano de Joe Dante, conforman los elementos que hicieron de 'Gremlins' un hito de culto, convirtiendo el argumento de una cinta de terror en dos películas de virtuosa artesanía y brillante comicidad, puntuadas por momentos que son puro e impagable delirio, como la inefable secuencia en el cine donde se proyecta 'Blancanieves y los 7 enanitos'. En suma, un placer a varios niveles, y que posee un corazón tierno y hermoso, al menos en la primera entrega.

(Final de la crítica sin spoilers más abajo)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Pableras
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2 de julio de 2006
25 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
El escenario para la hecatombe será esta vez la ciudad. Gizmo será llevado a un gigantesco rascacielos propiedad de un multimillonario donde se desarrollan todo tipo de actividades: desde la experimentación biológica hasta la emisión de canales de televisión. En esta ocasión, los gremlins agresivos mutarán a nuevas formas, algunas espectaculares y otras totalmente absurdas (lo digo en tono peyorativo).

Reconozco que me río con muchos de los locos gags, pero, precisamente por ser una acumulación de ellos bastante irregular, me parece menos fluida, menos entretenida.
jastarloa
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7 de junio de 2009
14 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una interesante continuación, que mantiene el nivel de dinamismo e intensidad en las situaciones narradas comparadas con la primera entrega.
La propuesta pasa por desplegar humor y fantasía paralelamente de la mano de esos simpáticos pero malévolos bichejos llamados Gremlins que desatan el caos y el desmadre, en esta ocasión en un moderno edificio de propiedad de un magnate.
Hay varios guiños a otras obras cinematográficas, la mayoría de la Warner Bros, como una suerte de entrecruzamientos de personajes míticos para acentuar aún más el tono burlón y delirante que la cinta posee.
Un filme muy intenso, que logra altas cotas de entretenimiento de la mano de un guión saludable y efectista que apuesta a ser una alternativa liviana pero sumamente contundente en su afán de ser un pasatiempo muy llamativo desde lo visual gracias a los logrados efectos especiales.
El diseño de los bichos es muy llamativo y atrapante para la vista, el tenor del argumento se descontrola alevosamente para dar por resultado una cinta enérgica y jocosa que despliega mucho vértigo y alucinación hilarante.
Es anecdótica pero siempre sugerente la presencia en la pantalla –aunque en escasa medida- de una leyenda de la actuación en cintas de terror como es Christopher Lee, quien da vida a un doctor loco que experimenta en uno de los pisos del innovador rascacielos donde se desarrolla la acción.
En fin, no tan buena como la primera ya que esencialmente no posee el factor sorpresa de la anterior, pero sí posee algunas salidas originales y extravagantes (el tiroteo con John Wayne, el Gremlin que habla, Guizmo copiando a Rambo... por citar algunas) que la convierten en una oferta bastante más cómica que su predecesora, y por ende un tanto más delirante y jocosa.
Pasatiempos Digitales
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