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Una mujer singular

Drama Michel (Yves Montand) y Lydia (Romy Schneider) son dos extraños que se encuentran en la calle. Los dos, que están pasando por momentos terribles en sus vidas, deciden empezar una relación para ayudarse mutuamente. (FILMAFFINITY)
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
5 de octubre de 2016
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
El martes 2 de diciembre de 1980, después de un almuerzo con el editor Claude Gallimard, el escritor, Romain Gary, subió a su piso en la rue du Bac, de París. Su amante y su hijo se encontraban fuera, y él, entonces, hizo una llamada a una amiga pidiéndole que lo recogiera en el aeropuerto al día siguiente. Enseguida, entró en su habitación, cerró las cortinas y sacó de las maletas un revólver que conservaba desde hacía mucho tiempo. Lo dejó sobre el nochero, y mientras se ponía ropa de dormir y se acostaba en la cama poniendo una gruesa toalla bajo su cabeza, por su mente es posible que hayan pasado los años de guerra cuando, bombardeando a los alemanes, sintió que pudo haber matado a un Rilke, un Goethe o un Hölderling… De pronto, se acordó de Lesley Blanch, la primera esposa que casi lo dejó en la ruina tras un largo proceso de separación… Seguramente, rememoró a la que fuera su segunda esposa, la bella Jean Seberg, en sus eternas crisis y en su momento final tras una sobredosis de alcohol y barbitúricos… ¡Y vaya uno a saber sino es la vida entera la que, en un instante, pasa velozmente por nuestra memoria! Pero, en Gary, deben haber pesado más los momentos difíciles y frustrantes que los positivos y felices, porque ‘agotado hasta el fondo’, tomó el revólver… se llevó el cañón a la boca… y disparó.

En 1977, Romain Gary publicó una novela muy cargada de todo este sentir que, por razones que no siempre conseguimos explicarnos -o sí, pero las callamos-, no conseguimos en las librerías en nuestro idioma. La tituló "Clair de Femme" (Claro de mujer), quizás en alusión al nostálgico "Claro de Luna" de Ludwig van Beethoven, y en ella nos cuenta la historia de un hombre de mediana edad, en crisis en su matrimonio -acaba de separarse de su esposa que padece cáncer- y de una bella mujer que, seis meses atrás, perdió a su hija en un accidente y tiene a su esposo en un grave estado de trastorno mental, quizás porque se siente culpable de lo sucedido.

Eros y thanatos entran, entonces, en un tierno y dulce, pero a la vez amargo y difícil juego, y un gran cúmulo de sentimientos y emociones, de impulsos y represiones, comenzarán a aflorar en ese par de solitarios con los que podremos conectarnos profundamente. Cada frase de él, o de ella, busca despojar al alma de insuficiencia; cada decisión contiene los impulsos que reclaman afecto y comprensión sin mayores reticencias; y cada contacto con la sociedad que les rodea, les demuestra que no están viviendo en el mejor de los mundos.

Es una historia de una sola noche que se volverá eterna en nuestro corazón, especialmente cuando sintamos que hemos vivido cosas parecidas, y más aún, si logramos captar la inmensa ternura y la honda poesía que hay en cada personaje, en cada imagen y en cada palabra.

El director Costa-Gavras, nos sorprende al salirse, por esta vez, del cine abiertamente político que lo caracterizara, para forjar una historia romántica que es una definitiva obra de arte. La pulcritud de cada imagen, y ese logrado propósito de desnudar el alma humana sin la estafa de hacerla lucir inmaculada o empalagosa, lleva este filme a la trascendencia más relevante que pueda merecer la honestidad.

Ives Montand, maravilloso debatiéndose entre la esposa a la que aún valora, pero que lo sacó de su lado, y esa otra mujer que sabe que le necesita y a la que él necesita más todavía; y Romy Schneider, fascinante, y preparándose, premonitoriamente, para lo que llegaría a sentir en su propia vida, cuando, menos de dos años después, perdiese a su hijo, David, al caer ensartado sobre la verja de su casa. Un hecho del que nunca se recuperaría, y aunque no se comprobó porque se evitó hacerle la autopsia, es bien factible que también ella, como Jean Seberg, haya inducido una salida desesperada de este mundo.

Lydia y Michel, son de esos seres que nos envuelven con su incontenible deseo de amar. Al fin y al cabo, como dijera, Gary, en su novela: “El amor es la única riqueza que crece cuando la prodigas”.

Título para Latinoamérica: <<CLARO DE MUJER>>
Luis Guillermo Cardona
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19 de mayo de 2013
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de ver la película, que me gustó aunque me dejó una sensación ambivalente, vuelvo aqui a ver los créditos, y descubro con estupor, primero, que es la adaptación de una novela, y segundo... que en el guión colaboró Milan Kundera!!!!!!! (Mi escritor favorito de hoy día junto con Paul Auster). Entonces entendí mejor. No he leido al autor de la obra (que manifestó por primera vez estar satisfecho con su adaptación), pero... esos dos seres que sufren, que se duelen, que se enredan en situaciones absurdas, ridículas, dubitativas, que se hieren, que se aman...son personajes que parecieran salidos de la propia pluma de Kundera. A muchos les parecerá curioso tal vez, Dustin Hoffman dijo que le pareció una de las historias de amor más hermosas que hubiera conocido. A Montand-Schneider no puedo juzgarlos objetivamente, siento un feeling muy especial por esa pareja, para mi, extraordinarios.
Pueden buscar la peli en mi blog: www.extranios-enelparaiso.blogspot.com
ulderick
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3 de junio de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bueno, antes de nada debo decir que soy un neófito en esto de criticar pelis, pero a los 50 minutos me cansé de ver la peli.

Me sentía atraído por la idea de ver a estos dos grandes actores en pantalla, a Yves Montand y Romy Schneider.
Sé que está basada en una gran novela de Romain Gary, pero el guión es cansino. El ritmo de la peli por momento se vuelve aburrido y tedioso.

Yo sinceramente veo pelis para entretenerme y no para que dos personas se pasen toda la película hablando del amor y de su significado gnoseológico. Yo para hablar de filosofía y de la epistemología del amor, me leo un libro de filosofía o psicología.

Para mí Costa Gavras es un gran director pero eso no le dá derecho a tenernos hora y media de metraje aguantando semejante batiburrillo de ideas soporíferas sobre el amor.

Además en la película apenas se vé a los protagonistas besándose o abrazándose, algo curioso, se les vé como hastiados, alejados uno del otro, con una distancia pasmosa entre ambos. Distanciados a veces en la manera de pensar y de actuar. Justificando constantemente el hecho de amar.

Yo pienso que cuando dos personas se enamoran no tienen semejantes diatribas mentales, ni tanta charla pseudo-pedagógica sobre el amor. Se aman y punto. Las discusiones vienen después, a los pocos días, o los pocos meses o años. Pero que dos personas se conozcan y se enamoren, y que estén discutiendo durante la única noche que están juntos me parece insólito.

En fin, que digan de mí lo que quieran, pero me pareció una peli sosa, como sosa y sin sentido fue la reunión que organiza la suegra de la protagonista, con un sentido del humor en cientos momentos nefasto y falto de originalidad.

La gente intelectual me criticará y dirá que es una obra maestra, pero ya os digo después de los primeros 50 minutos la película me hizo bostezar.
VICTORPARRADO
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4 de enero de 2023
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Clair de Femme es una “película francesa” del tipo de La memoria de los peces o Vivir por vivir. Costa-Gavras trata las pretensiones amorosas grandilocuentes, que desprecian la norma, lo ordinario. Son pretensiones tan elevadas que terminan por colmar las vidas hasta el tope, de vacío existencial.
Los valores llamados occidentales en pos del placer instantáneo, pero que logran el tedio eterno.
Personas sin problemas económicos que pueden viajar por el mundo sin ilusión, por inercia. Frialdad en cada acto de la vida. Esta historia pone en el espejo al protagonista, con la escena del baile español.
El mprotagonista siente horror de la cutre escena (una de las más cutres logradas en la historia del cine) porque en ella ve su cutre vida, su vulgar existencia.
Considero este letárgico chiste, una sátira de cierto cine francés. El clímax: !Es el baile español!
Costa-Gavras siempre nos hace pensar.
Dementiev
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11 de noviembre de 2014
3 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si quieres perder el tiempo hazlo,pero hazlo de otra manera y haciendo otro cosa más interesante que viendo ese truño de película.Y eso que tiene empezando a un gran director como Costa Gavras("Estado de sitio" "Z" ) y a una pareja de actorazos como Yves Montand y Romy Schneider .Como curiosidades puedes ver a unos jóvenes Roberto Begnini y Jean Reno; y si hay alguna sonrisa que puedas hechar es la escena del mono bailando con un caniche .El argumento es de lo más simple,dos personas en edad madura que quieren consolarse mutuamente por sus desgracias pero no son capaces por incompresión,egoísmo y porque la misma desolación les arrastra hacia una soledad que parece ser más seductora que el comienzo de una nueva relación .El guión es de lo más soporífero que te puedes encontrar,¡quién diría que el propio Kundera conrtibuyó al mismo¡.Las conversaciones entre los personajes son insípidas por completo,perdidas en una dialéctica poética como las películas vanguardistas de Godard,pero más enredado todavía si cabe.Se nota ya una cierta decadencia interpretativa de la propia Schneider (no sé si había perdido ya a su hijo o si se había separado ya de su segundo marido) e incluso de Montand ya que este tipo de papeles de hombre desolado lo hace tan bien que te llega a desolar a tí mismo.A la película por ponerle algo le pongo un 3,quizás sea lo peor que haya hecho Costa Gavras en su filmografía
Peter_Pan
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