El frío que quema

La naturaleza del mal, el peso del odio engendrado y propagado generación tras generación, y la firme búsqueda de la supervivencia son algunos de los temas que Santi Trullenque ha querido plasmar en su ópera prima, El fred que crema. Basada en la obra teatral Fred de Agustí Franch, que firma también el guion, se edifica una tragedia familiar enmarcada en una pequeña aldea de los Pirineos durante el contexto de la Segunda Guerra Mundial.

La historia sigue a Sara, una mujer embarazada que muestra restricción ante la voluntad samaritana de su marido, Antoni, de esconder a una familia judía en su casa. Es, justo, este personaje femenino lo más destacable del film. Interpretado por Greta Fernández, consigue exhibir con gran solidez esa fortaleza inagotable característica del instinto maternal.

Por el contrario, la trama del nazismo, ya plenamente explotada en el cine, carece de la profundidad suficiente. El personaje del oficial es unidimensional y, a ratos, histriónico. En paralelo, se va desarrollando la crónica de celos, traición y venganza que envuelve a Antoni y Joan, que tampoco evoluciona favorablemente, en parte por un uso recurrente de flashbacks que despistan más que sitúan los hechos.

Un aspecto a resaltar del largometraje es, sin duda, su puesta en escena. Rodado en tierras andorranas, se palpa la dureza del frío invernal y la sensación de aislamiento, pobreza y sobriedad. Asimismo, la ambientación, acompañada de los acentos propios de la región, así como del empleo de la música folclórica, ayuda a dar verosimilitud al relato.

En definitiva, El fred que crema evidencia que la maldad es algo que llega a todos los rincones del mundo, incluso a los más remotos. Además, es una apuesta valiente que demuestra que la producción en Andorra tiene mucho potencial. No obstante, la narración es previsible, incluso en su desenlace y, a ratos, es demasiado lenta.

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*Defensa o empatía

El fred que crema es una experiencia cinematográfica bastante nostálgica. El debutante director que a su vez firma el libreto de esta, Santi Trullenque, crea una historia donde el conflicto principal se te presenta desde el inicio y conectas rápido.

Tenemos una trama en la que vemos converger la necesidad de Rosa en defender a su familia y la decisión de empatizar con la nefasta situación en la que se ve envuelta familia judía. Pese a que tenga una duración considerable de 116 minutos, Santi Trullenque mantiene una tensión constante tan satisfactoria, que produce interés por cómo va a desarrollarse el metraje y sobre todo, saber si la familia tanto andorrana como judía logrará sobrevivir al acecho nazi.

Se nos añade a la narrativa un elemento secundario al guion del cual voy a hablar poco, ya que cuanto menos se sepa mejor. Un añadido de entresijos familiares que para mí, es lo que da a esta película su propio sello. Cabe mencionar que el tercer acto resulta un tanto precipitado y se echa en falta esa solidez con la que se nos venía construyendo el resto de la película.

*Buena historia con mejores personajes

Por el lado de las actuaciones del reparto, no hay ninguna objeción para los actores y actrices principales del elenco. Greta Fernández nos brinda una Sara completamente convincente y repleta de matices, un personaje que demuestra tener el mejor arco dramático del reparto.

Me gustaría mencionar mi grata sorpresa en cuanto al actor Adrià Collado, protagoniza uno de los momentos más impresionantes de la película y seguro que dejará a muchos espectadores con ganas de más papeles bajo su nombre.

Si he de decir que el personaje de Lars no está tan a la altura que el resto del reparto y sus intervenciones, a mi parecer, puede llegar a sacar un poco de toda esa inmersión interpretativa que El fred que crema aporta.

*Nostalgia y tensión

Àlex Sans aporta un trabajo excepcional, retrata los paisajes y la aldea de una forma limpia y elegante. Contemplamos unos planos generales impresionantes y un punto subjetivo, en el que desarrolla acciones en segundo término con elementos en primero, dotando así de estilo a su trabajo.

El vestuario constituye una parte fundamental en la diégesis planteada, un trabajo muy bien llevado a cabo por parte de Anna Mangot. Sumamos al vestuario el uso de la música de Francesc Gener, una fusión de tensión y sobre todo nostalgia que hace sentir una enorme carga emocional a la planificación de El fred que crema.

*Conclusión

El fred que crema (El frío que quema) es una película con garra y entraña que muestra una historia emocionante y unos escenarios sobresalientes.

Escrito por Adrian Condoy

Apruebo la película porque aparte de tener buena ambientación y los actores hacer bien su papel, me ha hecho reír, aunque el problema obviamente es que no es una comedia. Personajes como el de Antoni son hilarantes.

El guión tiene muchos agujeros y parece escrito por adolescentes inspirados después de haber visto malditos bastardos. Algunos personajes muy caricaturizados, como el nazi, que solo sale drogándose, matando, violando y gritando (de hecho lo he predicho antes de verla, a modo de broma; "seguro que los nazis en la película salen solo matando y masturbándose", tampoco me he ido de tanto). En definitiva, el guión no está escrito por Dostoevsky, eso seguro, bastante infantil.

Las escenas que pretenden generar tensión, no la tienen y otras son ridículas a nivel argumental, recuerda al cine de serie B, y hacen algo de gracia (En el spoiler menciono los highlights). He entendido por fin la sensación de ver películas malas para reírse. Porque con la serie B real, no me río, pero con está sí, y me lo he pasado bien.

Se abre telón y sale Fred Astaire, que ejecuta un perfecto doble Maxi Ford, enciende un mechero y, rompiendo la cuarta pared, nos mira directamente a los ojos y dice "Vatua l'olla! Sóc un piròman!".

Esa hubiera sido una gran película pero la realidad es otra, "El fred que crema" es una peli de rencillas familiares rurales en la Andorra de los años 40, con judíos y nazis pasando por allí para darle más enjundia moral al asunto.

No sé en el libro, pero lo que es en la película cuesta mucho de entender las acciones de los implicados, exceptuando la familia judía y quizás la protagonista, una Greta Fernández que afronta como puede las extrañas vicisitudes que el guion exige. Sin ver mucho películas de plataforma, me imagino que son así, buena fotografía, lugares comunes y mucho shock. ¿Hay alguna ley de proporcionalidad que relacione el número de espectadores esperado y el número de shocks que contiene una película?

No todo es malo, o mejor dicho trilladillo, hay toques folklóricos andorranos que supongo serán documentalmente correctos y aportan cierta riqueza al conjunto. También el mensaje, a pesar de llegarse de formas rocambolescas, es digno de reflexión.

Gustará a: Xavier Rull, francotiradores, Vasily Kamotsky
No gustará a: fracturados, conejos, Hans Landa

Olvídense de la sinopsis oficial. La película va de un drama familiar clásico de pueblo. De unas familias contra otras. Lo de los nazis es un "a más a más". El problema de la película es que quien mucho abarca, poco aprieta. Empieza que uno se plantea: ¿no será un musical y yo me he equivocado? Con una excusa u otra, nos repasa todo el cancionero popular andorrano. Solo faltaba un esbart dansaire.

Luego vienen los judios que escapan de los nazis, con los nazis entrando en Andorra como Pedro por su casa. Cosa que entiendo y se ajusta a la historia de aquella época en que entraban guardias civiles, gendarmes y, por qué no, nazis. Pero a ver, ponerse en el plan en que se pone "el nazi", si, porque básicamente es uno, pues no parece muy creíble. Además con una actuación extremadamente plana.

La historia real es la de un drama familiar, del que no explicaré mucho, porque debe verse. Eso si, la actuación de la protagonista es realmente buena. Y, para decir algún punto a favor, el film consigue recrear muy bien las casas ricas y pobres de publo de una población en que, en el fondo, todos son o pobres o más pobres aun. Y por otro lado hay que decir que, efectivamente, el frio se nota y consigue recrear lo que sería un pueblecito de Andorra, en medio de los Pirineos, perdido de la mano de Dios, en 1943. Eso se percibe de una manera muy fidedigna.

Por tanto, a pesar de que me resultó pesada y larga, no fue lo suficiente para marcharme y, al menos, me enganchó lo suficiente como para motivarme a ver cual era el desenlace. Este es el motivo de mi 4.