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El caso de Richard Jewell

Drama Richard Jewell era un guardia de seguridad en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996, el cual descubrió una mochila con explosivos en su interior y evitó un número mayor de víctimas al ayudar a evacuar el área poco antes de que se produjera el estallido. En un principio se le presentó como un héroe cuya intervención salvó vidas, pero posteriormente Jewell pasó a ser considerado el sospechoso número uno y fue investigado como presunto culpable. [+]
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Críticas 146
Críticas ordenadas por utilidad
1 de enero de 2020
217 de 238 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sorprende el respeto y el cariño con el que Clint Eastwood retrata a Richard Jewell, al que presenta como una persona corriente, incluso con acusadas carencias, una especie de friki de la ley y el orden que tiene idealizados a los distintos estamentos policiales. Pero al mismo tiempo alguien muy noble, siempre amable y respetuoso, que colabora y ayuda a todo el mundo, con un corazón más grande que su voluminosa figura.

La policía y los medios de comunicación, por contra, acaban percibiéndolo de un forma eminentemente negativa, como un hombre solitario, mediocre, que siempre se ha comportado con un exceso de celo cumpliendo las tristes obligaciones inherentes a los puestos de trabajo relacionados con la seguridad ciudadana que ha venido desempeñando a lo largo de su vida. Al que lejos de honrar o felicitar por haber salvado vidas en un atentado ocurrido en los Juegos Olímpicos de Atlanta, arrojan sin ningún miramiento en brazos de la siempre hambrienta morbosidad de la opinión pública al único abrigo de la sospecha de haber sido él mismo quien puso la bomba. Y todo sin pruebas de ningún tipo, simplemente porque le saltaban demasiadas costuras al entallado traje de superhéroe que en principio le concedieron, porque su mejor perfil era el de villano.

Esa es la historia que Eastwood nos cuenta, como casi siempre con su habitual limpieza, con una caligrafía impoluta, con su acostumbrada fiabilidad, de una manera fluida. Quizá sea su película más introspectiva. Trata de reflejar las emociones de Richard Jewell a través de su relación con su madre y, especialmente, con su peculiar abogado ( trufada esta de un fino humor contenido), los infructuosos intentos de éste por elevar la autoestima de su representado para que consiga superar una acusada ingenuidad que le estaba perjudicando ante la policía. Eso es lo mejor de la película, junto a la secretaria del abogado (una Nina Arianda a la que vimos hace poco en la excelente "El Gordo y el Flaco"), quien con cada pequeña intervención insufla un soplo de aire fresco.

Su acerada crítica, tanto el estamento policial como a la prensa, es presentada sin demasiados matices, especialmente en lo que respecta a sus principales artífices, un agente del FBI y una periodista a cual más ambicioso (en spoilers, comentarios sobre la relación sexual que mantienen), que abusan descaradamente de su poder, lo que a la postre constituye la mayor rémora de la cinta.

Todos sus interpretes rayan a gran altura, especialmente su protagonista, un Paul Walter Hauser que no parecía el más adecuado, sobre todo después de sustituir a un Jonah Hill (que finalmente sólo ejerce como productor) que contaba con más argumentos interpretativos, renombre y popularidad incluidos.

En definitiva, una excelente y emotiva película que seguramente pasará a engrosar la considerable lista de obras mayores de su autor, la mejor en mucho tiempo. Pero le falta rematar esa confrontación genérica, recurrente en su filmografía, entre el individuo y las instituciones, identificar los resortes de ese infame y burdo abuso de poder cometido por la policía y la prensa.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
East
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2 de enero de 2020
100 de 108 usuarios han encontrado esta crítica útil
Comenzar el año con un estreno de Clint Eastwood debía convertirse en tradición, ¡y que perdurara muchos años más!!.

"Richard Jewell" gustará a los fans del director y aborrecerá a los detractores, porque la historia es un compendio de su cine en la última década. En un mundo, el de Hollywood, invadido por los superhéroes, Eastwood (al igual que en "Sully", "El intercambio" o en la fallida "15:17 tren a París") vuelve a reivindicar al héroe anónimo que acaba siendo víctima de un sistema disfuncional y corrupto, en este caso representado por el carácter sensacionalista de la prensa y por el FBI.

Y de nuevo un biopic, al igual que en "Jersey Boys", "El Francotirador" o "J. Edgar", para ir completando un enorme fresco sobre la sociedad americana contemporánea, nada condescendiente, por cierto.

Pero incluso más que con la historia, me quedo de nuevo con la maestría de este hombre a la hora de narrarla, con su habitual serenidad, haciendo gala de un apabullante clasicismo, rodando con nervio y garra las escenas iniciales en las que ocurre el atentado y con tono sombrío e intimista la segunda parte de la película que se desarrolla fundamentalmente en interiores. En este sentido me recordó la fenomenal "Más allá de la vida", donde en una misma película mostraba de forma igual de magistral el espectáculo catastrofista y la más absoluta intimidad.

"No es el FBI, son dos tipos del FBI", le señala el abogado Watson Bryant a Richard Jewell (Sam Rockwell y Paul Walter Hauser, magistrales ambos al igual que Kathy Bates), llevando hasta las últimas consecuencias su habitual individualismo (un tanto maniqueo, bien es cierto). Clint Eastwood es un tipo con convicciones férreas que defiende y expone sin contemplaciones. Republicano y amante de las tradiciones, pero su cine es profundamente humano y éticamente comprometido.
griffinjazz
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2 de enero de 2020
44 de 50 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otra película buena de Clint Eastwood. El ejemplo perfecto de como un director bueno puede hacer algo interesante sin complicarse la vida demasiado. Una historia entretenida, muy bien contada, con un rítmo narrativo perfecto, sin más pretensiones que las de reflejar unos hechos mientras lanzas un mensaje claro y directo.

El actor que protagoniza esta historia lleva el peso de la trama de manera impresionante. Borda todos los registros.Tan pronto es despistado y conformista, como reivindicativo e inteligente. Consigues empatizar con él y sumarte a la causa.

Se nota cuando se intenta hacer buen cine, y cuando, por otro lado, el objetivo es recaudar. En un mundo de remakes, reboots, películas de super héroes y cruzadas contra el machismo o la xenofobia, donde casi siempre se hacen productos planos y prefabricados, sin más pretensiones ni complejidad, películas como estas son recibidas como agua de mayo. Gracias Clint, todavía hay esperanza.
rad
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2 de enero de 2020
44 de 54 usuarios han encontrado esta crítica útil
A sus casi 90 años, el director Clint Eastwood sigue engrosando su filmografía, la cual en la década que está por terminar se ha concentrado en narrar historias basadas en hechos reales que conforman la historia reciente, siendo el caso de esta su película número 38 la de un atentado sucedido en los Juegos Olímpicos celebrado en 1996 en a ciudad de Atlanta.

El protagonista de la historia viene señalado desde el título mismo, Richard Jewell (Paul Walter Hauser), un hombre treintañero, regordete y retraído, con un alto nivel de patriotismo que sueña con convertirse en un policía de su ciudad.

Aprovechando que las Olimpiadas se desarrollarán en Atlante, Jewell se inscribe en el programa de voluntarios siendo seleccionado como uno de los asistentes de seguridad, quien una noche se convirtió en héroe al descubrir un artefacto explosivo en un evento multitudinario, pero pronto pasó a ser el principal sospechoso para el FBI y la opinión pública.

El relato permite al espectador acercase íntimamente a Jewell, gracias al guion de Billy Ray, desplegando la historia del protagonista a profundidad, lo que da oportunidad de conocer bien su ideología, sus sueños y gustos, las armas, por ejemplo, y su forma de vida, para después concentrarse en el hecho del atentado y el posterior desarrollo del caso judicial, donde se destaca el gran trabajo en la composición del abogado que consigue Sam Rockwell.

Eastwood narra como pocos y lo hace a la manera más clásica, con toda la solidez que le otorga una filmografía poderosa e intachable dando forma a un relato incisivo y atrapante, cuestionador y reflexivo, generando grandes actuaciones en su reparto, donde sobresale además de Hauser en su primer gran papel y Rockwell, una enorme Kathy Bates, todos en personajes entrañables.

La película de Eastwood pone la mira en el trabajo de las instituciones oficiales que ante la presión por lo hechos no se detienen ante nada para conseguir cerrar el caso, sin importar tergiversar los hechos, también cuestiona el papel de los medios en la divulgación de noticias sin confirmar, lo que ha colocado a Eastwood ante ciertas críticas, hecho extra cinematográfico que no le resta a otra muy buena película del gran Clint.

https://tantocine.com/el-caso-de-richard-jewell-de-clint-eastwood/
Quique Mex
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4 de enero de 2020
34 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
Empieza bien 2020, cinematográficamente hablando. Lo ha hecho con Richard Jewell, dirigida por Clint Eastwood que un año después de Mula se pone detrás de las cámaras para rodar una historia humana a la par que cargada de un fuerte denuncia, nada tendenciosa, sobre la prensa amarillista y el trabajo del FBI.

Clint Eastwood, además de ser uno de lo mejores delante y detrás de las cámaras, es conocido por representar uno de los rostros visibles de los conservadores estadounidenses. Pero como ya hiciera con Ejecución inminente o Million Dollar Baby, logra con Richard Jewell una de sus películas más reaccionarias. Y sin ínfulas de ello. Mucho más eficaz que cualquier otra cinta progre, más sectaria y evidente en la práctica.

Con este trabajo, al igual que en Sully, Eastwood parte de la figura de un héroe del pueblo que de la noche a la mañana se convierte en el principal enemigo de una sociedad muy dada al linchamiento. Y así, el director de Cazador blanco, corazón negro lanza toda una andanada de ética y moral a esa parte de los medios de comunicación, más hienas que periodistas. Pero también al sistema policial norteamericano. Y en especial a los federales y su protocolo de actuación. Una especie de 'Yo acuso', con fundamentos, contra esa parte de la sociedad morbosa y ávida de sangre inocente.

Sin duda su principal estilete para este cometido es Sam Rockwell. Pese a que el protagonista de la historia es un perfecto Paul Walter Hauser, el ganador de un Oscar por Tres anuncios en las afueras se convierte en el adalid de los derechos civiles frente a los atropellos del poder. Su papel como abogado defensor muestra la otra cara de esta profesión frente a la cruz que recientemente se ha podido ver en películas como Historia de un matrimonio. Y de paso agiganta su trayectoria de impresionantes interpretaciones.

De hecho Richard Jewell, tras un arranque prometedor, empieza a ganar fuerza con la irrupción de Rockwell, una vez que el protagonista comienza a caer en desgracia. Ahí la película se vuelve más ágil. Si bien hecho más en falta un combate cuerpo a cuerpo entre el actor californiano y su antítesis, Jon Hamm, como investigador del FBI. Incluso el desenlace me llega de forma precipitada y muy apresurada, teniendo en cuenta todo el clima de tensión que Eastwood ha creado desde el principio.

UN PERFECTO TRIÁNGULO FEMENINO

Me resulta del todo estúpido las críticas que se han vertido desde un sector de la prensa a Eastwood acusándolo de machista. Solo con citar Million Dollar Baby, caen por su propio peso. Y únicamente las puedo llegar a entender como pataleta de esos medios que se ven identificados en la carroña que personifica el papel de Olivia Wilde. Tremendamente atractiva, pero cero profesional como periodista. Prácticamente un súcubo de las letras que representa lo peor de la profesión. Eso sí, ella está magnífica dando luz a este papel.

Y en el lado opuesto de la moneda, la cara, una brillante Kathy Bates, como siempre. Esta vez como sufrida madre de Richard Jewell. Un dolor silencioso que acaba por estallar. Compungida durante toda la cinta; atónita ante el sinsentido que se cierne sobre la vida de su hijo. La forma en que la cámara de Eastwood se aproxima a ella surte efecto generando esa empatía hacia lo que está padeciendo.

Pero en el plano femenino de esta obra todavía restan minutos para que Nina Arianda, en las pocas secuencias que comparte con los protagonistas, regale grandes momentos en pantalla. Sobre todo junto a Sam Rockwell. Completando un triángulo para tapar muchas bocas.

Más datos sobre esta y otras películas en www.argoderse.com
Y en Facebook: https://www.facebook.com/argodersecine
Argoderse
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