Borgen: Reino, poder y gloria (Serie de TV)

Como si no hubiera pasado el tiempo sobre ella. Mantiene el ritmo , el sabor e incluso una estética mas Escandinava al desarrollarse parte de la trama en Groenlandia. Los primeros capítulos son muy políticos pero conforme va avanzando la serie se entrelazan otro tipo de tramas muy interesantes. Ritmo frenético, buenos guiones y mucho entretenimiento. Particularmente no he notado que haya cambiado de productora, tengo las mismas sensaciones que con su predecesora. Muy recomendable.

Si viste la serie original Borgen (y si no, ya te vale y ya estás tardando) no querrás perderte esta nueva temporada o "reboot" o secuela o como la quiera denominar el pijerío crítico.

—¿Es "Borgen: Reino, poder y gloria" más de lo mismo?
—Respuesta: SÍ. ¿Por qué habría que modificar o reinventar una cosa tan buena y que funciona?

Los personajes principales de la serie de hace 10 años repiten (casi) todos, inmersos en nuevas tramas socio-político-periodísticas de plena actualidad. No hay una línea de guion que sobre, una sola escena prescindible, un solo actor que desentone... Todo la historia gira sobre su eje con suavidad, bien engrasada, en un crescendo que te deja sin aire. Las frases más memorables del guion van para, claro, esa diosa llamada Sidse Babett Knudsen, y su personaje Birgitte. Pero el resto del elenco con sus historias entrelazadas mantienen su propio interés.

Hay series que (a mí al menos) si me hacen pensar, me aburren un pelín; y las que me entretienen, no me hacen pensar. Una serie que te hace cavilar y que te entretiene a la vez, no tiene precio. Los cineastas españoles deberían mirar, y hacérselo mirar ellos también, a esta memorable serie danesa, tomar nota de ella, de la puesta en escena, de la dirección de actores, del argumento sólido, de los personajes creíbles... y sobre todo, tomar buena nota de cómo los autores de Borgen tratan al público como a adultos.

Una historia que no esboza personajes de políticos buenos y malos, ni intenta meterte de manera soterrada ideales rojos o azules; una serie que no te quiere encasquetar en los sesos ideas zurdas con calzador. Sin más, una buena producción con trasfondo muy actual y una trama que se conduce por el mundo de la política y unos personajes humanos, llevados por el afán de poder primero, el dinero después y su partido político o medio de comunicación.

Post Scriptum: Nada de acuerdo con las otras críticas no profesionales que veo por aquí.

*Borgen, 10 años antes

La serie original (Borgen) sigue los pasos de Birgitte Nyborg, que se aventura a navegar en la política de Dinamarca con el partido de los Moderados (de centro). Llega al cargo de Primera Ministra y se convierte en la primera mujer de ese país en hacerlo. A partir de ese momento se suscita un sin fin de intervenciones, tanto a nivel interno de su propio partido y las alianzas/rivalidades con los demás partidos. Además, se puede apreciar los consecuencias de ciertas medidas tanto en la prensa como en la sociedad.

Borgen es un término coloquial para referirse al Palacio de Christianborg en Dinamarca, donde se encuentran 3 ramas del gobierno: el parlamento, el gabinete del Primer Ministro y el Tribunal Supremo. También se expone las ideologías de las posturas partidistas como la izquierda, siendo el principal los Laboristas, el centro, los Moderados, y de derecha, el partido de la Libertad.

Hay un sin fin de subtemas que se habla en Borgen, al menos en su primera trilogía. Algunos ejemplos son la ansiedad, el aborto, los límites y derechos de la libertad de prensa y de expresión, la maternidad/paternidad, el divorcio, el matrimonio, el romance, el abuso sexual, el chantaje, la prostitución, y algunos tópicos dentro de la sociedad danesa como lo es la cría de cerdos.

El tema es el mismo, tanto en Borgen como en Borgen Reino, poder y gloria: el poder. Junto a este tema se entrelaza otro: la mujer, su esencia y vicisitudes. El suspenso se mantiene a lo largo de los 30 episodios que comprenden la serie original.

*Borgen: el poder y la gloria

La serie arranca 10 años después del final de la tercera temporada de Borgen. La elipsis no es ningún problema para el espectador que no ha seguido la trama original pues esta serie tiene su propia narrativa. Birgitte es ahora la Ministra de Asuntos Exteriores bajo su nuevo partido, los Nuevos Demócratas. La Primera Ministra es más joven que Birgitte (de 43 años) y maneja su política desde las redes sociales y el hashtag #ThePowerIsFemale (el poder es femenino).

Estas diferencias se hacen sentir en Borgen: Reino, poder y gloria. Birgitte tiene 53 años y atraviesa la menopausia, está divorciada, sus hijos ya son adultos e independientes. Ella se encuentra sola y lo único que le queda es la política. Y a ella se dedica completamente, a punto de usar todos los trucos posibles para preservar su trabajo ante las rivalidades, la llevan a traicionar sus propios ideales con respecto al medio ambiente.

Borgen: Reino, poder y gloria habla sobre el descubrimiento del petróleo en Groenlandia, una región autónoma que depende de la economía danesa. Este descubrimiento lleva a la región a anhelar la tan ansiada independencia, sin tener en cuenta las condiciones geopolíticas que trae consigo el petróleo. Birgitte debe navegar entre las peticiones de Estados Unidos, China, Rusia, a tiempo de los beneficios económicos que puede traerle este negocio a su país.

La ecología es el subtema predominante en la trama, además del político/económico. Las relaciones entre madre-hijo también están presentes así como la prensa en esta tercera década del siglo XXI por medio de la historia de Katrine, las redes sociales y la influencia en la vida política y laboral de la prensa. Cabe destacar el paralelismo que hace Borgen: Reino, poder y gloria entre Birgitte y Katrine. También se hace una referencia a la pandemia y la invasión de Rusia a Ucrania.

*Birgitte y Katrine: la política y la prensa

Tanto en la original Borgen como en Borgen: Reino, poder y gloria, desarrolla la pasión por su vocación (política en el caso de Birgitte, el periodismo en el caso de Katrine). Esta pasión hace que por momentos ambas descuiden otros aspectos de su vida como las relaciones afectivas. Lo interesante del guion es que son personajes con una fuerte presencia y de mayor desarrollo evolutivo.

Borgen busca hacer este paralelismo para mostrar que no solo el Estado es un poder en sí mismo sino también la prensa, a punto de influir y precipitar los acontecimientos en el gobierno, como por ejemplo la revelación de la enfermedad de la hija de Birgitte, el racismo de un miembro de un partido, malversación de fondos de un primer ministro que le cuesta la reelección.

Por ende, no solo existe el Primer Ministro, El Parlamento y el Tribunal Supremo como poderes sino la prensa, que es un cuarto poder independiente de los anteriores.

En Borgen: Reino, poder y gloria agrega un quinto poder, uno con mucha influencia en nuestros días: la opinión pública en las RRSS. Este quinto poder es tan importante que Birgitte se da cuenta de su poca popularidad; en el caso de Katrine, se siente acosada por las criticas que sufre en las redes.

*La mujer y la autoridad

La esencia de la mujer está plasmada sea a través de gestos que aporta mayor riqueza al perfil de los personajes. En el caso de Birgitte, las dificultades de sobrellevar a menopausia con los calores, la excesiva sudoración que mancha la ropa, e incluso la ausencia y presencia de la menstruación.

Borgen: Reino, poder y gloria también presenta la competencia que rodea a la mujer cuando ocupan un cargo alto de autoridad. Conforme se presentan los obstáculos, Birgitte toma decisiones para sobrevivir y logra salir a flote. En el caso de Katrine sucumbe bajo la presión de sus colegas mujeres por ser la jefa de prensa de TVI. También la serie deja colar una crítica a la automática solidaridad femenina y que esta es un eufemismo cuando amenaza tu cuota de poder.

*Conclusión

La única debilidad de la serie está en el octavo episodio. Este luce muy apresurado y brusco en la resolución, para una temporada que muestra con detalle las decisiones de los personajes y cómo las ejecutan. Es muy posible, y esta es una conjetura, que se deba al presupuesto.

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Escrito por Ana Carolina De Jesus Dos Ramos

Esta vez si que podemos decir que la producción de Netflix si que ha estado a la altura. De nuevo Sidse Babett Knudsen vuelve a mostrarnos su talento interpretativo encarnando a una política y sobre todo a una mujer real, con todo lo que ello comporta. Birgitte Nyborg es ahora mucho más experta, pero se vuelve a encontrar en las arenas movedizas del juego político con un tema bastante polémico y las contradicciones que no solo ella, sino todos nosotros tenemos ante determinados asuntos políticos. Destaca también el papel de Katrine, muy buena la evolución del personaje y los miedos e inseguridades que plantea en esta ocasión. Y genial la incorporación de Lucas Lynggaard Tønnesen como Magnus, un rol necesario y tan representativo de la juventud actual. En general una trama que te engancha y que cuando acabas el último capítulo te deja esa sensación de "¿qué voy a ver yo ahora?". Muy bien.

La historia planteada es interesante. Un partido danés que defiende propuestas de eliminación de combustibles fósiles y es socio de gobierno tiene que decidir que hacer con un descubrimiento de petróleo en Groenlandia que haría muy rica a Dinamarca. Y para más problemas la empresa que lo va a explotar es de un ruso "mafioso" y casi inmediatamente de chinos, los enemigos comerciales de USA. Y aún más. Groenlandia quiere aprovechar esa riqueza inesperada para independizarse de Dinamarca.
Pues es desarrollo es bastante decepcionante amén de que alguno de los personajes como el nuevo representante en Groenlandia o la presidenta de Dinamarca o la directora de informativos no son creíbles ni en una película de Batman. En resumen, una idea muy desaprovechada.