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Ridicule. Nadie está a salvo

Comedia. Drama. Romance El filme, ambientado en tiempos de Luis XVI, es una reflexión sobre el humor y sobre la importancia del lenguaje en los ambientes cortesanos. (FILMAFFINITY)
Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
4 de septiembre de 2008
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
El director francés Patrice Leconte, después de contarnos algunas historias ambientadas en la actualidad (como "Monsieur Hire" o "El marido de la peluquera") nos traslada a las postrimerias de la época dorada de Francia, la del reinado de Luis XVI, en la Francia pre-revolucionaria, para hacernos una radiografía de aquella sociedad opulente por un lado pero muy hipócrita por el otro.

La película relata las experiencias en la corte de un joven que parte a la conquista de Versalles con noble propósitos en el saco. Sin embargo, su idealismo y su ingenuidad chocan frontalmente con una clase social con unas reglas própias, sólo los ingeniosos podían ganarse el favor del rey, mientras que los que hacían el ridículo eran inmediatamente denostados. De esta forma, había que estar permanentemente alerta para poder no sólo ganar el favor del rey, sino mantenerlo.

Leconte realiza una crítica profunda de aquel momento, considerado como una de las cimas de la história de Francia, y de alguna manera ya anticipa los acontecimientos posteriores con la revolución francesa, al retratar a una clase social dispuesta a hacer lo que sea para conseguir el favor del rey, y por tanto el poder.

Perfecta ambientación, y buenas interpretaciones son los principales alicientes de un film que, aunque de época, se aleja temáticamente de otras producciones de la época, y aunque se trate de una producción más bien de encargo, Leconte retrata perfectamente esta sociedad que vivía de espaldas al pueblo, lo que le llevó a la ruina.
manulynk
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16 de septiembre de 2013
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Patrice Leconte muestra su talento en una correcta ambientación de época, y desarrolla una narración ágil, con unos diálogos agudos y mordaces. Con ello, la crítica a la sociedad francesa del s. XVIII, en los años previos a la revolución, suena extrañamente actual. Si se unen a ello unas correctas interpretaciones, el resultado es una película sutilmente entretenida, que se ve con agrado, y que consigue provocar en el espectador el efecto que pretende mediante un continuo juego de dobles sentidos.

Así, la verdadera podredumbre no está en la suciedad de unos pantanos, sino en una aristocracia despiadada y cruel hasta con los suyos. Seguro que la revolución se llevó por delante a muchos inocentes, pero también sirvió para castigar a quienes importaba más perder un zapato en público que la vida de miles de personas asoladas por el hambre y la enfermedad. "Ridicule" es un ataque a la hipocresía de lo políticamente correcto, que consigue que empaticemos con los personajes de un modo progresivo, hasta llegar a una escena final impactante y bien rodada. Una obra interesante, y rabiosamente comprometida y contemporánea.
rober
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28 de febrero de 2013
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Excelente ambientación, estupendos diálogos, maravillosas interpretaciones.

Dos mundos en perpetuo contraste y tres personas que recrean el ideal del siglo xviii: el ingeniero, el médico y Madelaine; tres personajes dispuestos a trabajar para mejorar la vida de todos, para que deje de ser una sucesión de muertes y enfermedades. Mientras, en la corte, las damas se empolvan de arriba abajo con talco blanco -antes hemos visto a los campesinos enlodados en las marismas (el eterno contraste)-, los abates se dedican a hacer galanterías..., quien tiene la lengua más afilada es el que gana en esa vida superficial, tan anodina que gira siempre en el círculo de las fiestas, las cenas y las tertulias.

Los trajes de los cortesanos son dorados, blancos, con encajes, con bordados, mientras el estado llano vive entre marrones, grises y negros. Hasta la medalla que el niño entrega para regalar al Rey tiene, en lugar de una cadena, una tosca tira de cuero.

El director retrata con absoluta impiedad el mundo de la aristocracia, donde todo problema que vaya más allá del cambio de traje es tachado de "aburrido" y, por tanto, negado. Los pobres no van a llegar a Versalles ...
luguca
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5 de julio de 2010
5 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Yo te ridiculizo a vos, él me ridiculiza a mí, ellos la ridiculizan a ella...
Las ridiculeces de la ridícula nobleza de la corte de Luis XVI, pasando los días en el viva la pepa del humor y las ocurrencias ingeniosas (unas cuantas lo son, otras no)... cuando no seducción, festichola, matrimonios arreglados, falsedades y engaños, filosofachantadas, una nobleza provinciana humillada por ese Rey a quien le dieron el poder, y de plot un marqués pobretón del interior que hace méritos con los "groupies" del Rey para que su pedido, de que le suelten la tarasca por una obra de infraestructura, llegue al amo y señor, plus comme toujours una historia de amor, plus hipocresías, manipulación, adaptación, hipocresías necesarias o no, sacrificio, rezar y/o hacer... pero el amor y la sinceridad es más fuerte, a la vez que "ningún fruto sale de un árbol podrido"...
En suma un film pasable, pero no demasiado más, y además conste que no hago referencia a ciertas cantidad de cosas que no me gustaron, entre detalles técnicos, alguna escena o ciertas inverosimilitudes...
credulidad
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