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The Other Dream Team

Documental La increíble historia del equipo lituano de baloncesto 1992, cuyos atletas lucharon durante el régimen soviético, se convirtieron en símbolos del movimiento de la independencia de Lituania, y - con la ayuda de los Grateful Dead - triunfó en los Juegos Olímpicos de Barcelona. (FILMAFFINITY)
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
23 de julio de 2013
11 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entretenido documental sobre la selección de baloncesto lituana que participó en los Juegos de Barcelona 92. El documental parte de los inicios como jugadores de Sabonis, Homicius, Marciulionis y Kurtinaitis, los cuatro lituanos titulares del equipo de la URSS que derrotó a USA en los Juegos de Seúl 88 y que pasarían a ser las figuras de Lituania cuando el país se independizó en 1991. La narración se centra en las dificultades y penurias que vivieron ellos cuatro (y sus antepasados) durante su juventud en Kaunas formando parte todavía de la Unión Soviética hasta el momento en que Lituania consigue la independencia y participa como país libre en los Juegos de Barcelona.

En general el documental me ha gustado porque como fan del baloncesto de los 80 contiene un montón de imágenes acojonantes e inéditas para mí de toda aquella época. Y se ven algunas escenas increiblemente divertidas, como la noche del draft NBA de 1986, cuando David Stern anuncia la elección de Arvydas Sabonis por Portland Trail Blazers. El propio Stern hace una sutil coña sobre el lituano, de fondo se oyen abucheos por la intromisión de un "comunista" en la gala, y a continuación se ve una "peña" de fans de los Blazers viendo la retransmisión del evento en un local y todo cristo cagándose en el iluminado que ha decidido fichar a un jugador desconocido Y RUSO para más inri. Me meaba (aunque para mear y no echar gota el traje blanco y pajarita roja de Chuck Person en esa gala del draft).

Por lo demás, el tono del documental es un poco cargante. Se trata de un documental muy politizado. Se insiste en el proceso de independencia como algo histórico y extraordinario que convierte la medalla de bronce en Barcelona como un acontecimiento casi político (por no decir militar). El mensaje "qué malos son los rusos y que buena es la independencia, donde el pueblo elige cómo vivir" llega a saturar. Varios políticos lituanos chupan demasiada cámara a lo largo del film. Y los propios jugadores no paran de mostrar su patriotismo en todas sus declaraciones. Ya digo, muy plastas.

Me gustó mucho más (por no decir a años luz) "Once brothers", el documental de ESPN centrado en Vlade Divac y Drazen Petrovic donde la guerra de los Balcanes y el proceso de independencia quedaba un tanto de lado ante el drama humano de unas amistades rotas por la guerra. No tenía tanto tufillo nacionalista, posiblemente porque era un documental americano, mientras que éste está dirigido por un director lituano que posiblemente habrá chupado una buena subvención de su nacionalista gobierno por escribir un guión que no para de repetir lo guay que es ser lituano.

Recomendable para muy fans del baloncesto europeo.
Ed Lauter
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22 de enero de 2014
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si esperan ustedes disfrutar de una pieza documental sobre la mejor generación baloncestística en el Báltico, sigan buscando. Los Marciulonis, Sabonis, Kurtinaitis, Homicius... quedan relegados a simple propaganda neoliberal.
No obstante, como panfleto está bien construido. Intercalan con eficacia anécdotas de los jugadores (que recuerdan orgullosos cómo se dedicaban al contrabando internacional cuando viajaban al extranjero con la CCCP) con encendidas peroratas de líderes post-Perestroika y bochornosos chistes de R. Reegan sobre sus "amigos" soviets. El baloncesto, por supuesto, en 2º plano, como simple excusa.
Pero tampoco podemos decir que el director haya puesto mucho empeño en que lo que se cuenta sea creible, encontrándonos con contradicciones obvias carentes de todo sentido. (Sabonis: "Tener un TV era un sueño, algo inalcanzable" / Marciulonis: "Cuando jugábamos contra el CSKA, Kaunas estaba desierta, todo el mundo se quedaba en casa ante la TV").
Y así, sin darse cuenta, uno pierde 90 minutos de su tiempo intentando acceder a vídeos de un joven Arvydas que tal vez no había podido ver hasta ahora. En lugar de eso, obtiene 1 hora y media de proselitismo occidental y acaba tan decepcionado como indignado.
Tema aparte es la intervención de los Grateful Dead, a quienes se intenta pintar como mesiánicos filántropos que ayudan a una joven nación que despierta, cuando en realidad lo que hacen es esponsorizarla a cambio de un puñado de dólares.
Lo único salvable, las declaraciones de Bill Walton y la brevísima intervención de Auberbach tras el draft del 81 valorando a Sabonis.
Rey Sombra
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16 de julio de 2023
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195/06(14/07/23) Ameno y didáctico documental que aborda la épica historia del equipo nacional de baloncesto de Lituania de 1992 y su viaje hacia la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de 1992 en Barcelona, poco tiempo después de independizarse del yugo de la Unión Soviética, de hecho la cinta arranca en los Juegos Olímpicos anteriores en Seúl 1988, donde la URSS infringió una dolorosa derrota a la todopoderosa nación estadounidense en las semifinales, lo que hizo cambiar su política de reclutamiento de universitarios todos a todos jugadores de la NBA, ello estrenándose en el 92 con el mítico Dream Team (Jordan, Magic, Bird, Malone, Edwing, etc…). La URSS que venció a USA y ganó la medalla de oro en estos juegos, victoria por 76-63 sobre Yugoslavia, selección compuesta en su quinteto titular por 4 jugadores lituanos (Sabonis, Homicius, Marčiulionis, y Kurtinaitis), jugadores que no sentían los colores de su camiseta, era el símbolo de la opresión, y cuando por fin fueron libres d ellos grilletes bolcheviques tuvieron en el basket una forma de desquitarse y enorgullecerse, una nación de apenas 3 millones habitantes tuvo la oportunidad en Barcelona 92 de resarcirse (en parte) frente nada menos que contra su opresor la URSS ("Mejor muerto que rojo" se convirtió en el grito de batalla del equipo de baloncesto olímpico lituano ganador de la medalla de bronce en 1992), aunque en estos juegos se llamó transitoriamente CEI (luego sería Rusia). Dirige el lituano-estadounidense Marius A. Markevičius, tardó más de tres años en terminar esta película. El documental sigue una estructura académica, mezclando imágenes de archivo con entrevistas actuales a los cuatro protagonistas, también habla el plenipotenciario comisionado de la NBA David Stern, el mítico baloncestista Bill Walton (describe a Sabonis como un "Larry Bird de 7 pies 3"), el también NBA Mitch Richmond, el comentarista Jim Lampley, o el editor del New Yorker, David Remnick (quien fue corresponsal del Washington Post en Moscú de 1988 a 1992). El título es una alusión al Dream Team, el primer equipo de baloncesto olímpico estadounidense que cuenta con jugadores activos de la NBA.

La historia abarca la historia de la nación lituana, entra en como la URSS stalinista la invadió en la WWII, y estuvo allí 50 años, nos enteramos de la represión que hubo, de cómo los jugadores protagonistas, los 4 mencionados, nos cuentan sus infancias y como llegaron al basket, y por el camino cuentan como sufrieron en primera persona el modo de vida comunista, con las deportaciones a Siberia, y las restricciones diarias con los bienes de primera necesidad (como el pan, carne, e incluso autos). Los seguimos en una era de cambios en la URSS, atomizada por la llegada al poder de Gorbachov y su perestroika, que desembocó en la caída del Muro de Berlín, y con ello el colapso soviético y la desmembración de muchas repúblicas, entre ellas la lituana. Una era convulsa donde la NBA reclamaba a jugadores soviéticos, y llevarlos a la nación yanki pareciera una quimera, pero la presión de los jugadores hizo que se les prometiera en el 88 que se les permitiría jugar en equipos occidentales si ganaban el oro, y Marčiulionis se convirtió en el primer jugador soviético en unirse a la NBA. Sabonis fue en realidad el primer lituano en ser reclutado en un equipo estadounidense, pero debido a la Cortina de Hierro. Las autoridades soviéticas no le permitieron irse porque querían mantenerlo como parte de su equipo nacional senior. El baloncesto ha sido el deporte nacional de Lituania desde la década de 1930, cuando sus equipos estaban entre los mejores de Europa.

Es un doc ágil, rico en anécdotas, como ese Homicius experto en el ‘mercado negro’, ese Sabonis comentando que escapaban a los guardias de la KGB escapando por las ventanas, y volviendo sin que se enteraran, o sobre todo como el equipo lituano tenía poco dinero asignado para los Juegos Olímpicos de 1992 en Barcelona. Debido a un artículo escrito en un periódico local, el grupo estadounidense de folk rok Grateful Dead se conmovió por la difícil situación y financió su viaje a los Juegos. El artista Greg Speirs de Nueva York también se sintió conmovido por la difícil situación del equipo y creó el icónico Slam-Dunking Skeleton en camisetas tie-dye que se hicieron con colores de la bandera lituana. El esqueleto que golpea una pelota de baloncesto simboliza un ave fénix resurgiendo de las cenizas, según el artista que lo creó. Las ventas de las camisetas teñidas continuaron y el creador del arte del esqueleto, Greg Speirs, donó el 100% de sus ganancias, totalizando finalmente $ 450,000, para continuar financiando al equipo, así como a las organizaciones benéficas para niños lituanos, adquiriendo así el estatus de 'patrocinador principal'.

Posee una evolución con emoción, tensión, el espíritu épico de estar en la clásica batalla David vs Goliat, donde al igual que Sudáfrica y el mundial de rugby que vemos en el film de Eastwood “Invictus”, sirve como reafirmación de la identidad de una nación, el deporte como deux machine de unos sentimientos tribales de unión. Tiene una edición fluida, sabiendo alternar entre testimonios, notándose la pasión que ponen en las declaraciones. Sentimos la zozobra ante lo desconocido que era firmar o no con la NBA (Warriors) de Marciulionis. Vemos el desconocimiento y los prejuicios cuando en el draft NBA de 1986, David Stern anuncia la elección de Arvydas Sabonis por los Portland Trail Blazers, y se escuchan abucheos en la sala, saltan a una peña de fans del equipo y todos despotrican contra la elección por verlo como a un soviético, cuando era lituano sin conexión político.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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