Haz click aquí para copiar la URL

El velo pintado

Romance. Drama. Aventuras Katrin es una atractiva mujer que realiza un viaje por China mientras atraviesa una etapa de soledad. Decide casarse con el doctor Walter Fane, pero éste, debido a su profesión, no puede dedicarle mucho tiempo a su esposa, y ella comienza un romance secreto con un amante. (FILMAFFINITY)
1 2 >>
Críticas 7
Críticas ordenadas por utilidad
25 de enero de 2009
17 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
El tiempo actual difiere mucho de aquel en que la Garbo estrenaba sus películas, pero lo que no ha cambiado es ese halo de misterio que la acompañaba. En El velo pintado encontramos también a la Garbo misteriosa pero al propio tiempo parece desvelarnos su lado humano y, a diferencia de otros trabajos suyos, nos encontramos de frente más con la mujer que con la diosa. En Grand Hotel era la divina. También en Ninotchka. En cambio en El velo pintado, del mismo modo que nos sucede en La reina Cristina, vemos a la mujer, la que siente, la que necesita sentirse amada, a la sueca en busca del fuego vital e imprescindible.

Y eso que la cosa empieza un tanto ñoña, con un cierto olor a Mujercitas, bodas, familia, padres despistados, madres a la antigua y sobre todo sueños de juventud, muchos sueños. Sueños de libertad, de lugares exóticos y de amores tan intensos como los de la clásica Verona. Pero pronto descubrimos que la película no va a desfilar por estos derroteros, sino que el inicio no es más que un punto de referencia con el que contrastar la realidad. El marido demasiado ocupado, la mujer demasiado sola, el diablo que sopla, las brasas que arden... Ya saben. La vida misma.

Y como fondo de pantalla la China milenaria, la del embrujo, la de los dragones, la de los bazares donde enamorarse. La China donde vivir un cuento de hadas que, como todos los cuentos de hadas se deshace al acabar la noche. Y el día vuelve a imponer sus corduras, sus reglas de juego, sus convencionalismos, sus qué dirán. ¿Y el amor? ¿Y las promesas? Se quedaron en el bulevar de los sueños rotos.

Es entonces cuando surge la Garbo, la verdadera Garbo, la que me parece una de las grandes artistas de todos los tiempos dando la justa y verdadera dimensión humana a su personaje. La obra base de Somerset Maugham ayuda y mucho. Pero Greta se nos hace divina por la humanidad que le infunde al personaje. A su lado, la interpretación de Herbert Marshall siendo magnífica queda minimizada. A esto se le llama, la fuerza de la diva.

Luego vendrán remakes, o si lo prefieren, otras versiones de la misma obra literaria que estarán muy bien. Pero esta versión es imprescindible.
FATHER CAPRIO
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
18 de junio de 2011
13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
La mayoría de los seres humanos vivimos con un grado, mayor o menor, de obnubilación. Es como si tuviéramos un velo delante de nuestros ojos que nos impide ver las cosas como realmente son. Percibimos, pero no vemos objetivamente; presentimos, sin lograr concretar lo que trasciende los sentidos; miramos, pero sólo podemos atrapar fragmentos de lo que está frente a nosotros. Condiciones como estas son las que confirman que, lo que tenemos a nuestro alcance, son simples ilusiones y no, en absoluto, la realidad.

Katrin, la bella protagonista de esta película -basada en la notable novela de W. Somerset Maugham-, se ha casado por asegurar su futuro, y no por complacer a su corazón, con el comprometido médico Walter Fane, un hombre humanitario con un espíritu de servicio que sobrepasa el límite de sus necesidades y deberes personales. Cuando juntos viajan a China en otra de las misiones filantrópicas del galeno, la vida en Hong Kong es para Katrin un ambiente de soledad… hasta que, en su camino, se cruza Jack Towsend, un hombre apuesto, amigo de su marido, y dispuesto a concederle el placer turístico que ella tanto anhela.

Es entonces, cuando un velo pintado, como aquellos que abundan en las viviendas chinas, envuelve los sentimientos de la egocéntrica Katrin y la hace sentirse atraída por aquel galán que la induce a seguir creyendo que ella es lo único que importa.

Hay aquí un hombre que siente amor por toda la humanidad y lleva muy hondo su espíritu de servicio; y hay otro hombre que, en un estado de incalculable crisis social, galantea y adula, y se afana por conquistar con su atractivo a la mujer del amigo.

La soledad es a veces una buena aliada, y el sopesar comportamientos puede llevar a la ocasión impostergable de descorrer el velo. ¿Lo hará Katrin?

Creo que, “EL VELO PINTADO”, es un filme más íntimo de lo que pudiera parecernos. Lo esencial en ésta, como en casi todas las obras de ese gran autor que fuera W. S. Maugham, es lo que subyace en el fondo, es esa fuerza espiritual que trasciende lo convencional y abre paso a un sentir y un entender que, sin remisión alguna, expande el camino hacia la Unicidad.

Maugham veía un poco más allá, pues había afrontado con entereza el sufrimiento; con afán de desentrañarlo, había recorrido el mundo de occidente a oriente y viceversa; había pisado el estiércol que te pone al nivel del más común de los humanos; y, sobre todo, había presentido que, lo que vemos y oímos, está constreñido por un velo pintado que, hasta no descorrerlo, se torna imposible aproximarse a la Realidad.

Notables actuaciones y una dirección muy acertada del polaco Richard Boleslawski, consolidan un filme que, algún día, tendrás que ver.
Luis Guillermo Cardona
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
13 de junio de 2014
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Greta Garbo era por entonces la gran estrella de la Metro Goldwyn Mayer y las películas que ella protagonizaba, generalmente con argumentos de origen literario, estaban por supuesto al servicio de la diva, edulcorado, cuando no modificado para el lucimiento de sus dotes artísticas – que no niego que los tuviera –, buscando siempre primeros planos glamurosos donde la estrella pudiera lucir su belleza y sus lágrimas, así como su singular vestuario. Quiero decir con esta introducción que no puedo aceptar que un argumento puede estar modelado al servicio de la estrella, pues debe ser en mi opinión, todo lo contrario, la objetividad de la narración debe prevalecer por encima de todo.

Así, “El velo pintado” de Boleslaski, un director discreto y servicial, es un film acartonado, excesivamente teatral y académico, basado muy vagamente en la novela homónima de William Somerset Maugham, a la que hacen un flaco favor. Recreando en estudio una China tópica y poco creíble de principios del siglo XX, sin exteriores, sin aventura, poco realista y nada convincente. La Garbo encarna a una esposa feliz y despistada que siguiendo al médico altruista que es su marido (Herbert Marshall), se trasladan a una China convulsa para ayudar sanitariamente al pueblo. Está tan atareado que no le dedica a su esposa el tiempo que ella merece, al tiempo que aparece un tercero en discordia, un agregado a la Embajada, que tiene el tiempo necesario para conquistar a la desconsolada Garbo “explicándole” la idiosincrasia del país.

Qué le vamos a hacer…, la película no me atrapó ni logré empatizar con los protagonistas, en mi opinión, muy relamidos y fuera de lugar. Afortunadamente existe una versión de esta excelente novela, infinitamente superior a esta película. Producida por el actor Edward Norton, que la protagoniza junto a Naomí Watts y fue dirigida en 2006 por John Curran. Una estupenda adaptación en la que el relato fluye armoniosamente y se deja ver con agrado, estupenda fotografía, esplendidos paisajes, maravillosa música, una versión mucho más acertada y convincente. Y es que el tiempo es un juez inmisericorde que deja a cada obra en su lugar.
Antonio Morales
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
24 de enero de 2022
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
De la versión de 2006, un medio especializado comentó que el relato se sentía distante, bueno yo opino lo mismo de la adaptación de 1934 que parece estar hecha a merced de Greta Garbo y nada más, buscando únicamente su lucimiento y mimándola con la cámara con unos reiterativos primerísimos primeros planos de su rostro. La acompañan George Brent y Herbert Marshall... el eterno marido cornudo.

No se trata de desvestir un santo para vestir otro, ni de salir con el típico "es que envejeció mal". No, la cinta está rodada con las comodidades y los presupuestos propios de la época, y teniendo a la gran diva no necesitaban de nada más. El público debe haberla disfrutado muchísimo. A mi, sin embargo me ha tocado la fibra la versión cinematográfica de John Curran, protagonizada por Edward Norton y Naomi Watts, no sólo porque me parezca mejor (que me lo parece), sino además debido a que la historia está mejor desarrollada, es cierto que es más extensa en metraje, pero también hace un uso espléndido del paisaje, otorga a ambos actores las mismas oportunidades de lucimiento y cierra de manera satisfactoria la historia.

En fin.
MarlaSinger
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
10 de agosto de 2008
5 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me sorprende la escasez de referencias a la versión del mismo título en blanco y negro interpretada, entre otros, por Greta Garbo en 1934. Para mi ésta, la antigua, es infinitamente superior a la nueva. Creo que la nueva en cuanto a interpretación y técnica tiene un encanto y una suavidad de los que tal vez careczca la otra. Pero la vieja es una bellísima fábula que nada más empezar arrastra y engancha al espectador. Quiero volver a verla. No estaría de más que la programaran en la digital. De nada.
Benito
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
1 2 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow