La sirena del Misisipi

"Ahora se lo que es el amor, ¿siempre duele así?" temina preguntando Catherine Deneuve en esta pasional película de Truffaut. El filme nos cuenta hasta donde puede llegar un hombre por amor, atrapado en la lujuria y la belleza de la mujer de Truffaut, nuevamente presentada como la mas adictiva de las emociones, irresistible y al mismo tiempo absolutamente destructiva. Pero el maestro siempre nos sorprende al final, haciendo que la mujer conozca finalmente el amor. Después de reducir a su víctima a la mínima expresión personal, social y económica, se ve reflejada en su propia miseria y fealdad interior, consiguiendo amar por primera vez, aunque sea como a cada instante mirándose al espejo. Adorable.

Película realizada por François Truffaut. Se basa en la novela "Waltz Into Darkness" (1947), de Cornell Woolrich (William Irish). Se rodó en escenarios naturales de Isla Reunión (Pacífico) y en Niza, Aix-en-Provence, Bouches-du-Rhône, Lyon y Alpes Marítimos (Francia), en 1968/69. Producida por Marcel Berbert y Truffaut, se estrenó el 18-VI-1969 (Francia).

La acción tiene lugar en Isla Reunión (Pacífico) y Francia, en 1968/69. Louis Mahé, joven y rico fabricante de cigarrillos, ha concertado matrimonio por carta con Julie Roussell. Ésta llega a Saint Denis (Reunión) en el trasatlántico "Mississippi Mermaid" y se casan sin demoras. Poco después Julie desaparece, tras robarle una gran suma de dinero.

La película combina drama, romance, misterio y cine "neo-noir". Narra la historia de un amor "fou", compulsivo, perturbador, absurdo y trágico. El realizador rinde nueva visita al tema que concentra sus preferencias, el amor humano. Lo hace con la pasión que tantas veces le lleva a explorar los aspectos más románticos, melodramáticos y desbordantes de las relaciones amorosas. En este caso su centro de atención es una relación de pareja que se mueve por una pasión arrebatadora, irracional, destructiva e inevitable. Los protagonistas viajan desde el equilibrio y la normalidad hacia la frialdad del sometimiento a un imperativo interior que dicta comportamientos pasivos de aceptación y resignación, o bien desde la frialdad aparente que oculta un pasado por olvidar hacia el mismo destino. El amor loco ("fou"), en esta ocasión, afecta a los dos protagonistas y se impone en ellos a lo largo de un proceso gradual que desde diferentes posiciones y por diferentes vías llega al mismo punto. El relato desborda suspense y misterio, que el film desgrana, lentamente e inteligentemente, en torno a unos personajes que a medida que descubren sus secretos plantean nuevas dudas e incertidumbres. El realizador sitúa la acción en escenarios cada vez más fríos y desolados, que permiten visualizar la progresión y la intensidad del drama. Investiga con lucidez las relaciones del amor "fou" con conductas destructivas, las emociones y el equilibrio mental. Incluye en un breve prólogo un fragmento de "La marsellesa" y un cartel de "Le caporal épinglé", films de Renoir, a quien dedica la obra. Incorpora citas cinéfilas explícitas ("Johnny Guitar" y evocaciones elípticas ("Vértigo", de Hitchcock).

La música, de Antoine Duhamel, consta de unos 15 fragmentos breves o muy breves, de composición orquestal, que inspiran expectación ("Espera de la novia desconocida"), incertidumbre ("La enigmática Julie"), tensión ("Confesión de Marion") o suspense ("Refugio y muerte en Provenza"), con un portentoso final agridulce ("Sufrimiento y entrega"). La fotografía ofrece una visión natural, realista y de colores suaves, que evita toda grandilocuencia. La interpetación de Deneuve, bellísima, distante y enigmática, es sobresaliente. Belmondo le da réplica a cierta distancia.

Para esta segunda adaptación de una novela de William Irish (Vals en la oscuridad)
Truffaut contó con un abultado presupuesto, de ahí que se permita desplazar al espectador hasta los lejanos territorios de ultra mar. La historia comienza en la isla francesa de La Reunión. Jean-Paul Belmondo da vida a Louis Mahé, un rico terrateniente de la industria del tabaco prometido por carta con Julie Roussel, a quien no conoce en persona. A su llegada a la isla Louis queda inmediatamente prendado por la belleza de Julie, una espectacular Catherine Deneuve. El idilio se romperá cuando la verdadera Julie se revele como una impostora que tras la boda huye con los fondos bancarios de su esposo. Louis la perseguirá hasta Francia con la intención de vengarse solo para descubrir que, a pesar de todo, no puede dejar de amarla. Los vaivenes emocionales están garantizados.

Aunque narrada en forma de thriller, La sirena del Mississippi ahonda en una de las temáticas predilectas de Truffaut, la de los límites de las relaciones amorosas. Su protagonista es arrastrado a la pobreza, la degradación, el crimen y finalmente la enfermedad por una mujer sin escrúpulos que solamente en última instancia deja un espacio para la duda. Así, los protagonistas son un terrible símil del amour fou, entendido como una pasión autodestructiva o un círculo vicioso. La misma película es un viaje cíclico del amor a la muerte y de la muerte al amor, del sol de los isleños a la nieve que todo lo envuelve en su engañosa pureza. Como no podía ser de otro modo, la sombra de Hitchcock planea sobre el film continuamente, especialmente en sus referencias a Vértigo. La versión de la novela que Michael Cristofer dirigió en 2001 (Pecado original) con Antonio Banderas y Angelina Jolie se queda muy lejos de la de Truffaut.

El universo poético de François Truffaut es mucho más complejo y más coherente de lo que muchas veces recordamos por las potentes imágenes que nos ha dejado impresas en la memoria. En realidad, desde el hombre en soledad, fuera de la sociedad o acosado por ella, arrebatado a la naturaleza, desgarrado o feliz, atrapado por el engranaje de la vida o dispuesto a realizar su sueño. El cineasta basándose en la comprensión y la ternura, ha realizado toda una reflexión poética y moral del hombre, en su relación con el mundo, con los demás y consigo mismo.

Esta es una película incomprendida de Truffaut que le dedicó a su admirado maestro Jean Renoir. Basada en una novela negra de William Irish, es el relato de una degradación por amor, una historia desgarrada de pasión compulsiva, desde un romanticismo fatalista y siniestro. Louis Mahé (Jean-Paul Belmondo) desde su vida acomodada pero anodina como gran hacendado en la isla de Reunión, colonia francesa en el Indico, conoce a una mujer por los anuncios clasificados y es arrojado al mundo de lo imprevisible, se va a encontrar a sí mismo en un destino inesperado, seducido por una mujer de una fascinante belleza, manipuladora a la que la vida le ha tratado mal, explotada por un gigoló, por lo que sólo intenta sobrevivir, sin tener tiempo para el amor. El cineasta sabe extraer a los actores lo mejor de ellos, mientras que algunos cineastas les gusta manipularlos, o mantener una relación de fuerza, a Truffaut le gusta la confianza, la colaboración respetuosa y transparente.

Truffaut le imprime a la historia una atmósfera “hitchcockiana”, de suspense y desasosiego en cuanto a la puesta en escena con las relaciones de la pareja, diálogos inolvidables en una sobria estructura narrativa, ese erotismo morboso que transmite Julie/Marion, la rubia y gélida (Catherine Deneuve), el personaje del inefable detective privado, que pone en peligro la huida de la pareja. Una película hermosa y turbadora, de una belleza visual asombrosa, que la vives desde la visión de Louis, un hombre enamorado y fascinado capaz de matar y dejarse morir por amor, capaz de renunciar a todo por permanecer junto a la mujer que adora, huyendo de la policía, previamente Truffaut nos da a conocer la sórdida historia que arrastra la impostora y aventurera Marion, calculadora y materialista, película deudora del cine negro americano que tanto influyó en el cineasta.

Otra adaptación del maestro Truffaut de un escritor americano de novela negra, en este caso el siempre interesante William Irish. Aunque en esta ocasión la lleve mas a su terreno , con claras influencias de hitckock, una paraja protagonista que se complementan perfectamente, un Belmondo alejado de sus típicos papeles de tipo duro y sobrado, aquí es un tipo anodino y gris, que por amor se sacrifica y tira su supuesta vida feliz por la borda, la siempre fascinante Catherine Denueve que borda su papel de mujer fatal, manipuladora y egoísta, aunque luego en un oportuno flash back se explique el porque de su actitud, lo que demuestra que las circunstancias y las experiencias que vivimos moldean nuestro carácter. Entretenido thriller de suspense y una bella historia de amor con ese savoir fare francés tan del gusto de algunos cinéfilos.