Los condenados

Me acabo de registrar después de casi 2 años accediendo a esta página. Me dejo guiar mucho por las críticas, y si bien tengo que decir que me he librado de bastante porquería, también es cierto que he disfrutado de muchos films que estaban destrozados por las críticas de esta página.
Sin querer meterme en el nivel intelectual de cada espectador, decir que este film es una película de bastante acción, muchas peleas (sin pasarse tampoco), una pequeña historia de amor, la cruda realidad por la cual a todos nos gusta la violencia a traves de la pantalla porque creemos que es ficción...hasta que la tenemos delante. Y como es un producto WWF, pues tiene mucho dinerillo invertido.
Esta pelicula le gustará a mi padre, mi vecino, mis amigos, mi tío, mi madre, mi hermana, mi cuñado....y al 90% de la gente que busca acción.
Tambien me gusto Zodiac, y el Laberinto del Fauno, El Ilusionista.....pero estas películas las drisfruto mucho.
Por si a alguien le interesa una crítica que no se basa solo en los actores, el guion, el director.....sino en el puro entretenimiento. Además tiene una gran banda sonora y la música original es de Graeme Revell.

Decía Confucio que cuando algo parece mierda, tiene el color de la mierda y huele como la mierda lo más probable es que sea mierda.

Esto es exactamente lo que le pasa a esta película, efectivamente es tan mala como parece, pero no sólo eso, sino que encima se intenta vender una especie de mensaje de crítica a la deshumanización de los mass media.

Lo que pasa es que Scott Wiper no es Peter Weir, Steve Austin no es Jim Carrey y desde luego esto no es el "Show de Truman". Lo que sí es, es una tomadura de pelo gigante perpetrada por cuatro amiguetes con pretensiones.

Y no, por más ritmo de videoclip que se ponga, por más música nu-metal y por más Vinnie Jones que salga no se mejora este infumable producto. Quizás deberían haberle preguntado algo al maestro Takeshi Kitano sobre violencia cruda, porque aquí está todo tan estilizado que no resulta ni creible ni angustioso.
Y lo que es peor, en ningún momento se siente empatía alguna por ninguno de los personajes; la sensación que transmite es la de "me importa un huevo lo que les pase a cada uno de ellos".

Quizás lo más acertado es el título, más que nada porque sin pretenderlo le da un toque irónico al film; sí los que sufrimas la condena somos nosostros, los que la hemos visto.

Lo mejor: Pero hay algo bueno?
Lo peor: Que no sólo sea mala sino tenga ínfulas de importancia.

Lo de tirar a unos cuantos individuos en una isla deshabitada del Pacífico Sur para que se maten entre ellos puede que fuera algo original hace una década, pero cuando ya hemos disfrutado y sufrido un puñado de films basados en la misma premisa, el argumento se torna algo más que trillado. A esto se le añade que uno de los contendientes de este particular "reality show" es un superhombre del ejercito de EEUU, motor para hacer factible la americanada en la que todo el mundo parece ser un cabrón de cuidado menos el yanky que es capaz de repartir cates a diestro y siniestro pero, eso sí, siempre por una buena causa.

En su favor decir que entretiene, aunque tampoco sea para tirar fuegos artificiales, y que intenta vagamente expresar un mensaje antiviolencia televisiva (¡a lo Haneke!) con más voluntad que éxito.

Hombre, entendámonos... de oscar no es, pero una peli de estas características, de acción , lo que busca es entretener. Yo siempre digo que hay que saber lo que se va a ver.
Y como bien dice un compañero, ésta es una peli que me ha gustado a mi, que le ha gustado a mi hermana, que le gustará a mi padre y a mi novio, a mi vecino...
Se deja ver, por tanto, siempre y cuando tu interés por verla no sea más que entretenerte un rato.

Curiosa, en principio con una pinta horrible, al estilo de las viejas mamarrachadas de Chuck Norris, pero se aproxima más a una película de acción de cierta enjundia. Eso no quita que siga siendo una pelí macarra, dirigida a un público que gusta de espectáculos más bien violentos y sin demasiadas inquietudes estéticas o éticas. Que maldita la falta que le hace, dicho sea de paso. Aunque la obra va empeorando por su previsibilidad a medida que transcurren los minutos, está narrada con solvencia, la mayoría de los cachas dan el pego y resulta de lo más entretenida. Además, apunta algunas cosas no originales pero sí interesantes, como la crítica a los reality shows televisivos, planteada de una manera bastante más cruda que la ya antigua “Perseguido”, con la novedad de que aquí la televisión es sustituida por Internet. Los malos cabrones son muy malos y muy cabrones, pero los buenos también tienen su mala leche. Lo peor, sin duda, el inevitable discursito patriotero yanqui. Lo mejor, la banda sonora y la pregunta que se plantea, nada baladí: ¿Quién es más culpable de que en los medios aparezcan espectáculos éticamente reprobables, quienes los producen y ponen en antena, o aquellos que permanecen horas pegados a las pantallas, ansiosos de más carnaza? No es “El gran carnaval”, pero como crítica a los medios versión pressing catch tiene su punto.