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Anti-Magic Academy (Serie de TV)

Serie de TV. Animación. Acción. Comedia. Drama. Fantástico Serie de TV (2015). 12 episodios. La trama está ambientada en un mundo donde los poderes mágicos están al borde de su desaparición. Antimagic Academy fue creada para entrenar a los inquisidores de la magia, aquellos que se encargarán de eliminar la amenaza de los poderes mágicos. En esta historia aparece Takeru Kusanagi, un estudiante de la academia y que pertenece a The 35th Test Platoon. The 35th Test Platoon es una banda donde acaban ... [+]
Críticas 1
Críticas ordenadas por utilidad
2 de agosto de 2017
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El grupo salvaje de Oka Otori, Ikaruga Suginami, Usagi Saionji, Mari Nikaido y Takeru Kusanagi aparece en formato de novela ligera en 2.012, de la mano de Fuyuki Yanagi, quien, después de "Baka wa Sekai wo Sukueru ka?", vuelve a unir los elementos que le dieron la fama: las historias (mitad humorísticas, mitad dramáticas) sobre estudiantes y la desviación a la plena fantasía.

En "Tai-mado Gakuen: 35.º Shiken Shotai" cristaliza ésto a un nivel de relato épico situando la historia en una especie de distopía donde seres increíbles (nigromantes, brujas, dragones, demonios, etc.) se están haciendo con el control del Planeta. Como tantas veces ha sucedido, a poco de publicarse, aparece su adaptación en cómic, finalizando curiosamente dos años antes, y cuando ésta última ha terminado, Silver Link anuncia la adaptación a anime, tal vez para dar publicidad a la segunda versión cómic que se produce desde otra compañía. El estilo de Yanagi encaja con los del diseñador y el dibujante/director Kosuke y Tomoyuki Kawamura, y nada más comenzar somos arrastrados al corazón de la acción, en pleno campo de batalla; sin embargo la serie no tarda en poner sus cartas sobre la mesa, para que no nos llamemos a engaño. El escenario que ha creado Yanagi, en pantalla plasmado con gran fuerza visual, en efecto mezcla un futuro de decadencia y a la vez de grandes avances tecnológicos, donde ciencia y magia coexisten de un modo tan hostil como recíproco, además con ciertas alusiones a elementos de mitología...pero para que al fan se le haga más llevadero también ha introducido humor, ya que los protagonistas (por enésima vez) son jóvenes estudiantes.

Y los encargados de, a partir de técnicas de combate y anti-magia, librar al Mundo de esas criaturas que lo están sumiendo en el caos. Se centra, claro, en el grupo con menor prestigio de la academia, para que rápidamente simpaticemos con ellos, algo que no es difícil gracias a los diseños "moe" y "kakkoi" y personalidades extravagantes de los personajes; el líder acapara la atención, con su "look" de samurái (muy conveniente llamándose Kusanagi, como la legendaria espada del folklore japonés) y de maneras nobles y abnegadas, pero resignado al fracaso (al igual que el Ikki de "Rakudai Kishi no Cavalry", a quien se asemeja; de hecho la misma Silver Link lanzó unos días antes esta serie, pero la novela original de Riku Misora es posterior a la de Yanagi...).
Aunque hemos de soportar trillados clichés, el suspense crece con la aparición de Otori, cínica renegada de la academia, y uno espera una profundización en su pasado, marcado por la pérdida de su familia a manos de las brujas (descritas como seres violentos y manipuladores). El anime, por desgracia, al acabarse antes que los formatos previos, no hace honor a su narrativa, así que todo lo referente a ella queda sin explicación; en su lugar se abren subtramas, de tragedias y traumas, sobre los demás. Debido a esta extraña maniobra del guión podrán evolucionar, gozar de su propia introspección y perder su condición de estereotipos...

Siendo la más efectiva la de Ikaruga (que trae recuerdos de "Brynhildr in the Darkness"). Pero al organizarse la serie en doce capítulos todo se despacha a demasiada velocidad como para asimilarlo, dando la sensación de quedar incompleto, y lo que es peor, abandonando las claves de la historia base (los miembros de la academia y su hazaña contra las amenazas demoníaco-fantásticas); estas historias íntimas revelan de mejor forma la encarnizada lucha y competencia entre las fuerzas de la magia y la ciencia y su dominio sobre una sociedad en ruinas, pero si esa era la intención del equipo de Kawamura mejor haberse extendido hasta más de veinte capítulos...
Y todo ello siguiendo la linealidad del "shojo", donde, al igual que el motivo del "harem", parece ser obligatorio colarnos momentos de puro "fan service", comedia absurda y carácteres estereotipados (los "-dere"), que salen de vez en cuando (para irritarnos, porque otra cosa no); incluso episodios enteros se desvían absolutamente del argumento (el clásico e infame "día de playa"), dando la serie un respiro al espectador antes de introducirse en arcos más escabrosos y oscuros. Esto viene a suceder en su último tramo, donde por fin se nos pone en conocimiento de la vida personal de Kusanagi.

Algo que desde luego, teniendo en cuenta la gran cantidad de subtramas y puntos fuertes que de repente aparecen y su gravedad, debería haberse tratado desde el principio; ahora todo pertenece a él y a su hermana Kiseki, mitad humana, mitad demonio, siendo consumido su espíritu por culpa de este gen maligno. Drama psicológico de impacto emocional, diseños más grotescos y atmósferas más violentas, otra tragedia familiar situada en un ambiente feudal, un amor incestuoso y el descubrimiento de varios linajes ancestrales de guerreros y demonios que une y enfrenta a los personajes.
Con una buena combinación del 2-D y el 3-D en un despliegue de acción frenético y diseños espectaculares (y cierto aroma de anime clásico: las sombras de "Akira", "Ai City" y "Elfen Lied" son alargadas), "Tai-mado" gana mucho llegado a este punto, y nuestros amigos del 35.º pelotón ya no parecen los niños detestables y superficiales del principio, sino héroes que se han endurecido y evolucionado a base de sufrimiento y de aprender el valor de las cosas. Lo malo: la inconclusión, que nada termina, que nada empieza realmente...

Hay una importante falta de desarrollo en los secundarios (el sacerdote nigromante, que no pasa de un aborrecible estorbo en lugar de un bien analizado enemigo) y otras historias, sobre todo las de Otori, la "tercera hermana" Suginami y los Relic Eater (quizás aguardando a ser tratadas en una segunda temporada que aún no ha visto la luz...).
Esos instantes donde retrocedemos a la infancia de Kusanagi merecerían ocupar su propia serie, por cierto.
Chris Jiménez
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