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El conde de Montecristo

Aventuras. Drama Tras pasar 13 años en prisión injustamente encarcelado, Edmundo Dantés logra fugar para maquinar una diabólica venganza contra sus enemigos. (FILMAFFINITY)
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Críticas 12
Críticas ordenadas por utilidad
26 de diciembre de 2008
19 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
La que es, quizás, la más conocida de las adaptaciones ha envejecido bastante bien. Vista hoy nos parecerán algo teatrales las actuaciones, algo imprecisos decorados y vestuario, algo libres las modificaciones y algo ingenua la dirección (mucho más que el guión). Pero entretener, entretiene.

Comparemos con las versiones cinematográficas más recientes. Como todas las hechas de duración inferior a las dos horas, ha tenido que unificar, cuando no eliminar, personajes, y ha tenido que centrarse en el hilo argumental de la venganza casi por completo. Todo comprensible, pero, en esta historia más que en ninguna, triste. Triste porque se ven obligados a prescindir de los matices más interesantes de Edmond, que afloran justo hacia el final, cuando, gracias al cariz que toman sus relaciones con varios de los personajes secundarios que aparecen en la novela, encuentra motivos para replantearse el perdón.
Estas versiones tienen también el defecto de la premura. Sobre todo al principio y al final, la sucesión de acontecimientos, el constante cambio de escenarios, hacen resollar al espectador, pero también le transmiten sensaciones contraproducentes como la incredulidad (p. ej.: la aparición acelerada de la princesa Haydèe en una fiesta en vez de en el juicio, o el juicio que se vuelve contra Villefort, que resulta ridículo y ni se acerca a la crudeza con que en el libro se trata a esa familia).

¿Qué os estoy tratando de decir con todo esto? Pues que la adaptación que pide la novela de Dumas requiere mucho más metraje. Algo así como el de la producción para la televisión del 98, donde sí da tiempo a paladear las mieles de la venganza y, también, de la redención.
jastarloa
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30 de mayo de 2013
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tres hombres se confabularon para llevarlo a prisión. El primero, buscaba una recompensa; el segundo, pretendía quedarse con la mujer que él amaba; y el tercero, quería hacerse con la capitanía del barco, “El Faraón”, que el moribundo capitán Leclerc le había delegado. Así, Edmond Dantès, el marinero de aquel barco que nadaba en aguas francesas, lo perdió todo… y luego tendría que pasar años de torturas, aislamiento y abandono total, mientras que aquellos infames hombres (Danglars, Montego y Villefort) se convertían en miembros de la aristocracia y en acaudalados representantes del Estado y de la sociedad.

Variación de la real historia vivida, en 1807, por el zapatero parisino François Picaud, quien, víctima de las intrigas de cuatro amigos celosos de la adinerada y bella mujer con la que iba a casarse, se confabularon para denunciarlo como espía al servicio de Inglaterra. Fue a la cárcel, y tras 18 años de prisión, vivió y actuó luego en forma semejante a como lo hace el célebre, Edmond Dantès.

Ésta es la génesis de una historia inmortal que, del puño y letra de Alexandre Dumas (ahora se afirma que el también escritor, Augusto Maquet, aportó notablemente a la novela y que Dumas, en ésta y otras ocasiones, le pagó para que no figurara su crédito), se publicó por primera vez y por entregas, entre 1845 y 1846. El hecho se inicia en el período histórico conocido como Los cien días del gobierno de Napoleón (1814), cuando el emperador ha perdido su imperio y ahora tan solo dominaba sobre los escasos kilómetros de la isla Elba.

Por su loable fuerza narrativa, la originalidad de los hechos, el poderoso drama que vive aquel hombre injustamente castigado y desarraigado de todos sus derechos; y especialmente, por la manera sabia y brillante como se ejecuta aquella venganza que, antes que avenirse con lo personal, se convierte en un acto de verdadera justicia contra la maldad que aún persiste y que sigue dañando a muchos seres humanos, <<EL CONDE DE MONTECRISTO>>, se convierte en una de las mayores y estimables novelas de todos los tiempos.

Con un brillante protagonismo de Robert Donat, el director Rowland V. Lee, nos ofrece un meritorio clásico del cine, en el que la puesta en escena, edición, fotografía, vestuario… nos complacen plenamente, pues no obstante las obligadas reducciones de la adaptación, logramos sentir a profundidad, el terrible drama y la poderosa fuerza de la justicia que brota luego con la voluntad del hombre y del universo.

Pesan grandemente las palabras que, el abad Faria, dice a Dantès en aquellos días de prisión mutua:
“Cuando salgas a la luz, no seas un vengativo jinete del apocalipsis, sino un ángel vengador haciendo la obra de Dios”.

Literaria y cinematográficamente, <<EL CONDE DE MONTECRISTO>>, es una obra maestra.
Luis Guillermo Cardona
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14 de abril de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me gusta escribir que una película es una obra maestra absoluta, aunque para el caso de "El conde de Montecristo", y como otras tantas en los años treinta, tenga que usar ese fastidioso complemento a una afirmación así: lo es, o lo fue, en su época.

Hay que intentar hacerse a la idea, el cine sonoro era prácticamente un bebé en pañales comparado con la historia del cine desde sus inicios, estamos en una época en la que todo era un empezar para cualquier género. Desde ese punto de vista esta película era la cima, era lo máximo a lo que podía aspirar una producción. Me imagino las salas de cine de entonces, los espectadores de entonces yendo a presenciar la historia de una venganza clásica. Creo que ellos, los espectadores de entonces, no podrían quedar más satisfechos.

Ya sabemos que siempre puede saltar la típica crítica que compara literatura con cine, que si faltan los matices de las letras, personajes, atmósferas... Caramba!! Una cosa es una cosa y otra es otra!!! Comparar es una tarea absurda!! Si conseguimos abstraernos de las letras lo que tenemos es una película enorme, con un personaje empujado a superarse para alcanzar su objetivo vital. Incluso vista hoy, que es lo que nos toca, sorprende por su frescura, llega a nosotros con mucha más potencia que la mayoría de producciones actuales.

Es cierto que el final de "El conde de Montecristo" es para quedarse pasmado, se resuelven en escasos minutos cuestiones que hoy precisarían de mucha más pausa y calma. Un duelo, un juicio, varias confesiones, unas vueltas de tuerca más... La velocidad con la que se acaba todo no es para estar contentos. Pero pese a ello el sabor de boca es excepcional. Una gran manera de olvidarse de todo, ver cine de calidad, la mejor manera de invertir nuestro tiempo con la que nos está cayendo.
Luisito
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26 de julio de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Empecé a mirar esta película esperando una profunda e interesante reflexión sobre la diferencia entre la venganza y la justicia, entre como se resuelve la dicotomía de intentar ser el intermediario de la justicia cuando se ha cultivado en nosotros el deseo de la venganza. Esperaba que la trama fuera el canal para reflexionar estos temas, y no al revés, que es como me ha acabado pareciendo.

Por eso creo que es un metraje muy interesante y recomendable, pero es solamente imprescindible para los amantes de V de Vendetta. Si vamos con la idea de que encontraremos una gran obra maestra nos llevaremos una decepción, porque el film peca de inocencia y superficialidad en su trasfondo, no nos aporta nada más que entretenimiento. Eso sí, es uno de los mejores entretenimientos, porque las vivencias de Dantés, el protagonista, se desenvuelven con fluidez y creando complicidad con el espectador, sorprendiéndole y emocionándole con algún que otro giro inesperado en la trama

Y para acabar, me gustaría puntualizar que lo que me parece más interesante es como evoluciona la relación entre Dantés y Mercedes. Mercedes pasa de tener un rol dominante, de jugar con la vulnerabilidad del joven marinero, a convertirse en una señora dependiente que espera a su príncipe azul, transformándose así en un personaje estático. ¿No habría sido mucho más interesante verla actuar, verla metiéndose en el meollo de forma directa? Vosotros diréis!
BMO
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2 de diciembre de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La larga peripecia carcelaria que imaginó Dumas para Dantés y su liberación posterior se convierten en un largometraje de magnífico lenguaje cinematográfico gracias a la mano de un muy inspirado Rowland V. Lee.

Se le puede poner el reparo de un ritmo irregular y un final precipitado pero hay que admitir que resulta casi imposible alcanzar el magistral diseño literario del autor francés.
Sin embargo, la capacidad del director estadounidense para transmitir la tensión y la angustia de la novela junto a escenas de gran brillantez confieren a la película un alto valor narrativo.

Su visión mantiene vigencia a pesar de las excepcionales versiones de esta obra que en años posteriores se llevaron a la pantalla.
ABSENTA
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