La mecánica de los fluidosMediometrajeDocumental

Los incels son unos personajillos tan penosos como inquietantes. El perfil es el de ese chaval solitario del recreo al que hasta los profesores tenían manía. Sin embargo, cuando, en un arranque de compasión, nos acercábamos a él para ofrecer algo de consuelo, éste reaccionaba con hostilidad, víctima de su propia burbuja.

Cualquiera que no esté encerrado en esa cámara anecoica puede ver la tragedia en su interior, como la veían todos menos el protagonista de la obra de Sófocles; también la directora de este corto, que, con una empatía que se adivina falsa desde el principio (en la zona spoilers explico por qué), decide insertarse ella misma en el relato para compartir espacio con ellos. A ver qué le cuentan.

El problema, claro, es que los incels, al igual que los terroristas y aquel chaval del recreo, no dialogan con el enemigo; así que, como le cuentan poco, ella decide montarse su propia película, en un ejercicio de ombliguismo conocido hoy como autoficción, y que consiste en utilizar un hecho o sujeto de ensayo reales como excusa para contar tus movidas. La autora exhibe así un hilo de ocurrencias propias acompañadas de citas más o menos relevantes de gente como Pizarnik y Sylvia Plath, que aquí no pintan un carajo, pero, eh, es su corto; y, total, los incels tampoco son tan interesantes.

Y tienes razón, Gala. Edipo está ya muy visto; pero también lo están los diarios íntimos narrados con voz en off e imágenes de archivo que lucen y suenan como el trabajo de fin de curso de un estudiante de Audiovisuales.