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News from Home

News from Home
1976 Bélgica
Documental, Intervenciones de: Chantal Akerman
7,5
626
Drama. Documental Imágenes de la ciudad de Nueva York y sus habitantes. Sobre esas imágenes oímos leer las cartas que la madre de la directora de la película le envía desde casa, en Europa. (FILMAFFINITY)
Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
5 de abril de 2016
32 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Chantal Akerman filma imágenes de la ciudad de Nueva York. Un paso de peatones, una calle poco transitada, otra abarrotada, un paseo en el metro, el exterior de un negocio, un paso subterráneo, un establecimiento de comida rápida...

Sobre estas imágenes, la cineasta narra las cartas que recibe desde su casa en Europa. En ellas, su madre le cuenta cómo les va en el Viejo Continente, le da consejos, le envía dinero y le pregunta cuándo volverá aunque sabe que no será pronto. "Lo más importante es que estés feliz" dice a menudo.


Imágenes compuestas de asfalto, hormigón, hierro, aluminio, plástico y madera. Grandes y pequeñas construcciones, quietas o en movimiento, frías o calientes, de seres vivos o de objetos inanimados. La imagen es lo concreto, lo tangible, lo instantáneo, la insípida y seca realidad.

Sonidos que forman palabras, palabras en francés que hablan de otra vida, de otra gente en otro lugar. Palabras que hablan de otro tiempo, en otras circunstancias. Palabras llenas de tristeza por la ausencia del ser querido y de infinita alegría por su felicidad. La palabra es lo abstracto, lo intangible, lo esquivo, lo inaprensible, el ilusorio e inalcanzable recuerdo.


La imagen es el presente.
La palabra es el eco del pasado.

Las imágenes de «News from Home», por sí mismas, no valen nada. Las misivas desde Francia, por sí mismas, no tienen mayor interés que el valor emocional pueda encontrar en ellas quien las recibe. No es la grandeza de las partes, es la belleza del conjunto. Pocas cosas más hermosas he podido experimentar como la emocionante reacción que surge de combinar la imagen seca, fría y muerta del presente con la tierna voz del pasado que en la oscuridad de una lluviosa calle de Manhattan susurra:

«Escribe pronto, por favor. Estamos orgullosos de ti».
AlvaroFaure
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26 de diciembre de 2023
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Disociando entorno. Desde fuera, el allí. Oleadas de calor leído, que como una llama, oscila entre el ruido, el metal y la piedra. Intimidad. Aventura en proyección. Aliento confortable mientras vives.

Sobre donde sientes, sobre donde aprendes... Sobre... Donde... Distancias literales, tiempos relativos. Raices, alas y vínculos naturales. Estructurando sentimientos. Experimentando. Retratando. Creando. Protagonizando.
La puerta de Tannhäuser
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20 de marzo de 2020
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre me han fascinado las grabaciones de vídeo antiguas.
Con el paso del tiempo, aunque en ellas "nada" esté sucediendo, estamos hablando de un mensaje en una botella, lanzado a un océano de décadas, para quien quiera recibirlo.
¿Qué está haciendo ese de ahí? ¿Ese coche ha dado la vuelta para evitar al cámara? ¿Cómo debía de ser la temperatura ese día?
Nunca se sabrá, y ahí está la gracia.

'News from Home', en ese sentido, es un festín de "nada" en la Nueva York del 77.
Rugiente y ajetreada, como en tantas películas se ha visto, pero también perezosa, distraída... veraniega en un extraño sentido... permeada por gentes yendo a algún lado, o que miran el tendido.
Y, contra ese tapiz, cartas de una madre preocupada.
Noticias de casa, que estrellan su entrañable pedazo de vida contra ese puerto raramente solemne, que aún así ajeno a ellas permanece.

Es un experimento, en toda la extensión de la palabra, y dependerá de ti si te atrapa.
A mí a veces, alguna frase, algún fragmento que te pilla desprevenido y se complementa con lo que ocurre en la indiferente calzada... como una ola hermosa que se ve en el espigón de la costa.
Otras veces, simplemente me quedo mirando esas caras, esas actitudes, que llevarán muertas algunos años, o ni siquiera sabrán que están inmortalizados en este documental.

Supongo, que para la directora Chantal Akerman era difícil ver que estaba en Nueva York, dentro de esa ciudad legendaria.
Y estos fragmentos sirven para alejarse de esa idea atractiva, para distanciarse del momento y juzgar los hechos como lo que fueron: una vida más, con sus dramas y alegrías, en aquel 77. No más extraordinaria que otras, no menos especial.
Las palabras en papel la llenaban de sentimientos, y susurradas a la ciudad se quedan como cálidos fragmentos de importancia difusa.
Ver humanidad en su conjunto (tirando entre el pasado que dejamos atrás y el presente más inmediato) es lo que tiene, que todo se relativiza y vuelve importante en su justa medida.

Para quién quiera experimentarlo, ahí permanece esta pieza.
Charles
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7 de marzo de 2024
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando terminé de ver “News from Home” me dije, ay, Chantal, si supieras cuánto te entiendo.

Este film documenta la estancia de Chantal Akerman en Nueva York a principios de los setenta. Con la complicidad de Babette Mangolte, su directora de fotografía en esa etapa, se compone únicamente de imágenes de la ciudad, siempre en barrios periféricos, con sonido ambiente y texturas frecuentemente de primeras o últimas horas: fachadas, calles, coches, transeúntes, gente en locales, en el interior de los vagones del metro o esperando en el andén… Todo ello punteado sin embargo con la voz en off que lee una veintena de cartas que la madre de Akerman le enviaba, contándole cómo iban las cosas por casa y preocupándose por cómo le iba a ella y añorando que le contestara y le contara más cosas.

Las tomas tienden a ser largas y se percibe una cierta progresión del estatismo a las panorámicas, para culminar en extensos travellings laterales y un plano final de despedida –y que tiene para un servidor la misma intensidad extática que los que cierran “El tercer hombre” o “El intendente Sansho”– desde un barco que se aleja lentamente del brumoso ‘skyline’, en una estampa casi abstracta.

Nada más hay. Parecería que la película no debiera satisfacer más que una fría curiosidad como testimonio de un lugar y un momento histórico. Y, sin embargo, algo sucedió allí, en esas imágenes, en esa mixtura con la voz lectora, para que me sintiera misteriosamente sobrecogido. ¿Qué fue?

Quizás resulte provechosa la analogía con la pintura. Van Gogh, por ejemplo, mi pintor favorito. Me gusta definir el arte como el estremecimiento del alma. Esto, que jamás sabría relatar con palabras, es lo que vivo ante sus cuadros. Como con la música, carezco de los suficientes conocimientos teóricos sobre pintura como para sentirme capacitado para “analizarla”. Es una respuesta más bien sensorial, intuitiva. ¿Por qué, entonces, Van Gogh me atrapa y me conmueve de esta manera y otros no? Mi hipótesis es que el arte es también y ante todo una comunicación entre sensibilidades. Veo al artista como alguien con un mundo interior (ya sean ideas, emociones, sentimientos, valores, turbulencias, conflictos, demonios…) y un talento innato para “crear” de la nada algo que, en última instancia, comunica ese mundo. Y al espectador como alguien dotado de una especie de radar que capta cuando en ese mundo ajeno hay cosas de su propio mundo interno. De ahí la punzada en el corazón. La obra como autorretrato y, cuando me afecta de la manera que lo hace, es porque siento en ella retazos de mi autorretrato. Las críticas de cine, por cierto, son también autorretratos.

Soy también de la firme y extendida convicción que cuando, en la medida de cada uno, creamos algo, no escogemos en realidad los temas, son ellos los que nos escogen a nosotros. En el libro colectivo “Grandes Temas del Western” (Dolmen, 2020) en el que participé, de una treintena de posibilidades escogí escribir los capítulos sobre la Soledad y la Familia. De lo que habla “News from Home” es de la soledad y la familia.

Este aparente documental es también un autorretrato. Oblicuo, indirecto, nostálgico, a través de presencias y ausencias y a través de la mirada, de una determinada mirada. Contemplamos en la pantalla seres anónimos como destellos fugaces. Y, sin embargo, es en la forma escogida de mirarlos (esa y no otra, con su construcción y duración) que se delata una suerte de empatía, de comprensión, de identificación. Chantal me hace sentir que yo también podría ser –soy– uno de ellos. Y, a su vez, siento que yo miro el mundo que me rodea de una manera muy parecida a cómo ella lo hace. Abarcando, dejando que lo mirado respire, para poder fijarme en los detalles y aprehender.

Hablo de la vida, pero incluso en sentido literal, con una cámara en mano, así es también. En todos los pequeños viajes de verano que he tenido la suerte de realizar, he ido siempre con mi cámara de vídeo (y después en casa hago un montaje, con músicas y demás). Son solo álbumes personales de recuerdos donde registro lo emblemático, los monumentos, las catedrales… pero también gusto de fijarme con un tempo reposado en rostros, paseantes, flores, destellos de luz sobre el agua o filtrándose entre las ramas (¡sentí tan próxima “Perfect Days”, de Wenders!). Siempre he sostenido, por lo demás, que lo mejor de viajar es que al final se regresa a casa.

Pero si algo he podido comprobar es que en la actitud contemplativa es donde, como de la nada y sin aviso, puede brotar la magia. Así surgió el plano más bellamente enigmático que he filmado nunca. Hace años, en un parque de Bruselas observé sobre un banco un viejo libro de bolsillo (empezaba esa moda poética de convertir determinados rincones en espacio de anónimo intercambio). Justo al enfocarlo y pulsar el ‘play’, una súbita ráfaga de viento lo abrió e hizo pasar sus páginas, hasta que cesó y el libro volvió a cerrarse. Ford necesitó ventiladores para que se alzara al cielo el velo de novia de Maureen O’Hara en “¡Qué verde era mi valle!” y Tarkovsky un helicóptero para que danzara la vegetación en “El espejo”. El cine y el arte construyen mediante el artificio la ilusión de lo mágico, pero la magia auténtica, aunque parezca un contrasentido, se halla en la vida real. No hay que salir a buscarla, acude a nosotros cuando estamos predispuestos a ver. Muchas veces, quizás la mayor parte del tiempo, miramos y no vemos. Ver es saber mirar y, como se dice en “Canción de cuna”, de Garci, saber mirar es saber amar.

Hay en “News from Home” una cierta forma de amor porque hay una cierta forma de mirar. Y yo amo el cine de Chantal Akerman porque reclama nuestra mirada para invitarnos a ver.
Quim Casals
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