Testigo ocular

Vista dos veces en mi vida, la primera de ellas tendría la edad del protagonista del filme y la vi en un cine inmenso. Esto pensé de ella:

"Muy maja cinta de intriga y suspense.
El clímax está muy bien conseguido, llegando incluso a apasionar.
Puede que no sea muy buena en cuanto a dirección, etc, pero engancha al público, y eso es lo importante".

Vista por segunda vez, en octubre de 2021 mi impresión es esta:

"Más o menos lo mismo, salvo algunas puntualizaciones, como que el protagonista, Mark Lester, sale en pantalla menos de lo que recordaba. Pensaba que era el protagonista absoluto y veo que no, que las escenas más impactantes ocurren con él en pantalla pero es más bien coral, con gran protagonismo para, por ejemplo, el abuelo, magníficamente interpretado por el siempre excelente Lionel Jeffries.
Pero la película me sigue gustando por la dosificación de sus elementos y detalles y por mantener la atención de forma constante gracias a un buen guión de Ronald Harwood, que adapta la novela de Mark Hebben. Además, observo que no se escatima en crueldad, con alguna escena que hoy casi seguro que no se podría rodar al estar considerada "políticamente incorrecta". Gracias a Dios eran otros tiempos.
Está bastante bien y el paso del tiempo no le ha hecho mella.

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Un niño de doce años con una imaginación desbordante se convierte en testigo involuntario de un magnicidio. Los conspiradores son dos policías que no dudarán en eliminar a todos aquellos que se interpongan en su camino en la búsqueda del crío para liquidarlo.

El joven Mark Lester (Oliver, Fahrenheit 451) encarna con toda propiedad este thriller de acción y suspense rodado en Malta, de ritmo frenético y tensión constante, bien dirigido por el siempre interesante John Hough.

No me esperaba nada del otro mundo y me encuentro con un film muy respetable y digno que mantiene mi atención durante su escasa hora y media.