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Cinco tardes

Drama. Romance Narra la historia de amor de una pareja separada por la Segunda Guerra Mundial, que se encuentra de nuevo tras 18 años. (FILMAFFINITY)
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
2 de junio de 2013
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Cinco tardes” es una de las diez mejores y más bellas películas que vi en mi vida, y he visto muchas. Es la historia de un amor…y la historia del reencuentro entre Sasha y Tamara después del desastre de la guerra.- Rusia-un edificio-habitaciones comunitario-economía agonizante-y…volver con la frente marchita… “…sentir que es un soplo la vida,
que veinte años no es nada
que febril la mirada
errante en las sombras
te busca y te nombra…” y así fue en ese marco de encuentros, secretos revelados, mentiras ahogadas prontas a desahogar, metas incompletas, los restos que deja una guerra- miseria, miedo y mucha redención, el casi culpable descanso y el deseo ferviente que nunca más “vuelva para llevarse todo nuevamente” . Acá Sasha toca la guitarra y canta una hermosa canción, mientras Tamara lo escucha en otra habitación… (lamentablemente no tiene subtítulos) pero es alusiva a la nostalgia, según recuerdo. Hoy encuentro, esta parte, tan emotiva, en youtube y las diez o más veces que vi la película no alcanzaron para tener ganas de verla otra vez. Es muy bella, como todas las de NIKITA MIJALKOV. Conserva la estructura teatral (cinco tardes-cinco actos) con una adaptación “de los dioses”, dentro de un ambiente minimalista, despojado de intentos por disimular la sumisión al trabajo para subsistir y tener lo indispensable; porque cualquier esfuerzo y cualquier sacrificio, no se asemeja siquiera, a la devastación y al dolor inexplicable de la guerra, así Tamara agradece lo que tiene, que es poco pero seguro, aunque la explotación sea mucha. Tanta monotonía amarga y agradecida, se despeja con la llegada de Sasha, El espectacular guion es un tema aparte, también lo es la fotografía y…MIJALKOV !!
Rimbaudiana
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22 de junio de 2022
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Regreso de un olvido mentiroso. Pesares del injusto momento. Lágrimas secas y plegarias enmudecidas. Culpas pendientes. Remordimientos de amor abandonado. Deseos de volver a vivir. Volver en esencia y seguir en presencia.

Mikhalkov escenifica el reproche propio y se entristece por el tiempo desaprovechado. Maneja personajes con cargas emocionales demasiado pesadas y las obliga a contenerse.

El precioso ver como evoluciona la historia en entornos estancados. "Cinco tardes" es el desahogo del reprimido. El respiro del alma encadenada.

Una obra en sepia que esconde un amplísimo abanico de colores.
La puerta de Tannhäuser
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8 de noviembre de 2018
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando uno decide escribir, lo primero que debe asumir es una actitud Responsable, dada la subjetividad que solemos involucrar en nuestras opiniones; quiero decir, en lo que escribimos cuenta nuestra formación y nuestra ideología; pesan nuestros sentimientos, el aprecio o poca estima que tengamos por cierto director o actor (actriz) y también el interés o repugnancia que sintamos por determinados temas. Huelga decir que pesa nuestro estado emocional al momento de tomar el lápiz o sentarnos frente al teclado, y ya ustedes lo saben, tampoco es lo mismo sentarse a ver una película -o a leer un libro- cuando nos sentimos agobiados, molestos o preocupados (casos en que nos falta concentración, estamos prevenidos y nos volvemos intolerantes), que cuando estamos en paz, cómodos y relajados (donde la entrega es plena, la disposición anímica condescendiente y el alma fluye generosamente).

En el primer estado, es muy fácil que seamos jueces implacables, y en el segundo, el buen humor nos vuelve flexibles y adaptables. Por eso, cuando cierta obra literaria o cinematográfica -considerada de calidad por gente calificada-, no logra convencernos en la primera ocasión, es bueno -y necesario- considerar el estado emocional que tuvimos al estar frente a ella, y dado el caso, darnos otra oportunidad de releerla o verla de nuevo, antes de emitir un juicio que va a hacerse público. Sin responsabilidad, las palabras que emitimos, un día cualquiera quizás nos avergüencen.

Hecha esta reflexión, tras haber visto “CINCO TARDES” (Пять вечеров) con un estado de ánimo que, enseguida consideré inadecuado, me guardé mi opinión hasta darle un justo visionado -verla en un estado de equilibrio y con el humor en alto- y ahora, con claridad, puedo expresar lo que sentí.

La película está basada en la obra homónima que, Aleksandr Volodin (1919-2001), publicara en 1959 y estrenara en el teatro Bolshoi, y ahora, con guion de Aleksandr Adabashyan y Nikita Mikhalkov, éste se encargó también de la dirección cinematográfica y Adabashyan representó a Timofeyev, el amigo que no cree que la amistad deba incluir las mentiras.

Mikhalkov no hace esfuerzo alguno por sobrepasar el origen teatral de la historia y la película se desenvuelve en tomas muy largas, a veces con planos generales y otras con cámara en mano, haciendo que éste sea un filme bastante austero, pero, no por ello falto de interés. La mayor parte, se rodó con cinta monocromática de tonalidad ocre, pero, se me hace que esto tiene que ver con la remembranza del autor (Volodin) más que con recuerdos que se den dentro de la historia, pues, ésta transcurre en tiempo cronológico en el año 1958.

Lo mejor, son sin duda sus personajes protagónicos, pues, en ese reencuentro que sostienen en tiempos de posguerra, todo lo que pareciera estar en el olvido va resurgiendo de manera muy interesante en sus mentes y en sus corazones. Aleksandr Pretrovich Ilijn, pretende ofrecer una imagen exitosa de su vida, y Tamara se muestra tal cual es ahora, confesando que es contramaestre en una fábrica de zapatos.

Para Ilijn, será como empezar de nuevo, y para ella, se trata de ir hilvanando recuerdos hasta redescubrir, quizás, la clase de hombre que tuvo a su lado. Ahora, hace las veces de madre de un joven adolescente (Slava) hijo de un hermano que murió en la guerra, y no quiere, en ningún momento, que Aleksandr piense que vivió para extrañarlo. Los personajes son muy controlados, todo fluye desde el interior y hay que ir leyendo entre líneas y gestos lo que reservan sus amorosas almas (el momento en que Tamara cae en cuenta que estuvo con rulos durante el primer reencuentro o cuando impide que Aleksandr decida en su casa, aunque sea para celebrar, son muy significativos).

Lyudmila Gurshenko y Stanislav Lyubshin, están muy bien puestos en sus respectivos papeles y lo que van a darnos es una lección de carácter donde, el amor, quizás pueda ocupar su indispensable lugar. ¡Ah, y observen bien a la particular pareja que se aparece con ánimo de ver la televisión!

“CINCO TARDES”, sirve para ahondar en el conocimiento humano.
Luis Guillermo Cardona
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